¿Qué es el edadismo?
Para empezar
Durante la presentación del primer número de la revista Labordage, así como en nuestras discusiones informales, nos dimos cuenta de que no todo el mundo daba el mismo sentido a la palabra edadismo y que incluso algunas personas no sabían de que hablábamos cuando utilizábamos ese término. Nos dimos cuenta entonces de que para nosotrxs tampoco estaba claro. ¿Debíamos utilizar esta palabra, debíamos usarla como los “científicos” o bien podíamos darle el sentido que nos apeteciera? Os dejamos continuación un pequeño balance de nuestras búsquedas e investigaciones.
¿Quién ha inventado esta palabra, qué encontramos cuando escribimos edadismo en internet, se usa en el ambiente militante, en el académico, en el legislativo? ¿Y nosotrxs, desde Labordage, cómo nos apetece utilizarlo, que sentido queremos darle?
No queremos hacer aquí un estado de la cuestión completo, ni pretendemos ser especialistas o no sé qué del edadismo. Nuestra idea era precisar y explicar cómo Labordage utiliza esta palabra así como presentar un esbozo de nuestras investigaciones en torno a este concepto. No dudéis, por tanto, en bombardearnos con informaciones que hayamos olvidado o puntos que hayamos mal interpretado. Aquellxs que leen el inglés, el alemán, el español, el esperanto, el turco… nos encantaría que nos llegaran vuestros comentarios de vuestras lecturas o debates, ya que nuestras investigaciones se han limitado a las informaciones que están en francés. Enviadnos comentarios, reflexiones, críticas, para que, de número en número podamos apropiarnos juntxs de este término y convertirlo en herramienta de lucha.
En las palabras del día a día
No es fácil saber de qué hablamos cuando hablamos de edadismo. ¿Se trata de una nueva palabra terminada en “ismo” como el racismo o el sexismo, para hablar de discriminaciones? Cuando realizamos una búsqueda rápida en francés de qué significa esta palabra, vemos por ejemplo que Wikipedia la define como “toda forma de discriminación, de segregación, de desprecio basada en la edad”. Sin embargo, si bajamos un poco más lejos en el artículo o si miramos en los diccionarios, nos daremos cuenta de que este término es utilizado sobre todo para designar las discriminaciones hacia las personas mayores. Según el artículo de Wikipedia, lxs jóvenes están concernidos por el edadismo, pero son menos vulnerables que lxs viejxs, dado que la juventud es mejor valorada que la vejez en nuestra sociedad. En cambio, en la Wikipedia inglesa, el término de edadismo implica los prejuicios, los estereotipos a los cuales se tienen que afrontar las personas mayores, así como que la palabra de lxs niñxs o lxs adolescentes sea desvalorizada y no se tenga en cuenta, porque son consideradxs demasiado jóvenes como para tener una palabra legítima.
En las luchas
En las luchas políticas es difícil encontrarse con el término edadismo. Si navegamos por ejemplo por las páginas militantes, el edadismo no forma parte de las temáticas de búsqueda. Se puede encontrar sin embargo en algunos textos de los últimos diez años. En la presentación de las señas de identidad un periódico, de una web, de un lugar: "rechazamos la difusión de formas diversas y variadas de autoritarismo, de sexismo, de homofobia, de lesbofobia, de edadismo..." (Extraído de Journal Popourri, Lyon 2003), "reflexionar en nuestras propias construcciones de dominación, de opresión (sexismo, homofobia, racismo, edadismo...) e intentar deconstruirlas individualmente y colectivamente..." (Texto de unxs okupas de Grenoble publicado en Indymedia Grenoble en 2005), "nuestra voluntad es construir un espacio autogestionado, sin jerarquías, sin dominación, sin discriminación (ni sexismo, ni racismo, ni homofobia, ni edadismo... y la lista sigue)" (Squat Canot, Besançon, 2005). También se encuentra en carteles de charlas, jornadas o debates como "relaciones adultos-niños, paternidad, la educación, el edadismo...” (Acción Mundial de los Pueblos, 2006), o "ciclo de no-educación, 2º encuentro, el edadismo y sus consecuencias autoritarias” (Bruselas, 2014). Casi siempre es en el apartado "educación" donde se encuentran las críticas relativas a la discriminación ligadas a la edad en fanzines, páginas como la Gazette Buissonnière, Gamin o Enfance Buissonnière, o grupos que critican las relaciones de dominación adultx/niñx como Tomate o Enfance Buissonnière.
