El cierre del zoo de la Magdalena, un asunto sin acabar

EL CIERRE DEL ZOO DE LA MAGDALENA, UN ASUNTO SIN ACABAR

El pasado 27 de mayo de 2020 se difundieron unas imágenes de un león marino metido en una bolsa de plástico en el zoo de la Magdalena. Se iniciaría una así una campaña mediática por redes denunciando las condiciones en las que viven los animales encerrados en este recinto carcelario.

Sin embargo, las denuncias públicas por las condiciones en las que viven encerrados leones marinos, focas y pinguinos actualmente en las inmediaciones del Palacio de La Magdalena no eran nuevas ni marcaban un precedente. En el año 2017 una campaña change reclamaba el realojo de los animales en su hábitat natural y denunciaba la falta de espacio y condiciones en la que viven los pingüinos, focas y leones marinos en la Península.

En el mes de Junio del 2019 las organizaciones Ecologistas en Acción Cantabria y ARCA presentaron un escrito en el Ayuntamiento de Santander solicitando la retirada inmediata de la biomasa de algas verdes existente en los estanques de las focas y leones marinos de la Magdalena, cuyo estado calificaron de "lamentable".

Dicho esto y a pesar de los antecedentes, las imágenes de 2020 dieron lugar a que la campaña virtual extendiera la situación de estos animales más allá del contexto local santanderino. La prensa a nivel estatal se hizo eco de ello e incluso personas famosas, como la actriz Daryl hannah, hicieron vídeos por sus cuentas de twitter para pedir el cierre del zoológico y exigir responsabilidades a la alcaldesa de Santander.

Simultánea y posteriomente, los partidos políticos se sumaron a las denuncias. *Psoe, Prc y Unidas Podemos pidieron que los animales se reubiquen y el espacio se destine a actividades culturales o a un centro de educación medioambiental. La moción presentada por estos partidos sobre estas instalaciones que fueron construidas en 1985 con Juan Hormaechea, se basaba en argumentos de utilidad; «Las especies que alberga no forman parte de ningún proyecto que implique reintroducción en su medio natural; no forman parte de ningún estudio científico; no proporcionan ninguna educación al visitante; no aumentan la calidad de la oferta turística de la ciudad y tampoco se están recuperando de ningún maltrato ni de ningún decomiso. De hecho, los efectos sobre la educación y sobre la oferta turística son más negativos que positivos» En general casi todo el espectro parlamentario cántabro excepto PP Y Vox se posicionaba en contra del Zoo de la Magdalena por no cumplir las condiciones “dignas” para ser un zoológico. Izquierda Unida y Cantabristas por ejemplo. El partido PACMA aportaba algunos matices lanzando un hastag llamado “Zoossoncárceles”.

A pesar del ruido mediático y de la oposición del marco institucional, el Ayuntamiento de Santander se mantuvo en sus trece alegando que la muerte del león marino fue por causa natural y la Alcaldesa afirmó que el cierre no se contemplaba, aunque sí su transformación y mejora.

A finales de Julio de 2020 el asesor científico de la Fundación Franz Weber y veterinario David Perpiñán, experto en medicina zoológica, elaboró un informe sobre los incumplimientos de la legislación en los que incurre el zoológico de La Magdalena y recomendaba explícitamente el cierre del zoo entre otras razones, por el «estado deficiente» en el que estaban los animales. También recordó que el Ejecutivo regional fue denunciado en 2009 por la Comisión Europea por no aplicar adecuadamente la ley de zoos, lo que implica haber permitido un zoo ilegal durante 12 años, si tenemos en cuenta que la ley entró en vigor en 2003 y el zoológico de La Magdalena no se dio de alta hasta 2016.

Finalmente, la cuestión se aplazó con la creación en Santander de un comité de expertos en Julio de 2020 que debía evaluar la continuidad o no del minizoo de La Magdalena. En Febrero de 2021 David Perpiñan decide renunciar a continuar en este comité que el ayuntamiento de Santander puso en marcha. Explica sus razones en una carta publicada en la web ZooXXI denunciando una ausencia total de debate. Un año después, en Marzo de 2022, aun no había ningún tipo de conclusión de dicho comité y ningún plazo límite concreto para determinar el futuro del Zoo. Este Comité hasta ahora ha servido para que hayan pasado 3 años desde el estallido mediático sobre las condiciones degradantes de los animales en el zoo sin que el ayuntamiento establezca una salida concreta.

