Organizaciones ecologistas denuncian que se ha matado el doble de lobos de los que dice el Gobierno
42 lobos muertos en la región. La mayor cantidad de lobos abatidos de la última década.
Los colectivos Ecologistas en Acción, ARCA, Mortera Verde, Grupo Lobo de Euskadi y ASCEL, estiman que el número de lobos muertos en Cantabria en la temporada 2015-2016 alcanza «al menos» los 42 ejemplares. Una cifra muy superior a los 21 ejemplares reconocidos en el último dato oficial facilitado por el Gobierno regional.
Estos grupos, junto a algunos sindicatos que se han atrevido a rebatir los datos de la Dirección General de Medio Natural, aseguran que las muertes han supuesto la erradicación de al menos dos grupos familiares, (el 17% de los grupos censados oficialmente), y advierte que «se ha superado el máximo número de lobos abatidos por año de la última década». Siendo posible incluso que algunas de las cerca de 200 actuaciones de control letal de la especie, se llevaran a cabo «en lugares donde ni siquiera se había producido ni un solo daño a la ganadería».
Segun advierten las muertes de lobos se han concentrado en un área muy reducida —inferior a 1200 kilómetros cuadrados— situada entre las comarcas de Liébana, Saja-Nansa, Besaya y Campoo-Los Valles. Donde más lobos se han matado ha sido probablemente en los municipios de Polaciones, Hermandad de Campoo de Suso, Los Tojos, Pesaguero, Mazcuerras, Vega de Liébana o Cabezón de Liébana.
En su informe los grupos conservacionistas detallan que 37 de los lobos fueron abatidos por técnicos auxiliares del medio natural, jefes de comarca o cazadores locales. Presentando en algunos casos irregularidades como la «falta de autorización expresa de control del lobo o el exceso del cupo autorizado». De los cinco restantes, tres habrían caído en batidas extraordinarias con uso de cohetes —algo expresamente prohibido— y al menos otros dos fueron cazados furtivamente.
Lamentan especialmente que se hayan matado ejemplares de distinta edad y condición, ya que eso implica la destrucción de la población lobera de Cantabria repercutiendo «negativamente en la demografía y en la genética de nuestros lobos», además de ser «una mala praxis de gestión si el objetivo es reducir los daños a la ganadería, como demuestran diversos trabajos científicos realizados en España».
Fianlmente las asociaciones ecologistas denuncian que las medida de control letal se están aplicando de forma «generalizada» y no excepcional como contempla la legislación y aseguran que «adolecen de justificación ecológica, científica y socioeconómica», y no sirven en absoluto para calmar los ánimos de algunas organizaciones profesionales agro-ganaderas.