«El otro Santander: resistencias al militarismo y al fascismo». Briega papel de agosto listo para descargar

Del 7 al 10 del junio pasado, se celebraron en Santander las jornadas cívico-militares Santander Four Days, organizadas por el «Cluster de la Industria de Defensa» en colaboración con el Ayuntamiento de Santander, las Fuerzas Armadas y el Comité Olímpico Español. Desde La libre se organizaron una serie de actividades para ayudarnos a sacar a la luz todo lo que se ocultaba detrás de esta actividad propagandística de la guerra, con la idea de que, de manera colectiva, pudiésemos entender mejor qué es lo que está pasando, qué es lo que está en juego y, sobre todo, qué es lo que podemos hacer para que este mundo se convierta en un lugar mejor y no en uno peor.
La idea de este boletín era que fuese un monográfico sobre una de esas actividades que se llevaron a cabo en esas jornadas que se llamaron «Santander war days». Era  la actividad que cerraba dichas jornadas: «Otra visión de Santander: Resistencias al militarismo y al fascismo, a cargo del historiador Daniel Lobete». Antes de cerrar el número, el fascimo atacó (haciendo pintadas) dos locales de dos colectivos enseña en ese otro Santander del aquí y ahora. El último texto es la respuesta que desde la asamblea de La Libre han dado a las pintadas recibidas.

Os dejamos con un extracto de las palabras que se difundieron como llamado para las «Santander war days. Contra las jornadas cívico-militares del lobby armamentístico»:

«¿Por qué tenemos que sufrir cada vez más actividades destinadas a aumentar el fervor patriótico y militarista entre la población?
¿Es algo casual, brota del deseo de la gente o, al contrario, oculta oscuros intereses tras los desfiles adornados con los colores de las banderas?
¿Sólo el ejército está relacionado con la guerra, o hay una guerra latente, más profunda y contra todes nosotres, que ya se ha empezado a librar?
Hace ya un par de décadas que algunes autores hablan de “guerra global permanente”, una nueva etapa de economía capitalista que se basa en el expolio y se sustenta en la generación de miedo hacia enemigos externos e internos, legitimando así la existencia de una industria de la guerra, sumamente lucrativa para algunes y mortífera para muches otres.
Una guerra infinita, a escala mundial, que impregna la vida cotidiana mas allá de los escenarios propiamente bélicos: militares, policías y guardas privados,
a sueldo de Estados y empresas,
defienden la mano que les da de comer.
No sólo libran sus guerras en el exterior:
garantizan la seguridad de sus dirigentes
y defienden sus propiedades;
desarrollan operaciones policiales, paramilitares y contrainsurreccionales; nos espían, monitorizan y recogen nuestros datos; reprimen las protestas con violencia y se infiltran en los movimientos sociales; vigilan las fronteras, hacen redadas racistas y
nos deportan; nos encarcelan
y gestionan las prisiones;
nos pegan, torturan y asesinan».

 

                    El otro Santander:
resistencias al militarismo y al fascismo

Van estas líneas a modo de resumen de la visita que se hizo el pasado 16 de junio dentro de las jornadas antimilitaristas. En esta ruta tratamos de dar unos esbozos de lo que ha sido (y quizás de lo que puede ser) una ciudad muy diferente a los tópicos interesados. Un Santander que no se avergonzaba de su identidad cántabra, donde el movimiento obrero tuvo un gran desarrollo y las ideas republicanas, socialistas, libertarias y emancipadoras en general tuvieron una gran presencia en sus calles y gentes.  En definitiva, una ciudad alejada del gris del hormigón, del centro comercial turístico y hostelero adornado con desfiles militares, banderas rojigualdas, toros y sevillanas.

1 - La Cuesta del Hospital
Comenzamos la visita en la Cuesta del Hospital, parte del viejo Cabildo de Arriba de Santander. Más abajo se encontraba la ría de Becedo que separaba la ciudad en dos partes durante la Edad Media y Moderna.

