Manifiesto 8 de marzo 2022

Las mujeres nos tomamos las calles una vez más porque también son nuestras. Porque no debemos tolerar que se nos silencie. Porque tenemos comprobado que en los momentos de crisis nuestros derechos se ponen en tela de juicio, retroceden o se obvian. Porque el patriarcado está en todos lados y a nosotras nos toca denunciarlo y combatirlo.

Venimos de dos años que pueden marcar a fuego algunos retrocesos en los derechos de las mujeres, dos años en los que la pandemia ha recrudecido las condiciones de vida de muchas; más pobreza, menos recursos públicos, más vulnerabilidad frente a otras prioridades y las crisis ecológica y energética como presente y futuro que añadirá aún más precariedad a nuestras vidas. Poco a poco han Ido desapareciendo de las agendas, varias de las políticas relativas a una gestión pública de los cuidados, para volver a dejar el peso en quien siempre cuidó sin reconocimiento social, económico y ni en pensión: NOSOTRAS.

¿De qué deberíamos estar hablando?

De que las mujeres somos el 39% de la fuerza del trabajo productivo, que somos el 59% de las personas que han perdido su trabajo durante la pandemia, que la brecha de género en los salarios es la mayor en 13 años y supera el 18% y que la brecha de género en pensiones alcanza el 30%. La realidad es desbordante y las cifras descorazonadoras si sumamos los trabajos de la economía sumergida, sin contra los y que ejercen colectivos excluidos y explotados sistemáticamente, todos ellos muy feminizados, racializados en su mayoría (y en parte marcados por la identidad de género). Y no olvidamos la inaccesibilidad al empleo de diversidades de género, gitanas o diversidades funcionales.

Deberíamos hablar de las mujeres mayores, que ni siquiera sueñan con el merecido descanso porque deben seguir sosteniendo familias, y luchan por unas pensiones suficientes y dignas en las calles. Hablamos de la multiplicación de las jornadas de trabajo para las madres. Hablamos de un sistema pensado para 2 proveedores, dejando fuera a familias monomarentales, viudas y otros modos de organizarse en familias, todas ellas Incapaces de acceder a una vivienda por los precios del mercado especulativo, o no poder hacer frente al gasto energético. Deberiamos estar escuchando y dotando de derechos a las mujeres migrantes que son los pilares de nuestro esclavizador modelo de cuidados.

¿Por quién y con quién estamos gritando y seguiremos gritando mañana?

¡¡Por las asesinadas, ni una menos, vivas nos queremos!!

Y por las que están trabajando sin contratos o sin derechos: trabajadoras de los cuidados, de la economía sumergida, trabajadoras sexuales o casi cualquier mujer reproduciendo la vida cada día sin ningún reconocimiento económico. Por las que están empleadas internas las 24 horas los 7 días de la semana, con salarios de miseria y ningún espacio para la queja o la propia vida.

Por las que sufren condiciones de explotación laboral aquí y en cualquier parte, o vulneraciones permanentes de sus condiciones laborales.

Las empleadas de las conserveras, que han tenido que parar para exigir mejores condiciones e igualdad salarial; las Kellys, que han puesto de cabeza a las patronales hosteleras casi sin apoyo pero con toda su fortaleza; las jornaleras que a las malas condiciones laborales suman el acoso y abuso sexual; las empleadas del calzado que trabajan a destajo en Elche; cualquier mujer que ahora mismo te esté haciendo la ropa en un país empobrecido por nuestro modelo de consumo.

Seguimos luchando por la derogación de la racista Ley de Extranjería que tanto temor y dolor causa a las mujeres migrantes. A través de la ILP Regularización Ya, buscamos garantizar mejores condiciones de vida para todas las personas migrantes que han sido y siguen siendo ESENCIALES para mantener activo y productivo este país. Y asegurarnos de que sus condiciones de vida sean dignas.

Seguiremos gritando junto a las presas (la mayoría encerradas por delitos de "supervivencia") y a las personas etiquetadas como "locas", todas ellas silenciadas por la sociedad, por los muros de las cárceles y unidades psiquiátricas construidas para mantener una falsa Idea de seguridad, porque nosotras sabemos que las personas verdaderamente peligrosas son quienes toman decisiones desde puestos de poder.