En la literatura Audre Lordre en Edad, raza, clase social y sexo: las mujeres reflexionan sobre la noción de diferencia, utiliza el término de edadismo especialmente para mostrar como las discriminaciones por edad (para ella el hecho de ser vieja), raza y clase pueden articularse. Otrxs autorxs como Christiane Rochefort y Catherine Backer denuncian las discriminaciones hacia los menores sin utilizar el término de edadismo. Cabe tener en cuenta que aunque el término no siempre es utilizado, hace años que hay combates y luchas, especialmente de menores, en diferentes países del mundo y en Francia. Aunque la edad en su globalidad no es pensada como una discriminación, sí que se critica el estatus de alumnx, niñx, adolescente y menor. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX hubo diferentes luchas de alumnxs en varios establecimientos escolares franceses como en el liceo Saint-Louis, en Vesoul, en Auch o en Limoges. Los motivos podían ser la solidaridad con un/una alumnx expulsadx, por ejemplo, y los medios la desobediencia o las manifestaciones. Una de las más conocidas es la lucha de los niños escolares británicos de 1911. Durante 15 días y en varias ciudades, los alumnos se solidarizaron con sus compañeros castigados, desertaron del colegio, se manifestaron y expresaron un montón de reivindicaciones como el acortamiento de las clases, vacaciones para la cosecha de la patata, la supresión de los deberes, la abolición del cinturón, la obtención de lápices y gomas gratuitos. En 1972, Jeanne, de 13 años, crea el movimiento de liberación de lxs niñxs y un periódico, Huevos rotos: "lxs niñxs son como los huevos. Cuando están hartxs, rompen su cascarón. Pero no es fácil porque lxs padres/madres siempre quieren tener razón". En 1979 surgió el movimiento de Menores en Lucha. Fugadxs se juntaron con estudiantes de Vincennes y por medio de un periódico criticaron la escuela, la familia y la condición de lxs menores. Es más difícil leer textos o conocer luchas de viejxs sobre este tema. Desde hace mucho existen resistencias en los asilos por ejemplo con respecto a la manera en que estxs son tratadxs, pero esas luchas han dejado pocos rastros. Del lado de la literatura, algunas escasas obras atacan las discriminaciones ligadas a las personas mayores, entre las cuales hay que destacar el excelente libro de Simone de Beauvoir, La vejez, publicado en 1970. Del lado de las luchas, en los años setenta se crearon las Panteras grises en los Estados Unidos para defender a las mujeres mayores. Un grupo similar existió también en Francia. Hoy en día hay grupos como el de Pourquoi pas vieilles? (¿Por qué no viejas?) que crean espacios en los que "viejas" pueden encontrarse, o el de Babayagas, que hablan, entre otras cosas, de hogar colectivo autogestionado, denuncian el hecho de que las viejas sean consideradas como un peso o un lastre financiero. Estos grupos son casi exclusivamente de mujeres.
