De Santoña a Guinea Ecuatorial, un paseo colonial

DE SANTOÑA A GUINEA ECUATORIAL, UN PASEO COLONIAL

Guinea Ecuatorial nunca ha sido noticia en el estado español. A lo largo de la historia colonial, ha pasado desapercibida no siendo esta una cuestión casual, sino una decisión política. Sin embargo, actualmente la “antigua” colonia española está siendo noticia en la prensa oficial debido a cuestiones como la condición longeva de más de 40 años del régimen de Obiang, el embargo al hijo de Obiang, acusado de torturas, con casas en Toledo, Barcelona y Marbella, la acusación de Obiang al gobierno español de entrometerse en sus asuntos por investigar el presunto secuestro de opositores españoles a su régimen, o la muerte el pasado mes de enero de uno de estos opositores en la cárcel. Pero se hace necesario, al menos desde el desconocimiento, indagar algo más para poder leer dichas noticias con suficiente cercanía y perspectiva.

El proceso de colonización española comienza en el siglo XVIII de forma paulatina, relevando a la corona portuguesa y con una etapa de dominación británico-española. El 20 de Junio de 1861 se hace pública la real orden que convierte a Guinea Ecuatorial en un presidio español. El 30 de julio 1959 el país adopta oficialmente el nombre de Guinea Española y organizada en dos provincias: Fernando Poó y Río Muni.Naturalmente, y aunque resulte obvio, este proceso histórico abarca una complejidad mucho mayor que unas cuántas fechas.

El 12 de Octubre de 1968, Francisco Macías Nguema, del partido Idea Popular de Guinea Ecuatorial fue elegido primer presidente constitucional de la República. Se declara la independencia de Guinea Ecuatorial. Una independencia marcada por diversas perspectivas e intereses, tanto desde los intereses españoles e internacionales, como desde una hetereogénea subversión anticolonial gestada poco a poco desde los años 40. Una independencia marcada por este clamor guineano a la vez que por una realidad colonial generalizada en la que España no podía seguir manteniendo la colonia, quisiese o no, si quería seguir preservando sus capitales e inversiones allí. El proceso de descolonización generalizado desde la metrópoli europea pesaba más que la cerrazón de una parte del gobierno español, empeñado en preservar la colonia de manera clásica y permanente.
Después de 11 años de dictadura de Macías, el 3 de agosto de 1979, Teodoro Obiang, el actual jefe de estado de Guinea, se levantó contra su tío Macías en un golpe de estado que acabó con la vida del entonces dictador. Si hubo algo que Obiang supo imitar de su pariente, esa fue la violación de derechos humanos o, mejor dicho, el ejercicio explícito de la violencia de estado.

Al contrario de la versión oficial con sus relatos de trasfondo racista y colonial, que presenta esta sucesión de dictadores como fruto de una sociedad abandonada por España e incapaz de tomar las riendas de su destino, no son pocas las voces guineanas que afirman que la independencia a día de hoy no ha llegado. Guinea Ecuatorial es un territorio rico en materias primas que a lo largo de la historia han estado en el punto de mira de portugueses, españoles, británicos, de la Unión Soviética y de los Estados Unidos, de tal manera que es simplista y tramposo entender estos procesos dictatoriales desde finales de los 60 hasta la
actualidad de manera desligada a dichos intereses geopolíticos. Donato Ndongo es una de las personas más conocidas de la oposición al régimen de Obiang. En su publicación “Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial” profundiza al detalle en todo el proceso colonial
de su tierra. Y actualmente en artículos como “Guinea Ecuatorial, la dictadura olvidada: “En España hay gente muy poderosa que sostiene la tiranía de Obiang”-2022- establece vínculos entre Obiang y ciertos mandatorios del estado español. De hecho, nos parece una importante fuente para entender la responsabilidad española desde el Siglo XVIII hasta 1968 y en adelante. Sin embargo no es la única, ya que en el estado español existe un movimiento panafricanista bastante crítico con la intelectualidad guineana, centrado en ampliar la crítica, señalando la dominación cultural, el sistema educativo y el borrado de la memoria anticolonial, no limitándose a señalar la responsabilidad colonial en la represión política y la explotación económica ni rescatando aspectos positivos en la colonización.

