Sobre ser mujer y la comisión 8 de Marzo
Sobre ser mujer y la comisión 8 de Marzo
Hace unos días tuve la maravillosa suerte de toparme con una publicación de nuestras vecinas pero no amigas de la Comisión 8 de Marzo Cantabria. En este escueto comunicado agradecen a Najat El Hachmi la publicación de un texto tránsfobo. Es una suerte, como digo, porque siempre es positivo que se vayan cayendo las caretas. Hay que tener muy claro cuál de las ovejas es el lobo disfrazado porque si no te comen y no lo ves venir. Un poco más adelante me centraré en la Comisión y en cómo cualquier feminista que entienda lo que significa serlo consideraría una vergüenza publicar y aplaudir un texto como el que escribe nuestra querida Najat. Pero hablemos del texto en sí mismo, que si ha sido publicado es que aporta algo interesante a la cuestión, ¿no?
Se titula “se traspasa género” lo que de primeras es curioso viniendo de alguien que en anteriores artículos ha expresado su disconformidad con la diferencia de sexo y género considerando “obvio” el ideario TERF.
El texto comienza con la frase “Yo a los hombres que dicen ser mujeres”, lo que es una muestra de transfobia flagrante y que, al ser aplaudido por la comisión 8 de Marzo, nos lleva a pensar que, como plataforma, no son lo que se dice amables con la comunidad LGBTQ. Y continúa: “...les traspaso con gusto todo lo que ellos creen que es la feminidad”. Generosamente, procede a hacer una lista de lo que Najat considera que nosotras consideramos la feminidad. Es un listado de treinta y nueve conceptos, que se dice pronto, (¡Treinta y nueve en el mismo párrafo!) y que parecen sacados de la guía de la buena mujer que escribió la sección femenina de la Falange Española unos cuantos añitos de que Najat y yo hubiésemos nacido.
No sé en qué momento ha llegado a la conclusión nuestra querida escritora de que todo esto es de obligado cumplimiento para las mujeres trans pero de las casi cuarenta cosas que opina que consideramos la feminidad solo cumplo cuatro. (¡Al final va a tener razón y me tienen que quitar el carné de mujer!) Y bueno, igual ni siquiera cuatro porque a mi los tangas que uso no se me clavan en la carne, es cuestión de acertar con la talla.
Las mujeres trans, al igual que el resto de mujeres, somos cada una un mundo. Las habemos princesas de cuento delicadas, contoneantes y etéreas; y también las habemos más burras que tirar de un arado con los dientes. Y entre esos dos extremos cabemos todas y eso es lo bonito de la diversidad. Todas somos mujeres, cis o trans, sea cual sea nuestra orientación sexual o nuestro color de piel, y este abanico de posibilidades genera un mundo mucho más
interesante y completo, lejos de la uniformidad gris y mediocre que persiguen ciertas ideologías. Pero dejemos eso para más adelante porque tenemos otro párrafo que comentar.
En el segundo párrafo nuestra escritora nos lista las cosas que ella considera que son parte de la feminidad y que, también generosamente (aunque detecto cierta inquina, igual tenía Marte en retrógrado) nos traspasa. En esta lista hay cosas tan variopintas como: “cocinar gratis”, “parir un hijo detrás de otro”, “hacer las tareas más ingratas por salarios miserables”, “que te mutilen para que no tengas orgasmos”, “ser desheredada por la ley” y muchas más lindezas que, desgraciadamente sufrimos las mujeres. Este segundo listado está compuesto por un total de treinta y dos actos horribles a los que el sistema heteropatriarcal somete a las mujeres a lo largo y ancho del mundo. Dos de estos deleznables actos consisten en parir. Es cierto que las mujeres trans no tenemos útero, no podemos dar a luz. Aunque tampoco pueden las mujeres que tienen útero hostil, ovarios poliquísticos graves, les han extirpado el útero por cáncer u otras enfermedades, etcétera. Así que voy a obviar estas dos cosas.