Una lucha a golpe de Twitter y demandas ciudadanas;

Es indudable que la presión mediática ha arrinconado a quienes tienen intereses en que El Zoo de la Magdalena siga manteniendo animales encerrados para el disfrute del turismo masivo. Por ello, al margen de partidos políticos y estrategias electorales, una parte de la sociedad ha movilizado recursos para poner la atención en esta problemática con cierta efectividad y es de agradecer. Sin embargo, hay dos cuestiones que parece importante analizar. Una es el “cómo” y otra el “para qué

- Cómo; Las redes y el parlamento

Existe una cierta desconexión entre los grupos animalistas con el resto de luchas sociales. Por un lado, parece no haber una identificación de dichos grupos con otras luchas, a la vez que cierto rechazo desde otras luchas hacia el movimiento animalista. Existe poca confluencia entre dichos entornos y no es posible lanzar certezas sobre las razones, pero sí que esto significa una debilidad a la hora de generar acciones que vayan más allá de los círculos cerrados de las “redes” y la comodidad ciudadana de demandar mejoras desde el ordenador a nivel individual sin movilizarse en conjunto. Redes como twitter, o formas de organizarse como la formación de grupos de activistas en internet sin conocerse en persona, a la vez que efectivas en la inmediatez que brindan, como difundir una foto en el instante de los hechos, generan un enfoque de la atención muy corto en el tiempo. Relegan además dinámicas politicas que nos pertenecen como la formación de asambleas de lucha, grupos de afinidad y/o colectivos con objetivos a corto y medio plazo en el tiempo y acciones concretas en la calle.

Como cuenta “El caballo de Nietsche”, allá por 2020 en su justificación para no cerrar el zoo, el portavoz de Vox inició su intervención con un despectivo “[…] llevamos ya más de 45.000 muertos, según las últimas estadísticas, y nos traen ustedes aquí una cuestión relativa a la muerte de un león marino […]”.

Lo esperable sí, pero... ¿Cuántas personas de colectivos sociales piensan de esta manera cuando las luchas tienen que ver con lo que respecta al resto de animales? El cierre del Zoo de la Magdalena en un lugar tan simbólico como las inmediaciones del Palacio de la Magdalena, antiguo campo de concentración que fue pionero y modelo de la represión franquista y que hoy en día es uno de los sitios más emblemáticos de la Santander burguesa y una de las principales marcas turísticas de la ciudad, podría interesar a muchos más colectivos y personas que las estrictamente enfocadas en la defensa del resto de animales. Sin embargo, la parcialidad de las luchas a las que estamos acostumbradas es una barrera muy difícil de derribar. Construir una protesta mediante el uso exclusivo de redes y artículos de prensa no tiene toda la responsabilidad de esta problemática pero tampoco contribuye a transformar la situación.

- Para qué; ¿El problema es el encierro o las condiciones de vida de animales en cautividad?

En 2020 afirmábamos que si la critica a los zoológicos se limita a la denuncia de las condiciones de vida de los animales (alimentación, cuidados, tamaño del recinto, temperaturas, etc) siempre habrá una posibilidad de argumentación que los coloque en la diana de unas buenas prácticas. Tiempo más tarde podemos ver ejemplos que ayudan a entender este mensaje. En 2022 se hace pública la noticia de que “El Parque de Cabárceno readaptará el recinto de leones marinos para orientar el modelo de visita hacia fines educativos y de bienestar animal.” Si el mensaje de las protestas no denuncia que encerrar animales en entornos carcelarios alejados de sus hábitats naturales es el problema, y únicamente se ciñe a señalar que viven en un estado de desatención en los cuidados, las medidas y/o soluciones nos conducen a reformar las condiciones sin que en el fondo cambie nada. De esta manera, la posibilidad de abolir los zoológicos queda relegada a una cuestión puramente ideológica y alejada de la realidad en lugar de ser una alternativa posible como realmente es.

Cuando se justifican los Zoos alegando al bienestar animal y la imposibilidad de reintroducir a los individuos en concreto en un entorno natural (independientemente de que esta dura realidad sea cierta o no según en qué casos y dejando de lado las razones que les llevó a parar ahí), se intentan presentar como centros de recuperación, santuarios, refugios, centros de rescate… pero es obvio que no tienen esa naturaleza. Cabárceno es un negocio basado en el uso y explotación de animales y el Zoo de la Magdalena funciona puntualmente como reserva de dicho negocio en situaciones en que los animales ya no son productivos. No nos confundamos.

El cierre del Zoo de la Magdalena es un asunto pendiente y aún no se ha conseguido. Un periodo de denuncia abrió el camino. Independientemente de las diferencias en el "cómo” y en el “para qué”, se trata de un asunto sin acabar que no debemos delegar en partidos ni en redes.

*Recientemente, a nadie se le escapa que estamos en periodo preelectoral, el PSOE ha propuesto crear unas piscinas de agua natural para sustituir el zoo.

Artículo publicado en el Boletín Briega en papel Mayo 2023