Esta calle da pie a contar una anécdota acerca del escritor santanderino, y callealtero, Esteban Polidura. Cuando tenía 14 años participó en la revolución democrática de 1868 (conocida como «La Gloriosa») en la que Santander tuvo un destacado papel. Se formaron barricadas y hubo un enfrentamiento en la Calle Vargas contra las tropas enviadas por Isabel II. Esteban Polidura cuenta cómo, tras ayudar a los revolucionarios llevándoles balas y suministros, se vio obligado a escapar cuando las tropas de la reina lograron superar la barricada. En uno de sus artículos publicados en la prensa muchos años después, relata como subió corriendo la Cuesta del Hospital para refugiarse en su casa, en la Calle Alta. A pesar de esta retirada táctica, la revolución triunfará igualmente. Pocos años después integrará la unidad de Voluntarios de la República que defenderá la ciudad de los ataques de las tropas Carlistas. También será fundador del Centro Montañés, una asociación que tendrá como finalidad el desarrollo cultural y la defensa de los intereses de Cantabria. Además de su labor política destacará también como escritor costumbrista de artículos publicados en la prensa local sobre el modo de vida de los pescadores, artesanos, comerciantes y pequeña burguesía de Santander.
El relato que tuvo mayor trascendencia fue uno sobre los pescadores de Santander titulado «La Manjúa» (que significa banco de peces en cántabru). Esteban es hoy día una figura olvidada, seguramente por representar un Santander republicano, marinero y popular que no se corresponde con la imagen de ciudad conservadora y elitista que desde el Ayuntamiento y otras instituciones se busca proyectar.

No proseguiremos por allí, pero si continuásemos caminando por la calle Alta, frente al Parlamento de Cantabria, podríamos encontrar el Antiguo Convento de Las Clarisas, que fue reconvertido a mediados del siglo XIX en fábrica de tabaco. Aquí se gestó la primera sociedad mutualista de Cantabria, en el año 1848, formada por las mujeres que trabajaban en la fábrica.

Estas sociedades fueron el antecedente de los sindicatos y funcionaban como sociedades de apoyo mutuo con un fondo común para sostener a quienes lo pudieran necesitar ya fuera por enfermedad, accidente, orfandad y otros.

2 - La Catedral y la Plaza Vieja
Nos desplazamos hacia la catedral atravesando las calles Isabel II y Lealtad. Anteriormente la Calle Alta terminaba directamente en la catedral. Tras el incendio de 1941 se procedió al desmonte del cerro de Somorrostru y por eso se produce esa caída abrupta la atravesar ambas calles. Los efectos del incendio, o mejor dicho, de la reconstrucción posterior, formaron un nuevo trazado de calles y plazas que esconden partes importantes del pasado de la ciudad.

La Catedral, especialmente la Iglesia de “El Cristo” que es la más antigua, fue refugio antiaéreo improvisado durante los primeros meses de la Guerra Civil.
Describía esos dramáticos momentos el periodista José del Río Sainz, «Pick» y señalaba una anécdota curiosa ya que mencionaba como para muchos de los allí refugiados, esta era la primera vez que entraban a una iglesia.

Esto nos da una idea de cómo durante el primer tercio del siglo XX el proceso de secularización de una parte importante de la sociedad había sido muy intenso. Es a partir de la llegada de la dictadura cuando hay un proceso intencionado de recatolización. Prohibición del divorcio, censura, vuelta a manos de la Iglesia católica de la educación, encuadre de la población en organizaciones católicas, así como todo un despliegue de rituales públicos.
Un ejemplo claro de esto último lo tenemos con la Semana Santa de Santander, hasta entonces austera y sobria, a la que se incorporan nuevos pasos procesionales y cofradías de nazarenos tratando de imitar la semana santa castellana y andaluza, más acorde con el modelo de religiosidad del nacionalcatolicismo. Un ejemplo lo tenemos en la Archicofradía de la Real Celeste y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, fundada en 1942 por excombatientes del bando franquista que había sido prisioneros de los republicanos durante la guerra.