Nos queda el redondito número de treinta desgracias que sufren, en teoría, sólo las mujeres “biológicas” (lo pongo entre comillas porque aunque algunas tengamos pene seguimos siendo organismos biológicos, que yo sepa). Bueno, pues todas y cada una de las treinta torturas que nos expone la buena de Najat las sufrimos también las mujeres trans.
Sí, también nos violan. Sí, también cobramos menos. Sí, también nos vemos abocadas a la prostitución para sobrevivir muchas veces. Sí, también nos mutilan y nos pegan, nos cosifican y nos esclavizan. Sí, también estamos desheredadas por la ley en casi todo el mundo y personas como Najat intentan que nos deshereden también aquí nada más ser incluidas en la ley. Sí, somos madres y esposas y hermanas e hijas. Y sí, sufrimos el patriarcado como cualquiera de nuestras hermanas cis.
Sí, a nosotras no sólo nos consideran infrahumanos desde el patriarcado sino que también quienes deberían luchar a nuestro lado, algunas que se denominan feministas pero solo luchan por las mujeres que les interesan, también nos consideran inferiores. Me gustaría decirle a mi queridísima Najat, si algún día me lee, que tenga cuidado con quién apoya porque primero van a por nosotras, después a por las lesbianas y las bisexuales pero las siguientes son las mujeres migrantes. Y a esas personas que tanto apoyo logístico y económico están dando al movimiento TERF no les importa lo que ponga en tu DNI, mirarán el color de tu piel, tu nombre y el de tus padres y harán lo único que saben hacer: atacar lo diferente y lo minoritario para sentirse grandes siendo muy pequeños.
Pero hablemos de la Comisión 8 de Marzo que me he ido un poco por las ramas. La comisión no es una organización sino una plataforma aglutinadora de colectivos tanto políticos como del tejido asociativo de Cantabria que se consideran feministas. Esto incluye partidos políticos, sindicatos y asociaciones feministas de Cantabria. Es decir que la plataforma en realidad no tiene valor por sí misma sino por quiénes la forman. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Están en Podemos, en Izquierda Unida, en el PSOE, en CC.OO y en todas entidades y las asociaciones que forman parte de la Comisión de acuerdo y alineados con este mensaje tránsfobo? Porque igual a estos partidos, sindicatos y asociaciones no les interesa que se les asocie con este mensaje o peor aún, que se lance este mensaje en su nombre.
Aparentemente quienes están al volante de la comisión son marcadamente transodiantes y están orgullosas de mostrarlo públicamente en sus redes pero todos estos partidos, sindicatos y asociaciones que están tras ellas quizá no estén al tanto de lo que supuestamente están apoyando. Harían bien en controlar lo que apoyan y lo que no porque cuando la comisión termine de radicalizarse les va a salpicar a todos los que están dentro y no han hecho nada para frenar la deriva tránsfoba y ultraderechista que está tomando una plataforma que debería luchar por los derechos de todas las mujeres y no solo de algunas.
Como conclusión, y para no terminar con un tono pesimista, aparte de recordar a los partidos que estaría bien que supiesen con quien se acuestan, quiero hacer hincapié en que las terfas no son más que cuatro gatos reaccionarios que hacen mucho ruido. De alguna manera consiguen estar en puestos de aparente poder pero que en realidad lo único que tienen son atalayas desde las que gritar sus penosas consignas a una multitud a la que dan igual. Pero su mensaje es dañino sobre todo para les jóvenes trans que perciben el entorno
como hostil y tienen que encerrarse en si mismes y mentir como hemos tenido que hacer tantes de nosotres. Ya vieron el 8M que podemos presentar batalla y lo seguirán viendo hasta que dejen sus posturas retrógradas.
Toda persona que abogue por quitarnos derechos se encontrará con que no somos ni tan delicades ni tan tontes.