En el mundo académico
El término de edadismo empieza a ser utilizado en el mundo académico a principio de los años setenta, para nombrar algunas discriminaciones sufridas por lxs más mayores en Estados Unidos. En ese país, la idea de que la edad puede constituir un motivo de discriminación se impuso en los años sesenta y se trasladó al ámbito legislativo con la "Age Discrimination in Employment Act" de 1967, en relación con la "Civil Rigths Act" de 1964. En Gran Bretaña, la cuestión apareció en los años treinta y volvió a plantearse con fuerza a finales de los años ochenta. El gerontólogo Robert Butler fue el primer investigador, en 1969, en evocar el concepto de edadismo, refiriéndose con él como un proceso por el cual una persona es estereotipada y discriminada con motivo de su edad. En su artículo fundador "Ageism: Another Form of Bigotry" Butler describe el edadismo como "una profunda incomodidad en los jóvenes y las personas de edad media –una repugnancia personal y un asco al envejecimiento, a la enfermedad y a la invalidez– así como el miedo a la impotencia, la inutilidad y la muerte". El edadismo se empleó al principio para definir el rechazo a las personas mayores. El término llegó quince años más tarde en Francia, en el Diccionario de las personas mayores, la jubilación y del envejecimiento publicado en 1984 y elaborado en Francia bajo la tutela del Secretariado de Estado encargado de las personas mayores, el término es definido como "la actitud o el comportamiento destinado a despreciar a los individuos con motivo de su edad. (...) Este término es formado por analogía con el de racismo. Es empleado sobre todo para designar la discriminación de la cual son víctimas las personas mayores. Estudios que utilizan el concepto de edadismo desde una óptica gerontológica florecen en los años ochenta y noventa en Estados Unidos y en Canadá, antes de cruzar el Atlántico. Estos estudios abordan los estereotipos a los que son sometidas las personas más mayores, pero también el enraizamiento de estos estereotipos en las instituciones sociales (especialmente en Estados Unidos). Rápidamente, dos temas van a dominar las investigaciones sobre estas cuestiones: la discriminación en el acceso al empleo y en el acceso a una formación continua, por un lado, y el maltrato bajo tutela abusiva, por el otro. A través de esos dos temas llegan las investigaciones en torno al edadismo a Francia.
Por otro lado, algunxs sociólogxs, especialmente el equipo que trabaja en torno a Vincent Caradec, advierten contra el edadismo que puede debilitar las conquistas sociales que se basan en un tratamiento diferenciado de las personas según su edad, como por ejemplo las tarifas preferenciales ligadas a la edad. Más ampliamente, muchas de las medidas de protección social se basan también en criterios de edad. Como escribe Annick Percheron, "la policía de las edades es el instrumento y el producto del Estado del bienestar" porque la edad es "como un criterio objetivo y neutro, como una garantía de un tratamiento igualitario y burocrático de los dosieres y, por tanto, de las vidas de cada uno y de todos" Algunas discriminaciones ligadas a la edad son reconocidas, especialmente en términos de empleo, y deben ser condenadas, pero la necesidad de reconfigurar la protección social para combatir otros tipos de edadismo es algo que destacan lxs investigadores.
No hemos encontrado durante nuestras búsquedas en "el medio académico" que haya un vínculo fuerte entre las discriminaciones a lxs más jovenes y a lxs más viejos. El uso más antiguo del término edadismo en Francia que hemos encontrado en lo que se refiere a las relaciones de dominación adultx/niñx en el mundo académico data de 1985, en un artículo de Jacques Levy, en el que definió el grupo social de lxs niñxs como un grupo social dominado y en el que presentaba el edadismo como una especie de racismo. A pesar de ello, se puede constatar que mayoritariamente la sociología de la infancia como de la de la familia ocultan esta cuestión...