Frente a la catedral se encontraba la Plaza Vieja, desaparecida tras la reconstrucción del incendio. Allí tenía su taller el relojero anarquista Emilio Carral (1869-1926). Dirigió el semanario «Adelante» y fue autor de una novela, «Tenkia», y de una obra teatral, «El ocaso de los odios». Así mismo fue fundador del Ateneo Popular de Santander y de los Coros Montañeses, entre otras muchas iniciativas. En 1902 participará en un debate en defensa del anarquismo frente a Isidoro Acevedo, director del semanario «La Voz del pueblo» que hará una defensa del socialismo. Según relata la prensa, a este debate acudieron unas 3000 personas y ambos ponentes se consideraron vencedores.

Emilio Carral será una figura conocida y respetada en la ciudad, mantendrá muy buenas relaciones con republicanos y librepensadores y su taller será el punto de encuentro de todos los anarquistas que vivían o estaban temporalmente en Santander.

3 - Hotel Ignacia (Ataulfo Argenta, 5)
 Cantabria permaneció leal a la República tras el golpe de estado del 18 de Julio de 1936. En los primeros días, las milicias de partidos y sindicatos de izquierda consiguieron frenar el golpe apoyados por algunos sectores del ejército, carabineros y Guardia de Asalto. Estas milicias acabarán fusionándose en un verdadero ejército republicano.
El Hotel Ignacia fue utilizado como sede del Secretariado de Milicias. En otras dependencias del mismo hotel se encontraban también la Delegación de Transportes y de la Delegación de Sanidad. Todas ellas fueron instituciones creadas durante el transcurso de la guerra para organizar a la sociedad cántabra siguiendo las necesidades que marcaba el transcurso del conflicto.

Cuando se producían bombardeos por parte de la Legión Cóndor, el personal se refugiaba en el refugio antiaéreo de la plaza del príncipe a poca distancia de allí y que puede visitarse actualmente dentro de lo que el ayuntamiento denomina el «Anillo Cultural». Si bien la explicación que dan en la visita a nivel informativo es correcta, hay importantes omisiones y llama la atención la pretendida neutralidad discursiva que se establece entre una población civil bombardeada y la aviación nazi al servicio de Franco.

El Hotel Ignacia actualmente se encuentra cerrado y en mal estado de conservación tal y como puede apreciarse en la fotografía.

4 - Calle Bailén
En 1936 el cuarto piso del número 4 de la calle Bailén será sede del Socorro Rojo Internacional (S.R.I.) Organizado por iniciativa de la Internacional Comunista se encargará de sostener Hospitales de sangre y recaudar fondos para las familias de los Milicianos. Se definía como «la Cruz Roja de los millones de hombres y mujeres libres, sin distinción de partido, de religión, de raza y de nacionalidad, que luchan por una sociedad mejor».

El Socorro Rojo Internacional tuvo un papel destacado en la vida del poeta José Hierro. Su padre, Joaquín Hierro, fue detenido al poco de entrar las tropas franquistas en Cantabria. Su labor había sido clave para parar el golpe de estado en Cantabria ya que, como empleado de telégrafos, desvió el telegrama que llamaba a sublevarse al General García Argüelles. Los tribunales franquistas se vengaron y le condenaron a prisión. Su hijo José Hierro, junto con otros familiares de represaliados, se organiza para, aprovechando la estructura de venta de sellos de los ciegos encuadrados en la ONCE, vender sellos del Socorro Rojo Internacional.
Son detenidos en septiembre de 1939 y se produce la llamada «Caída de los ciegos», redada en la que son detenidos y torturados salvajemente los participantes de esta red de solidaridad. El joven José Hierro, de 17 años, es condenado a 12 años de cárcel. Aunque, a diferencia de otras personas que sufrieron cárcel y represión, José Hierro sí es una figura conocida y que ha gozado de reconocimiento, en este caso lo que ha sucedido es que se ha buscado omitir deliberadamente el tema de su detención y encarcelamiento. Un claro ejemplo lo tenemos en un folleto escolar publicado recientemente por el Ayuntamiento de Santander en el que no había ninguna mención a este hecho tan relevante en su vida.

5 - Localización de la antigua taberna «La Zanguina» (actual Tívoli)
Aquí fue asesinado Luciano Malumbres por un pistolero falangista el 3 de junio de 1936.
Malumbres era director del periódico de izquierdas La Región y en él había denunciado la corrupción de la cooperativa SAM, atacando así los intereses de las élites provinciales.
El pistolero falangista Amadeo Pico no logró escapar y fue muerto en la persecución posterior al atentado. Malumbres morirá el día siguiente en el Hospital. Se realizará un paro en los centros de trabajo y una manifestación masiva de condena del asesinato y acompañando el féretro.

