Los Anarquistas y el Poder: Carta a nuestras compas

Contexto de la carta:
Hay un libro, publicado en el París 1969 que con el título "Los anarquistas españoles y el poder" narra las idas y venidas, suertes y desgracias que han tenido los anarquistas en sus relaciones con el poder. No confrontándolo, si no formando parte activa de él. No vamos a hablar de eso ahora, no al menos en pasado.
Primero decir un poco lo obvio pero olvidado. El anarquismo español, ibérico, no es una caricatura individualista, violenta y agresiva. Es un movimiento que se inserta profundamente en la historia y sentir de las gentes que han ido habitando estos territorios. Pedagogías, feminismos, juntismos contra los franceses, cantonalismos. Desde los intelectuales del 98 a las insurrecciones medievales. Desde el sindicalismo obreril temprano a las alianzas anticolonialistas en Cuba. El anarquismo ibérico ha sido de todo menos unívoco, homogéneo o acomplejado. Lo ha probado todo, desde el comunismo libertario al sindicalismo. Ha besado golosamente ministerios, ha dirigido batallones, ha tenido incluso una presidencia, Pi I Maragall. Se fue de exilio por medio mundo, solo para hacerse en parte conciencia compartida. Hay un pequeño anarquista en la mente de todo habitante peninsular.
El anarquismo ibérico desapareció del plano oficial en los 70, de las masas y las manifestaciones masivas pero nunca ha abandonado la escena. Se diluyó para fertilizar innumerables movimientos sociales. Aprendió a leer la sociedad y fue leído por esta. Asambleas callejeras, centros sociales 2.0, espacios autogestionados, mareas, escuelitas libres para las peques, hacking y en ultima instancia partidos, sí, también partidos.
Las anarquistas de hoy, algunas de ellas mutantes híbridas post 15 m, se han topado de pronto militando en partidos políticos, es más ¡han contribuido a su parto! Nadie puede reclamar la maternidad ideológica o política de movimientos sociales como las CUP o Podemos. Porque son eso, movimientos, donde han confluido elementos de muy diferente pelaje. Pero ahí están, gente con la que crecimos en aventuras, en aprendizajes, en sueños. Gente como Murgui que cantó nuestras canciones deleuzianas, zapatistas. Gente que viene de la okupación, del sindicalismo de la tierra. Gente con la que compartimos mundo e imaginario que ahora está tomando decisiones, jugando a un juego complicado y excitante, duro y sacrificado que algunas nos queda lejano.
Vamos a hablar ahora desde un plano exclusivamente subjetivo, desde los afectos. Desde nuestras propias dudas y miedos.
A nuestras compas:
A las que estamos fuera pero os miramos atentos este mundo no nos ofrece demasiadas alternativas. Podemos optar por una vida precaria y rota basada en la subsistencia, en el sometimiento al trabajo, en una miserable condición de servidumbre voluntaria a una empresa, al estado o a la academia. Podemos hacer lo mismo con mejores condiciones (a veces) fuera de nuestro hogar. Podemos huir disparando, tal vez en una dirección ruralísta o de barrio, cooperativa, autogestiva solidaria. Que nadie se engañe, seremos tan impuras como vosotras. Cuando tienes 30 años y pico con responsabilidades que trascienden tu subjetividad, o bien te vuelves nihilista o bien asumes que es preciso tomar las decisiones menos malas para salvar la digna materialidad de las condiciones de tu existencia. Vosotras habéis optado por incitar al cambio de estas condiciones desde un lado que nunca pudimos imaginar. No nos engañemos, lo váis a hacer desde arriba, y no está mal.
Muchas de nosotras tuvimos en algún momento que negociar con administraciones, con cuerpos de policía, con concejales, con jefes, con patrones, con decanos. La política, por muy anarquista que se pretenda, es eso política.
Pero hay algo que no deja de preocuparnos. Aunque os queremos, con toda nuestra alma, a vosotras, al movimiento, no a las organizaciones que siempre nacen muertas, no podemos dejar de estar preocupadas.
¿Cómo váis a hacer para abrir el proceso a la gente?¿Cómo váis a devolverle al pueblo lo que es del pueblo, es decir, su potencia política, su justicia, su aparato de decisión, sus medios de producción? Os queremos, pero tenemos miedo, miedo al golpe, a la bofetada, a despertarnos sabiendo que nuestra gente se ha vuelto zombie. Miedo de veros devorados por un Puigdemont o un Pedro Sanchez.
Miedo como siempre de perder, y ahora más fuerte, más jodido. Hemos abandonado las calles porque vosotras, las que ahora estais en la alta política, que erais en muchos casos motor de la calle habeis decidido apostar por otra vía. No queremos meter presión, la responsabilidad es común y compartida. Muchas dirán, pues vaya anarquistas con líderes, pero esto no es un ejercicio académico de ciencia política, sabemos que vuestra energía y vitalidad arrastraba a tantas y tantos. Es un hecho que aunque horizontales y sin jefes, los movimientos sociales requieren de personas cuya vitalidad y energía transformadora desborda los sentidos de las que les rodean. Esto es una carta a vosotras que comísteis de nuestro plato, que compartisteis risas, broncas, camas y manis. No compartimos en aquel momento la decisión de abandonar la calle para hacer asambleas de partido. Pero sin saber todavía el resultado final lo cierto es que vuestra apuesta nos está llevando a nuevos planos, nos ha devuelto cierta ambición que el movimiento había perdido.
De algún modo se puede volver a pensar como pensaron otras antes que nosotros en un mundo nuevo, al menos en su posibilidad real. Abandonado el pesimismo congénito, decrépito y nihilista podemos confrontar el mañana, y tener la gozosa satisfacción de pensar que no todo está escrito. No os vamos a pedir que no nos traicionéis, que no rompáis nuestra ilusión, tenemos el corazón duro y lejos de las urnas. Simplemente, que lo que hagáis ahora en los despachos, en el congreso, en los parlamentos regionales, europeos, de donde quiera que sea, lo hagáis con la misma energía, con la misma vida con la que lo hacías en las asambleas. Solo el pueblo apoya y defiende al pueblo, lo sabemos, pero nadie dijo ni como, ni de que manera. Además, tenerlo claro, si esto falla, habrá que seguir intentándolo. Las calles no se van a mover de sitio.
Eso es todo, un abrazo.
Fuente: Nuda Vida [Blog de Diagonal]