Y es urgente seguir gritando por nosotras, las que percibimos pensiones o prestaciones Injustas , que rozan el umbral de la pobreza. Vidas enteras hemos dedicado a sostener las vidas de otras, de otros y sin un reconocimiento de este trabajo, que se suman a un olvido sistemático de la riqueza de nuestro legado y un perpetuo enfrentamiento con un mundo diseñado por el patriarcado, que deja a muchas mujeres atrás.

¿Qué queremos destruir?

Un sistema que normaliza las violencias que sufrimos las mujeres y diversidades de género LGTBIQ+. Violencias contra nuestros cuerpos, pero también contra nuestras mentes diversas. Violencias machistas pero también las violencias que produce la alianza patriarcado-capital hacia las trabajadoras, hacia las pobres, hacia las personas racializadas, hacia las niñas, niños, niñes y adolescentes, y hacia las personas mayores.

Un sistema que se reproduce a través de sus Instituciones educativas, que perpetúa un modelo de encierro y disciplina para las criaturas o de organigramas económicos y de poder en las universidades.

Un modelo que promueve la mala democracia, la de "vete a votar de vez en cuando'', pero no se te ocurra protestar, porque nos reprimen con las leyes mordaza aún vigentes.

Un modelo que no tiene ningún problema con que algunas personas sufran exclusión sanitaria dependiendo de dónde hayan venido. Que permite que no podamos tomar decisiones autónomas sobre la interrupción de un embarazo porque se nos puede negar ese servicio público, y que sigue legislando sobre lo que podemos hacer o no con nuestros cuerpos y nuestra sexualidad.

Queremos que en esta comunidad no se aprueben medidas crueles y racistas, como la colocación de concertinas en el puerto de Santander, que sólo pueden causar sangre y dolor. Queremos destruir el modelo colonial que Invade y destruye territorios expulsando a la gente de sus países.

¿Qué queremos construir?

Un desarrollo de derechos sociales, económicos y políticos para todas con perspectiva de género y participación feminista.

Un sindicalismo feminista, antirracista, gitanista, que vele por los derechos laborales de todas.

Una sanidad universal, gratuita, con perspectiva de género, presencial, cogestionada por el entorno más cercano y sin estructuras de poder Internas.

Aspiramos a una educación no sexista, diversa y feminista, pilar fundamental contra las violencias de género y diversidades sexuales. Que la educación y los saberes sean públicos y laicos.

Queremos tener soberanía sobre nuestros cuerpos, y poder decidir qué hacer con ellos sin ser tuteladas, juzgadas , señaladas, abusadas o violadas.

Necesitamos servicios 100% públicos: la salud, la educación, la vivienda y la energía. Y una gestión conjunta y con perspectiva de género de los bienes comunes. La comida, el agua, la tierra, la vivienda y el conocimiento no pueden estar en manos de los mercados y deben ser cuestiones sobre las que decidan las propias comunidades afectadas.

Soñamos con ciudades y pueblos accesibles, amables, feministas. Queremos un acceso Igualitario a los servicios allí donde sean necesarios.

Apelamos a un mundo sin guerras, convencidas de que las violencias no solucionan nada, de eso sabemos mucho. Por eso decimos ¡¡No a la Invasión de Ucrania!! No a las matanzas de personas y a la destrucción del entorno. Exigimos el uso político y diplomático en todas las guerras abiertas.

Las feministas tenemos un plan, dibujamos otra trayectoria posible con una potencia feminista que atraviesa fronteras y derriba muros. Nos llamamos a seguir caminando juntas en rebeldía, hasta que la sociedad feminista que queremos sea una realidad.

¡Derechos para todas!

Ayer hoy y mañana ¡Aquí estamos las feministas!

Motivos nos sobran para salir a la calle este 8M. Organizamos cada día del año es empezar a vencer.

¡Todas las mujeres!

¡Todos los derechos!

¡Todos los días!

¡El 8 de marzo no es un evento, es un proceso!

Por las que fueron, por las que somos y por las que algún día serán...

¡¡¡AQUÍ ESTAMOS LAS FEMINISTAS!!!

¡Somos Imparables, siempre necesarias!