En el mundo legislativo
Al estudiar parte de la prensa cotidiana nacional (Le Figaro, Libération, Le Monde, La Tribune, Les Échos entre 1997 y 2008) podemos observar que el número de artículos que tratan la noción de discriminación por edad ha aumentado de forma regular, pasando de 4 en 1998 a 45 en 2006. Esta noción es utilizada por la prensa de forma muy reduccionista. Por un lado se centra principalmente en lxs más mayores, ¡como si lxs jóvenes no sufriesen discriminaciones ligadas a la edad! Por otro lado, cuando estas discriminaciones son evocadas, es para hablar de acceso al empleo o a la sanidad: estas discriminaciones apuntan a "activos mayores", es decir, personas susceptibles de trabajar. Se omite, por tanto, hablar de las condiciones de las personas inactivas, que no pueden trabajar: lxs niñxs, lxs adolescentes o las personas inválidas, por ejemplo. Esta atención a algunas discriminaciones hacia lxs trabajadorxs mayores tiene su origen, a nivel europeo, en el objetivo fijado en la cumbre de Estocolmo de 2001, de mantener una tasa de empleo del 50% para lxs 55-64 años en 2010. Un objetivo del cual Francia, que ha favorecido una "cultura de la prejubilación", está muy alejada.
Existe otra "dinámica antidiscriminatoria" que se encuentra en el artículo 13 del tratado de Ámsterdam y que encontramos en Francia en la ley relativa a la lucha contra las discriminaciones del 16 de noviembre de 2001. Esta ley prohíbe las discriminaciones en el empleo basadas en varios criterios, entre los cuales se encuentra la edad. La lucha contra las discriminaciones continuó institucionalizándose a nivel nacional con la creación en 2004 de la Alta Autoridad de Lucha Contra las Discriminaciones y por la Igualdad (La Hade). Este organismo ha desempeñado un papel fundamental en la aceptación del edadismo como motivo de discriminación: sus informes anuales en su página web presentan la edad como uno de los trece criterios de discriminación prohibidos por ley y que pueden ser motivo de denuncia. Casi siempre, las recomendaciones de La Halde que tratan la edad conciernen el empleo de los sénior, lo cual va en la línea de la aceptación de la idea de discriminación por edad que se ha impuesto y que encontramos en la prensa cotidiana nacional. A pesar de ello, La Halde menciona a veces otros tipos de discriminación ligados a la edad. Por ejemplo, en una recomendación del 20 de octubre de 2008, La Halde se pronunció sobre la RSA después de haber sido llevada ante tribunal por el Grupo de Información y Apoyo a los Trabajadores Inmigrantes (Gisti) que reprochaba disposiciones discriminatorias sobre la nacionalidad así como sobre la edad.
En esta lógica, lxs periodistxs y lxs geontólogxs que se interesan en esta cuestión del edadismo, han denunciado ante La Halde que algunas encuestas del Insee (Instituto Nacional de Estudios Económicos) o del Ined (Instituto Nacional de Estudios Demográficos) tengan un límite de edad (60 o 75 años). De esta movilización ha surgido un colectivo que ha creado el "observatorio del edadismo " cuyo objetivo es combatir "toda forma de discriminación, de segregación, de desprecio basada en la edad", sea cual sea la edad. Este observatorio asume un papel de vigilia, reaccionando a las declaraciones que contienen prejuicios negativos ligados a la edad o que apuntan a establecer barreras de edad arbitrarias. Sin embargo, cabe constatar que su página web, poco activa, se centra en discriminaciones que afectan a las personas más mayores y en una lógica casi exclusivamente legalista.
¿Por qué Labordage moviliza este término?
En este segundo número [de la revista] teníamos ganas, por tanto, de explicar lo que nosotrxs, el equipo de Labordage, entendemos por este término, cómo nos lo reapropiamos y lo convertimos en herramienta de lucha. En Francia, en concreto, nuestra vida está entrecortada en varias etapas como por ejemplo la infancia, la adolescencia, la edad adulta y la vejez. En nuestra cultura, en nuestros imaginarios, en nuestra sociedad, todo se conjuga para decir que la edad adulta es el punto culminante: la infancia, la adolescencia no son más que etapas, desarrollos para llegar a un objetivo, la edad adulta, mientras que la vejez no es más que el periodo de decrepitud de esta edad de oro que nos conduce a la muerte. ¡Ah! la edad adulta, este periodo tan esperado sinónimo de libertad, de autonomía, de autorrealización, de consumación total, de razón... Cuando somos adultxs SOMOS, mientras que cuando somos ninxs, adolescentes, nos CONVERTIMOS, y cuando somos viejxs ya NO SOMOS.
