"De peñacastillo hasta el centro sin transbordos ya" Un ejemplo del descontento ante el Metro Tus
El primer día de la puesta en marcha del proyecto Metro-Tus, con sus correspondientes intercambiadores de buses construídos recientemente a modo de parodia de una gran ciudad que pierde población, el ayuntamiento de Santander llamaba a la calma tras el revuelo de las personas afectadas por tener que empezar a hacer transbordos y coger dos autobuses para ir desde algunos lugares de la periferia hasta el centro.
Una de estas líneas modificadas por la iniciativa de movilidad del ayuntamiento es la línea 3, que pasa por Peñacastillo y acaba en Ojaiz. Ahora, no se puede llegar al centro de la ciudad con un sólo viaje, sino que se debe hacer parada en Valdecilla y esperar a un nuevo autobús que acerque a los habitantes de estas zonas a sus destinos laborales y/o cotidianos. Es por ello que hoy viernes 9 de febrero a las 18 00 hay una concentración organizada por vecinas de Ojaiz/peñacastillo en el centro cívico de Camarreal para reivindicar una movilidad como la de antes ("¡De peñacastillo hasta el centro sin transbordos ya!"), sin transbordos que aumentan el tiempo dedicado en el desplazamiento para ir a los curros, aumentan la espera y empeoran las condiciones de vida de la población que reside en la periferia.
En un estanco de una calle céntrica de la ciudad, un trabajador ironiza sobre la indiferencia que le aporta el vivir a 7 km de su lugar de trabajo, que vivir en Bilbao, por poner un ejemplo. Dice, "ahora tardo 40 minutos en llegar al curro", cuando antes tardaba la mitad. "Tardo menos andando" Todo esto mientras vendía tarjetas para el bus, por las cuáles no se lleva ningún tipo de retribución.
Para calmar todas estas tensiones legítimas, se ha puesto personal de la universidad de Cantabria en los intercambiadores del sardinero y de Valdecilla.
Como ciudad orientada hacia la producción de un clima idóneo para fomentar la especulación urbanística y mejorar las posibilidades de atracción turística, una de las zonas alejadas del centro, como es el Sardinero, no presenta cambios que empeoren la comunicación y el acceso. Esta zona acomodada y con gran poder adquisitivo, cercana a las playas urbanas y a las atracciones turísticas más visitadas, como el entorno del palacio de la magdalena, tiene acceso con el centro de la ciudad, como no podría ser de otra manera.
Si esta nueva iniciativa es una medida hecha a medida de las circunstancias, para el "bien común" de los habitantes de la ciudad y la mejora en sus condiciones de vida, llevada a cabo por el ayuntamiento de Santander en su afán de velar por los intereses de la ciudadanía, tal y como dicen las fuentes oficiales, o por el contrario, es uno de los tantos movimientos que desplazan, alejan y/o repelen a la periferia menos atractiva, a costa de su tiempo de vida cotidiano, para dar paso a la implantación de más videocámaras, a más posibilidades de multar, a la fabricación de más infractores; como los dos taxistas sancionados por la policía en el carril de autobuses hace unos días, y a la oportunidad para ir preparando las infraestructuras necesarias, de cara a sostener un modelo de expansión urbanística que aumente los parámetros entre lo céntrico y lo periférico, es una cuestión de perspectiva política, de clase social y de geografía.
Lo que no entra en discusión son los hechos. Un abismo palpable entre el discurso oficial, que presenta una mejora en el tiempo de recorrido con el metro-tus, y la realidad vivencial de los habitantes que se desplazan cada día a las zonas céntricas de la ciudad desde su entrada en vigor el 1 de febrero.