Producción y consumo ecológico en Cantabria: la experiencia de Efecto Ecológico

La reciente movilización contra el cambio climático y la creciente demanda de alimentos más saludables y producidos de forma respetuosa con el medio ambiente son índices inequívocos de que la preocupación por la conservación de nuestro planeta y de sus recursos cada vez es mayor. Al mismo tiempo, el oligopolio que rige el sector alimentario mundial y las extendidas prácticas de la agricultura industrial orientan en su beneficio la legislación de los países en esta materia y ponen incontables trabas al avance de una agricultura sostenible.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la agricultura ecológica se puede definir de manera sencilla como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales. Las prácticas industriales nos parecen hoy las únicas viables y los productores a menudo no conciben otra posibilidad, pero lo cierto es que se remontan a tan solo unas cuantas décadas atrás. Frente a su imparable avance y aunando costumbres más tradicionales con la investigación ambiental, surgió la agricultura ecológica, cuya regulación en España se inició en 1989 y actualmente viene marcada por las leyes de la Comisión Europea.

El debate en torno a lo «ecológico» es muy amplio y da pie a una encendida controversia. ¿Es justo el sistema de etiquetado ecológico? ¿Tiene sentido invertir en la certificación ecológica dentro de un sistema económico que a su vez fomenta y subvenciona la agricultura industrial? ¿Podemos abaratar el elevado coste de los productos ecológicos para que la mayor parte de la población, ahogada por la incertidumbre económica y la precariedad, puede acceder a ellos y así fomentar su producción? ¿Hasta dónde llegan las contradicciones del llamado «consumo crítico»?

Para tratar de responder a estas preguntas y dar a conocer un ejemplo de cómo favorecer la producción ecológica, hemos conversado con la asociación Efecto Ecológico. Se trata de una agrupación en la que participan productores que quieren dar salida a su producción de la forma más rentable posible y consumidores que buscan una alternativa más económica a los productos ecológicos. Si bien trabaja fundamentalmente con productores de alimentos de Cantabria, al contrario que las cooperativas de consumo más habituales, Efecto Ecológico permite a los consumidores elegir semanalmente sus productos y no solo ofrece alimentos ecológicos del entorno más cercano, sino también de otros puntos del país e incluso del extranjero, a través de una red de colaboración con productores de otras regiones. Los pedidos se realizan con carácter semanal a través de su sitio web e incluyen, además de frutas y verduras, una amplia variedad de artículos de panadería y repostería, cereales, especias, cosméticos, etc.

Por lo tanto, se trata de un enfoque integrador, flexible y alejado de la ortodoxia en el que convergen el interés individual de los proyectos de vida de los participantes y el interés colectivo por fomentar la producción ecológica y abaratar el coste de este tipo de productos. En palabras de su presidente Pablo Herrero, sería como un tren en marcha al que podemos subirnos en cualquier estación, y a cuyo avance aportamos de una u otra forma hasta que decidamos bajarnos de él. Asimismo, los consumidores pueden proponer proyectos de carácter social o ambiental a la asociación, que actúa de este modo como un altavoz o una plataforma para facilitar la realización de iniciativas que contribuyan al crecimiento social y personal.

La producción ecológica no es un camino fácil ni único. Esta semana comenzamos a sumergirnos en esta amplia temática (aquí un avance) y en próximos programas de El Pájaro Observador, ahondaremos en este y otros asuntos íntimamente relacionados con esta vía, tales como la agroecología o el llamado greenwashing, la propaganda de sostenibilidad iniciada por las grandes empresas.

¡Os esperamos este jueves 31 de octubre en el nido!