Juntas el miedo cambia de bando. Contra el sistema patrialcal y todas las violencias machistas

Otro 25 N, organizadas y rebeldes, nos movilizamos para denunciar la violencia y discriminación que sufrimos las mujeres. Otro año más tenemos que poner nuestra voz a las 83 mujeres asesinadas, porque las quitaron la suya.

La cultura de la violencia en la que vivimos nos mata. Una violencia que es la base de funcionamiento del entramado patriarcal y capitalista, que organiza las relaciones sociales conforme a un modelo que discrimina por género, raza y clase, que atenta contra los fundamentos de la propia vida y nos asesina por ser mujeres.

Me encontré una niña sola en el bosque, la cogí de la manita y me la llevé a mi camita. La subí la faldita y la bajé la braguita…. Os suena. Es un alcalde del PP, cantando en las fiestas de su pueblo, una autoridad pública, haciendo apología de la pederastia y de la violación. Y salió a justificarlo el presidente de los obispos españoles, diciendo que se había producido en el contexto de fiesta y después de haber bebido.

Este ejemplo es un síntoma de una enfermedad mucho más grave: la normalización del machismo en la sociedad y en las instituciones públicas, entre otras la judicial, otra institución reconocida enemiga de las mujeres. Siete hombres empresarios, entre los que se encuentran algunos muy influyentes y conocidos, que agredieron sexualmente a  jóvenes adolescentes a través de una red de explotación de menores en Murcia, mediante un acuerdo  con la fiscalía, se han librado de su responsabilidades judiciales y de reparación a las víctimas. Esta sentencia es una bofetada para todas las mujeres, ya que ha ignorado, desprotegido y revictimizado a las adolescentes y lanza un peligroso mensaje de impunidad.

Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la indiferencia social de la violencia que sufrimos las mujeres. Alza su voz para gritar contra siglos de silenciamiento, dejando claro que la vergüenza pertenece exclusivamente a los agresores.

Estos son algunos de los ejemplos de una sociedad que juzga a las mujeres y las culpabiliza por los abusos que sufren. Hay que cambiar el foco de la víctima al agresor. El miedo y la vergüenza tiene que cambiar de bando. No podemos permitir este machismo que, disfrazado de humor o tradición, sigue alimentando la cultura de la violación. No podemos permitir una justicia misógina, clasista y patriarcal. No podemos permitir el silencio social que no enfrenta sus monstruos.

Y señalamos también otras violencias: desigualdad social, discriminación, precariedad laboral y salarial, trabajos sin derechos ni reconocimientos y en Cantabria largas colas de espera sanitarias, que apuntan en la dirección de convertir nuestra salud en un negocio. Como están haciendo con la vivienda, que se ha convertido en una mercancía de lucro y especulación y ha pasado a ser uno de los principales factores generadores de pobreza. Pagamos sus beneficios con nuestra vida, nuestro trabajo, nuestro sufrimiento. Nuestras vidas les importan menos que su negocio. La casa no puede ser ni lugar de violencia machista ni de especulación inmobiliaria.

La DANA Valenciana evidencia que el la incompetencia, el negacionismo climático y los recortes en servicios públicos, causan catástrofes y muertes y reclama acciones firmes y contundentes contra un capitalismo depredador que pone por delante sus beneficios frente a la vida de las personas y del planeta.

Las feministas no hemos ido demasiado lejos, como algunos proclaman, se sigue necesitando muchos feminismos para combatir este sistema patriarcal y capitalista. Feminismos radicales, queer, interseccionales, decoloniales, que alimenten la rabia, el amor, la transformación social y la liberación colectiva. Feminismos para imaginar un mundo diferente, de personas libres, criticas, creativas y con igualdad de derechos y oportunidades.

La nuestra es una lucha global.

Luchamos contra las políticas coloniales que empobrecen el sur global, obligando a millones de personas a migrar cada año y denunciamos las políticas de extranjería que convierte las rutas migratorias en rutas de muerte.

Denunciamos las teocracias que condenan al ostracismo y a la violencia permanente a las mujeres. Hermanas iraníes y afganas con vosotras gritamos: ¡Mujer, vida, libertad!

No olvidamos a nuestra compañeras saharauies, que siguen resistiendo: ¡Sahara libre de ocupación.!

Gritamos contra el capitalismo bélico que alimenta las guerras en todo el planeta.

Y nuestro corazón está con el pueblo palestino y libanes. Alzamos nuestra voz contra el estado sionista y criminal de Israel, contra el silencio cómplice de la comunidad internacional y la miseria y cobardía de nuestro gobierno, que están permitiendo y amparando el genocidio del pueblo palestino y libanes.

  • Contra la cultura de la violencia y la violación. No nos resignamos, no vamos a poner la otra mejilla.
  • Siempre con las que dan un paso adelante y se atreven a hacer un mundo más feminista.
  • Ni casos aislados ni monstruos. Basta de impunidad.
  • No guardamos minutos de silencio, gritamos con toda nuestra rabia.
  • No encendemos velas, incendiamos el patriarcado.
  • Nos quieren sumisas y con miedo. Nos tendrá organizadas y desobedientes.
  • Viva la lucha feminista.
  • Viva la lucha palestina y libanesa