Muchos fueron los personajes influyentes en este proceso de participación española en el histórico expolio al continente africano que conecta con nuestro presente bajo el paraguas de nuevos métodos extractivos, pero nos hemos querido centrar en uno de ellos.

Carrero Blanco, ese buen ciudadano santoñés.

Imagen extraída de https://graccusthink.blogspot.com/2018/10/la-independencia-de-guinea-equatorial.html

Durante el periodo colonial y en años de dictadura franquista, los órganos de propaganda del régimen hicieron grandes esfuerzos en presentar la colonia española como un lugar amable que se diferenciaba de británicos y franceses en sus formas de administrar los territorios ocupados. El relato blanqueado de las prácticas del franquismo en Guinea Ecuatorial se puede seguir percibiendo tanto en videos divulgativos, como en comentarios en redes, como en artículos de opinión. Sin embargo, la ocupación de Guinea Ecuatorial no fue una colonización light como describe Francesc Tur en un Ser Histórico.

Sr. Carrero Blanco, recibiendo a la expedición juvenil de la Guinea Ecuatorial Española en Madrid. Extraída de https://bernatxo.wordpress.com/2013/04/05/nadie-nunca-nada/

Carrero Blanco, hoy en día recordado en Santoña, su localidad natal, mediante un monumento conservado con el respaldo del PSOE y difundido por la oficina de turismo del ayuntamiento, pese a lo que indica la ley de memoria histórica de 2007, fue un personaje muy influyente en Guinea Ecuatorial. Quizás se haya hablado más sobre su actividad en la metrópoli que sobre las que llevó a cabo fuera de la península. Es por ello que conviene recordar que representó la parte del gobierno español más reacia a llevar a cabo una
transición hacia la independencia. Como presidente de la nación y mano derecha de Franco, el Almirante Carrero Blanco quería conservar las tradiciones coloniales a diferencia del ministro de Asuntos Exteriores Castiella, más consciente de la presión internacional y la necesidad de transigir un cambio para seguir siendo competitivos e ir adaptando la economía a un neocapitalismo incipiente. En palabras de Ndongo, «Carrero concebía Guinea como su finca». Distintas fuentes apuntan a los intereses que el almirante tenía en Guinea. Uno de los mayores accionistas de la principal empresa maderera (ALENA). Tónica que para nada era excepcional, puesto que varios ministros españoles y altos cargos de la Marina destacados en Guinea eran accionistas de las explotaciones de madera, cacao y café. No es casualidad que Carrero Blanco, una vez entendiendo que la independencia era inevitable, apoyara a los candidatos más próximos a sus intereses madereros Ndongo y Bonifacio Ondó, pero tampoco esto salió como quería y ganó Macías, que aun con un intento de golpe de estado del gobierno español, le retiró las concesiones madereras al grupo empresarial que apoyaba y se las otorgó al empresario maderista francés Jean Pierre Noveau. En conclusión, la política de Carrero en Guinea desde los años 40 fue un cúmulo de fracasos constantes, lo cuál no impidió que su papel supusiera un importante expolio colonial de las comunidades originarias en el ámbito educativo, lingüístico, arquitectónico, económico, político y social, a la vez que disfrutar al mismo tiempo de tener una fábrica a cielo abierto al servicio de él y el resto de personajes elementales del franquismo.

Lejos de llegar a una conclusión certera con este artículo, entiendase la voluntad de hacerlo como una recopilación de fuentes para invitar a las personas lectoras a profundizar en la historia del colonialismo español en Guinea Ecuatorial con el único ánimo de entender mejor las noticias interesadas de la actualidad sobre este territorio africano y no transigir ante ningún relato de carácter eurocéntrico al servicio de un capitalismo racial que invisibiliza las raíces coloniales de nuestra sociedad y la colonialidad presente en la prensa hegemónica.

Artículo publicado en el Boletín Briega en papel  nº40 Frebrero 2023