Este asesinato se enmarca dentro de la estrategia de desestabilización contra el gobierno legítimo del Frente Popular que llevaron a cabo Falange y otros grupos de ultraderecha, que buscaban provocar una situación de caos y violencia que legitimara un golpe de estado.

6 - Ateneo de Santander
En Santander existieron dos ateneos. Por un lado el Ateneo de Santander, creado en 1914 y con un carácter elitista y conservador. Con anterioridad existía el Ateneo Popular, fundado en 1910 y que tenía la finalidad de elevar el nivel cultural de las clases populares, garantizar el acceso a la cultura y construir alternativas de ocio y sociabilidad a la taberna. Tras un periodo de dificultades que llevó a su extinción en 1917, el Ateneo Popular se refunda en 1925. El gran escritor Manuel Llano o el anteriormente mencionado Luciano Malumbres presidieron en periodos diferentes esta institución que desarrollará múltiples actividades culturales hasta su desaparición en septiembre de 1937.

El edificio donde se encuentra actualmente el Ateneo de Santander se construyó en realidad para el Ateneo Popular. Fue inaugurado en febrero de 1937 en plena contienda, cuando Cantabria aún permanecía en el bando republicano.

Pocos meses después, con la invasión del ejército franquista, el Ateneo Popular es suprimido, se produce una quema de libros y el edificio es requisado. En él si instala la Oficina de Reclutamiento de Tercios de Requetés de Primera y Segunda Línea. Posteriormente pasará a pertenecer a Caja Cantabria, institución que regalará el edificio al Ateneo de Santander trasladándose en 1995 de su sede en la Plaza Porticada, a este nuevo emplazamiento.

El Ateneo de Santander siempre ha tenido un carácter conservador y elitista, que hoy día se mantiene en plena forma. No solo por el enfoque y la temática de sus conferencias sino también por el propio funcionamiento de la institución. En los años 60 las mujeres solo podían entrar si eran invitadas por un socio del Ateneo, cosa que nunca sucedió en el Ateneo Popular de los años 20 y 30. No obstante incluso en pleno franquismo siempre  hubo momentos para la disidencia. El 7 de mayo de 1962 el periodista falangista Maximiano García Venero presentó en el Ateneo de Santander un libro sobre la situación de Argelia, se refirió a la OAS (grupo terrorista de ultraderecha formado por colonos y militares  franceses que se negaban a la descolonización) como «caballeros cristianos». Ante este intento de lavar la imagen de una organización tan infame hubo abucheos entre el público. Esto conllevó la expulsión de dos socios a los que se acusó de instigadores.

7 - Santa Lucía: Muerte de José Lavín, el Cariñosu
José Lavín, conocido como Pin el Cariñosu fue un guerrillero antifascista cántabro. Había militado en CNT y por ello, en 1938, se vio obligado a huir al monte para evitar la represión franquista. Ya en la clandestinidad formó una agrupación guerrillera que operó por el entorno de Miera, de donde era originario, y los valles próximos.

En 1941 se ocultó en Santander con una identidad falsa. Su intención era escapar al extranjero pero también poder estar cerca de su madre, presa en la cárcel de mujeres que se había habilitado en los Salesianos, en el paseo del Alta.

En octubre de ese año la Guardia Civil captura a uno de sus enlaces, Eugenio Escalante, y le obligan a ir como cebo para tenderle una trampa. Pin el Cariñosu se encontraba viviendo en una buhardilla del número 44 de la calle Santa Lucía. El 27 de octubre de 1941 un destacamento armado rodea el edificio y se mete también en los pisos vecinos del mismo portal. Cuando el Eugenio llama a su puerta, Pin se da cuenta de la trampa y baja disparando hacia el portal. De todos los pisos salen guardias armados que le disparan, devuelve los disparos hiriendo a varios, pero cae definitivamente muerto en el portal que podemos ver en la fotografía.

