Crónica de la manifestación antifascista del 20 de Noviembre en Santander

Crónica de la manifestación antifascista del 20 de Noviembre en Santander

El pasado 20 de Noviembre, como todos los años, una manifestación antifascista recorrió las calles de Santander. Esta vez transcurrió entre la Plaza de Cañadío y el Mercado de la Esperanza. No salió en los medios de comunicación, al igual que muchas de las cuestiones importantes que suceden en nuestras calles. Pero Briega sí estuvo allí para contarlo.

Esta fecha lleva décadas siendo motivo de movilización antifascista. En Cantabria en los últimos tiempos se recoge el relevo de la entonces Coordinadora Antifascista de Cantabria de hace más de una década y la posterior Asamblea Antifascista de hace unos 8 años. Es motivo de señalar y poner en valor la perseverancia y la constancia de ciertos grupos y organizaciones políticas que, dentro de su diversidad, siguen apostando por mantener actos de este tipo. Aunque por sí solos no tengan mucha relevancia, si son vistos como parte de una serie de prácticas cotidianas que no se reducen meramente a una fecha señalada, guardan todo su sentido como punto de encuentro y espacio de confluencia. Sobre todo en tiempos en los que las militancias de izquierda van abandonando la presencia en las calles por otros terrenos como las redes y la política parlamentaria.

Este año la Asamblea Contra el Racismo y la Discriminación de Cantabria convocaba junto a otras organizaciones políticas y sindicales una manifestación con el lema: “El fascismo avanza, ¿Tú qué haces?”, a la vez que se organizaba un bloque anarquista para todas aquellas libertarias y/o personas que no se quieren encuadrar en ningún tipo de partido ni organización para luchar contra el fascismo. La experiencia de la que hablábamos antes se notó en la soltura y el entendimiento a la hora de llevar a cabo la manifestación.

No somos muy dados a poner cifras, ya que es habitual, en este tipo de actos, que según quien sea el informante (prensa y policía o medios alternativos) reduzcan o engorden el número de manifestantes en función de sus propios intereses. Sin embargo, con cierto margen de error, diríamos que en torno a un centenar nos concentramos en la manifestación cuyos mensajes principales fueron el deseo de nuestros barrios libres de fascismo, homofobia, transfobia etc.; la rabia hacia la militancia fascista; la acogida a las personas migrantes; el rechazo a los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIES); el recuerdo de las personas asesinadas y presas; la apuesta por la lucha en las calles y no en el parlamento; la conciencia de clase; o la alianza criminal que supone el patriarcado y el capital.

La manifestación transcurrió sin ningún tipo de incidentes, pero con un tono combativo y agitado, y concluyó en la plaza de la Esperanza con las intervenciones de algunxs compañerxs. Uno de los mensajes que queremos rescatar fue la necesidad de organizarse en la diversidad frente a la ofensiva fascista que amenaza nuestro presente, entendido ésta no como un peligro contrapuesto a las democracias capitalistas en las que vivimos, sino precisamente como una herramienta del capitalismo en los momentos en los que la acumulación de capital se hace más dificultosa.

Los orígenes del 20N ¿Cuáles son los orígenes del 20N? ¿Cuáles son algunos de los antecedentes históricos que atraviesan la historia de las movilizaciones antifascistas en Noviembre? Para obtener respuesta a tales preguntas, transcribimos a continuación la respuesta de un compañero antifascista que intervino en el programa no68
del Pájaro Observador
, en Radio Argayo.

Los orígenes del 20N se remontan al periodo franquista, durante el cual se conmemoraba la muerte del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, con una celebración en el Valle de los Caídos. Era un acto propagandístico que se hacía para convertir a su figura en mártir y para dar legitimidad al régimen. La muerte de Franco se produjo casualmente también un 20 de noviembre, aunque se cree que su vida fue prolongada artificialmente por sus médicos para lograr dicha coincidencia de fechas. A partir de 1976, por ende, se empezó a conmemorar también al dictador. Y con gran afluencia de gente. Por ejemplo, el 20 de noviembre de 1983, el Paseo de la Castellana, en Madrid, estaba llena de gente, lo que
da idea de la impunidad de la gozaba y goza el fascismo en el Estado español.

Más allá de estos homenajes fascistas, durante la transición se empezó a producir, cada mes de noviembre, una especie de mercadillo político en Tirso de Molina, en el que se compartían libros y se juntaban colectivos comunistas, anarquistas, etc. Se convirtió así en un lugar de intercambio de ideas.Pero también en un lugar de confrontación, ya que durante muchos años el mercadillo era atacado por fuerzas de extrema derecha, lo que acababa en carreras, peleas, y, sobre todo, presencia policial.

Seguimos avanzando en el tiempo y nos detenemos en el 20N de 1988, una fecha clave para entender los orígenes de noviembre como mes de acción antifascista. Ese año, la extrema derecha lanzó varias convocatorias y actos conmemorativos en Madrid para los días 18 y 19. Ese fin de semana se produjeron multitud de agresiones en los bares de los barrios de Malasaña y Chueca, en las que varias de las personas agredidas fueron marcadas con cruces gamadas y las iniciales de los GAL. Ante tales actos, la gente se preparó para defenderse de posibles agresiones el día 20 en Tirso de Molina, como efectivamente ocurrió.