Cuando movilizamos la edad, cuando utilizamos este concepto para describir individuxs, movilizamos al mismo tiempo creencias, mitos, ideas. La edad permite diferenciar, clasificar a las personas en categorías. Más allá de este debate "hay características naturales que corresponden a cada etapa de la vida" pensamos por tanto que la edad es también un instrumento de poder. A lxs "adultxs" todo el poder, a las otras edades la inferioridad, la subordinación.
La edad adulta es para nosotrxs una de las referencias a través de la cual miramos el mundo. Para nosotrxs, es porque las personas son consideradas como viejas o como niñas, adolescentes, como "no adultas" que son discriminadas, consideradas como inferiores. Mirar el mundo a través la visión "adulta" es para nosotrxs edadismo.
Pero lo que consideramos también como edadismo es el hecho mismo de utilizar la edad como instrumento de poder. En la escuela, es como si cada clase, constituida en torno a una edad (o una edad construida en torno a cada clase) –por ejemplo 1º de primaria equivalente a los seis años– concediese un poder suplementario. ¿Por qué en la escuela lxs de 3º de primaria son más fuertes que lxs de 1º, lxs de 4º de la ESO más fuertes que lxs de 2º? ¿Es porque los de 4º están más cerca de la edad adulta? ¿Es que cuando envejecemos ya no es lo mismo? Como si cuanto más nos acercásemos a la muerte menos poder tuviésemos.
La edad como instrumento de poder
Para comprender la construcción de estas relaciones de poder, hay que recordar que la edad, no es solo una cifra. Hay una edad numérica, 1, 2, 3 años, 7 años, “la edad de la razón”, 18 años, “la mayoría de edad”… Hay edades biológicas: cada célula, órgano, o nuestro cuerpo es percibido como en proceso de desarrollo, o de senescencia. Hay también una edad social: somos niñxs (sobreentendiendo alumnxs), adolescentes, jóvenes, adultxs, trabajadorxs, jubiladxs, dependientes. Estas edades, construidas alrededor de la idea de productividad y del trabajo, se articulan paralelamente a las edades numéricas, pero no siempre coinciden.
Lxs “no productivxs”, niñxs y viejxs, frecuentemente son considerados como dependientes de lxs “productivxs”, lxs adultxs. Dependientes económicamente, pero también materialmente y físicamente. Esta idea de dependencia legitimaría entonces la relación de subordinación. Nosotrxs pensamos sin embargo que esta dependencia es mantenida por un sistema que se basa en una jerarquización de las personas en función de sus poderes económicos (lxs niñxs no pueden trabajar, algunxs viejxs son puestxs bajo tutela). Esta dependencia está, por otro lado, ampliamente mitificada, cuando hay relaciones interdependientes afectivas, materiales y económicas que ligan a los individuos que van mucho más allá de la edad.
Los mecanismos de discriminación
Para nosotrxs, hablar de edadismo es hablar, por lo tanto, de un mecanismo de diferenciación que conlleva un sistema de poder, de jerarquía. Del mismo modo que pasa con el racismo o el sexismo, por ejemplo, se trata de aislar una diferencia, la edad en este caso, y de construir en torno a ella un imaginario que no es puesto nunca en cuestión. Es lo que llamamos la “esencialización”. Existe un consenso en decir que lxs niñxs SON caprichosxs, que lxs viejxs SON cascarrabias, que lxs adultxs SON autónomxs, como si eso fuese algo natural. Nos olvidamos, o no queremos ver o tener en cuenta que algunxs adultxs no son autónomxs, que algunxs viejxs no son cascarrabias y que algunxs niñxs no son caprichosxs. Porque si tuviésemos que recalcar esos comportamientos cada vez que se diesen, nos veríamos obligadxs a cuestionar nuestras certezas, lo que es muy perturbador. Si ponemos en cuestión estas certezas, ponemos también en cuestión los poderes y los privilegios de algunas personas, las jerarquías establecidas.