Su pareja, María Solano que estaba embarazada, es detenida y torturada salvajemente. Su hija Josefina nació poco después. Gracias a la mediación de la embajada de EEUU ambas pudieron emigrar a este país, ya que María Solano, hija de emigrantes, había nacido en Miami. Muchos años después en 2008 Josefina logró ser reconocida como hija legítima también de su padre y poder llevar su apellido, Lavín. Siempre ha reivindicado la figura de su padre como luchador por la libertad. Todos los años en el cementerio de Ciriego se realiza un homenaje a Pin «el Cariñosu» y a su agrupación guerrillera.

Aquí termina nuestra visita por ese otro Santander. Esperemos poder realizar más rutas que nos descubran esa otra ciudad y su memoria.

                                * Agradecimientos:
Quiero agradecer a La Libre por la organización de las jornadas y de esta actividad. También a Araceli González Vázquez por la idea de la ruta y por su ayuda en lo que respecta a lo relacionado a la información acerca del S.R.I. y la Zanguina. Aprovecho para recomendar la lectura de su blog https://lamurria.wordpress.com donde profundiza en muchos temas de interés de Historia, Antropología y Lingüística de Cantabria.

* Nota de Briega: el texto integro es obra del historiador cantabro Daniel Lobete,
las fotográfias han sido compartidas por Javier González
, nuestro agradecimiento a ambos.
Mientras preparabamos el boletín los locales de la CNT y La Libre fueron pintarrajeados por fascistas.
A continuación van unas líneas escritas desde la asamblea de La Libre sobre el hecho.
Desde aquí nuestro apoyo a las gentes de los dos colectivos y nuestro hacer contra la mierda retrogada venga de donde venga.

¡Rojos No, lo siguiente!

Sobre los efectos del «turismo nacional» en Santander

El pasado sábado 16 de julio, entre las 21:00 y las 23.30, unes simpátiques militantes de extrema derecha decidieron echar su meada en la fachada de La Libre.

Como podéis apreciar en la foto, con espray azul, buena letra y cierto don de síntesis, nos pintaron a un lado de la puerta un enigmático «Rojos No».

Un lema con aroma a otros tiempos, de cuando a “los rojos” se les tiraba en las cunetas.

Para acompañar a este profundo mensaje, y dotar la pieza de cierta simetría, también dibujaron al otro lado de la entrada una cruz celta, pues sabemos que pintar esvásticas nunca se les ha dado muy bien.

Les autores de esta obra maestra, decidieron dejarnos una pista sobre su identidad: una pegatina en la puerta, firmada por «Getafe Nacional Revolucionario».

Una rápida mirada a las últimas publicaciones de sus redes sociales, nos deja con todo un compendio de aforismos, útiles para cualquier ocasión: «El cambio climático no existe», «Contra ETA metralleta», «White lives matter», «La nacionalidad la da la sangre, no una casa ni un papel» o «La igualdad de genero es una estrategia para feminizar y degradar a la sociedad».

Creemos que no hacen falta comentarios.

No queremos dar a este hecho más importancia de la que tiene: una pintada hecha en 30 segundos en una fachada, probablemente por unes chavales de vacaciones, que quizás se atreven más a hacer estas cosas cuando están fuera de su propia ciudad.

Hemos recibido noticia de que, el mismo día, también hicieron una pintada en la sede de CNT, al igual que en mayo lo hicieron en Eureka contra Alega (esa vez, probablemente fascistas locales).

Lo que sí nos preocupa es que sigan surgiendo grupos neonazis: en Getafe, en Santander y en todos lados.

Sí nos preocupa que se sigan transmitiendo mensajes racistas y LGTBIfobos, que haya gente que considera que una bandera vale más que la vida y la dignidad de otras personas, que unes chavales con poco criterio hagan apología de una dictadura que han tenido la suerte de no vivir en sus carnes.

Pero sabemos que, tanto en Getafe como en Santander, también existen el antifascismo y el apoyo mutuo. Los construimos todos los días con nuestras prácticas, y siempre estaremos allí para contrarrestar a quienes sólo quieren propagar el odio entre iguales.

¡Rojos no, lo siguiente!

La Asamblea de La Libre

                                                  Contraportada

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