Por la mañana, 15 personas pertenecientes a grupos autónomos (de extrema derecha) fueron repelidas gracias a la autodefensa. Sin embargo, pasadas las 14:00h, volvió a acudir el grupo de neonazis acompañado de refuerzos que provenían de la manifestación fascista convocada por Vanguardia Nacional Revolucionaria. El resultado fue una pelea en la que hubo casi una decena de heridos y se produjo el destrozo de 3 puestos políticos. Tras marcharse los neonazis apareció la policía y se produjeron cargas, con heridos y un detenido. A raíz de dichos acontecimientos, en los años posteriores lo que se hace es es convocar concentraciones en torno al 20N para defender los puestos de Tirso de Molina. En estos años es cuando surge la Coordinadora antifascista de Madrid, que estableció relaciones con asociaciones de inmigrantes de la ciudad.

Y es que, precisamente, a lo largo de las décadas de 1980 y 1990 bastantes personas migrantes se fueron asentando en el barrio madrileño de Aravaca. Su estilo de vida chocó con la de los vecinos de este barrio, lo que fue aprovechado por grupos xenófobos para iniciar una campaña racista mediante pintadas y reparto de propaganda política con la que acusaban a estas personas de promover la violencia, ejercer la prostitución y dedicarse al tráfico de drogas. Un clima de crispación que también fue promovido por los
medios de comunicación.

En este contexto, el 1 de noviembre de 1992, se produjo un enfrentamiento entre mujeres dominicanas y la policía municipal que se saldó con 5 heridos y el destrozo de 2 coches. La tensión en el barrio era prácticamente insostenible, lo que desembocó en el asesinato de Lucrecia Pérez por parte de Luis Merino.

 

Era un Guardia Civil en activo que se se encontraba bebiendo en la Plaza de los Cubos con 3 menores, lugar que era punto de reunión habitual de neonazis. Decidieron entonces, según recogieron los medios de la época, “dar un escarmiento a los negros”. Hicieron una incursión en un piso donde residían personas migrantes y realizaron varios disparos. Este caso es importante porque fue el primer crimen fascista reconocido como tal en España. La conmoción y la rabia que causó se vieron reflejadas en las concentraciones que se vieron reforzadas esos días. Incluso hubo una manifestación institucional silenciosa el 21, a la que acudió la Coordinadora en bloque, consiguiendo romper ese silencio para denunciar la ley de extranjería que se había aprobado recientemente. Al día siguiente, se convocó una manifestación que congregó a 7000 personas y que recorrió las calles desde Atocha hasta Tirso de Molina. Desde entonces, se ha mantenido la tradición de convocar una manifestación con ese mismo recorrido todos los 20N.

Más recientemente, el 11 de noviembre de 2007, se produjo otro acontecimiento que vino a reforzar la acción antifascista. La sección juvenil del partido neonazi, Democracia Nacional, convocó una manifestación discriminatoria y racista en el barrio de Usera, caracterizado por su alta tasa de población migrante. Se trató de un acto racista y xenófobo en toda regla y muy provocador.

De hecho, es una estrategia que ha continuado hasta nuestros días. Una prueba de ello es que el Hogar Social se ubicara durante muchos años en el barrio de Tetuán, conocido también por sus altos índices de población extranjera. Esto choca con la idea de este grupo de repartir alimentos solo a familias españolas, actividad que tendría más sentido en otros barrios. Lo que demuestra una voluntad de provocar e intimidar. Aquel día, grupos militantes antifascistas acudieron para impedir la manifestación así como para responder a esa provocación e intimidación. Un grupo de antifascistas de camino a la contramanifestación se cruzó en la parada de metro Legazpi con un militar fascista, Josué Estabanez, quien preparó el cuchillo al percatarse de su presencia. Carlos Palomino, un chaval de 16 años, fue apuñalado en el corazón sin previo aviso y a sangre fría. Otro de sus compañeros también fue apuñalado y estuvo a punto de perder la vida. La rabia que sentimos en ese momento se tradujo en un nuevo impulso para el noviembre antifascista. A partir de
entonces, cada noviembre recordamos a Carlos y a todas las compañeras y compañeros que han sido víctimas de asesinatos o de agresiones fascistas, de todas partes del mundo.

El noviembre antifascista está marcado por la violencia y en ocasiones por la muerte. Pero existieron más agresiones y asesinatos entre los dos sucesos que hemos destacado aquí. Y en la actualidad se siguen produciendo. Así, el lema de cualquier organización o militante antifascista es un lema claro que nos define: ni olvido ni perdón. No es que sea partidario de centrarme en las agresiones, pero están allí. Lo más importante, sin embargo, es tener claro por qué luchamos y hacemos estas manifestaciones y actos.

Hay que identificar el autentico problema, combatir una ideología política basada en el odio al diferente, la superioridad y la explotación de una raza por otra, sustentando en la violencia hacia quienes se atreven a cuestionarles. Noviembre es así un mes conmemorativo, pero también un mes de lucha en el que se suelen llevar a cabo diversas actividades que nos recuerdan qué es el fascismo y porque somos antifascistas.

Artículo publicado en el nº29 del boletín Briega en papel Diciembre 2021.