Por la edad pasamos todxs
Sin embargo, todxs, todos los adultos han pasado por “la infancia y la adolescencia”. ¿Cómo es posible que olvidemos casi siempre las injusticias que resentimos en esos momentos? (porque si buceamos en nuestra memoria tenemos todxs el recuerdo de un sentimiento de injusticia). ¿Cómo es posible que a veces incluso reinterpretemos lo que pudimos sentir en aquellos periodos? ¿Es para poder asentar nuestros poderes de adulto? ¿O porque para cumplir con nuestros roles de adultos como “educar”, “criar”, “formar” a lxs niñxs hay que verlxs como inferiores, incapaces, no razonables, para sentirse legítimadxs? ¿O porque nos hemos auto-convencido de que antes no éramos más que pequñxs tontxs caprichosxs? ¿O porque hemos pensado toda nuestra vida que la edad adulta sería el momento de culminación? ¿O porque ahora que tenemos por fin el poder, tenemos que ejercerlo sobre otras personas? ¿O porque tenemos ganas de vengarnos? ¿O porque la presión social de ser un adulto responsable es demasiado fuerte? ¿O porque no pensamos en estas cuestiones y asumimos las cosas tal nos vienen? También es bastante probable que nos convirtamos en viejxs. Somos varixs en criticar los geriátricos, el poder médico, las condiciones de vida de las personas mayores… ¿Es también para conservar nuestros poderes de adulto por lo que no queremos pensar mucho en ello?
La interseccionalidad: los vínculos entre el edadismo y otros tipos de discriminación
Los estudios sobre el sexismo o sobre el racismo no sirven solo para alimentar nuestra reflexión sobre el edadismo. Nos permiten también llevar nuestro análisis, nuestra denuncia de las formas de opresión que muchas veces se articulan entre ellas. Insistir sobre la imbricación de las formas de opresión nos parece fundamental para pensar en cómo analizarlas, combatirlas y superarlas. Los análisis de la las luchas antiedadistas no pueden desvinculare de las relaciones de género, de clase, de racismo, de sexualidad… sino que vienen a completar un proceso más amplio que apunta a la emancipación. Visibilizar en algún momento un proceso como el del edadismo, permite comprenderlo mejor para luego articularlo con otros procesos de discriminación.
Nosotrxs, si nos declaramos antiedadistas, es porque estamos contra…
El edadismo no es para nosotrxs solo un simple concepto o herramienta de análisis, sino que es una palabra que envuelve discriminaciones u opresiones que denunciamos. Somos antiedadistas porque estamos en contra esta diferencia, que para muchxs es natural, entre menores y mayores, en contra de los poderes dados al adulto y en contra de la subordinación de algunas personas a otras bajo el criterio de la edad.
No es nuestra voluntad imponer un nuevo dogma, un nuevo pensamiento políticamente correcto. No está “bien” o “mal” ser antiedadista. Edadistas, lo somos frecuentemente. A algunxs, nos gusta nuestra posición de adultos. Otrxs, participamos en estos mecanismos de opresión validándolos, habiéndolos integrado en nuestros comportamientos. Pensar sobre el edadismo implica antes que nada deconstruir nuestras relaciones con lxs demás, cuestionarlas, es trabajar sobre los poderes que nos concedemos o que concedemos a lxs otrxs. No se trata tanto de preguntarnos: “¿es edadista esto que hago, o no?” sino de utilizar este concepto, esta herramienta, este objeto de análisis para caminar hacia la obtención de una mayor libertad individual y colectiva.
Artículo publicado en el nº 2 de la revista Labordage, agosto 2015