Pactos, terror y «muertos del montón»

7 de mayo de 1981, 3 jóvenes, Juan Mañas Morales, Luis Montero García y Luis Manuel Cobo Mier salen en coche desde Santander hacia el pueblo almeriense de Pechina para asistir a la primera comunión del hermano pequeño de Juan. El 9 de mayo son detenidos en Roquetas de Mar (Almería) por la Guardia Civil bajo la acusación de pertenecer a un comando de ETA que había atentado contra el jefe del Cuarto Militar del Rey, general Joaquín Valenzuela. El 10 de mayo sus cuerpos aparecen torturados, acribillados a balazos y calcinados en un barranco de la carretera de Gérgal (Almería).

14 de septiembre de 2018, el gobierno español presidido por Pedro Sánchez deniega en una respuesta por escrito en el senado el reconocimiento de victimas del terrorismo a los tres jóvenes asesinados. No es la primera vez que un gobierno de la nación rechaza esta solicitud, las familias llevan décadas reclamando este reconocimiento por parte del Estado.
Quien ocupe sus posaderas en el sillón presidencial se ocupara de salvar el culo al Estado cuando de reconocer a las víctimas de sus terroríficos crímenes se trate; son los pactos para estar en la Moncloa.

Quedó demostrado que once agentes de la guardia civil (solo tres cumplieron pequeñas condenas en prisiones militares), torturaron hasta el desmembramiento, acribillaron a tiros y posteriormente quemaron los cuerpos de los tres jóvenes. Desde el primer instante el Estado en boca del por entonces ministro del interior, Juan José Rosón, intento ocultar y tergiversar lo ocurrido. En un primer momento los acuso de terroristas, más tarde de delincuentes para cuando la realidad desbordo todos los medios de control acabar diciendo que fue una confusión, un lamentable error, que es la versión que ha llegado hasta nuestros días defendida por todos los gobiernos en su turno.
¿Confusión? ¿Lamentable error? El Estado ejerciendo el Terror.