Noviembre antifascista
Bajo el lema "Fascismo impune, Estado culpable", la ‘Coordinaora’ Antifascista de Cantabria celebró una serie de actividades en noviembre para denunciar la herencia del franquismo en Cantabria y en el resto del Estado.
Desde hace algunos años es costumbre en Cantabria y en numerosas ciudades del resto del Estado, celebrar en el mes de noviembre diversos actos para denunciar la herencia que Franco legó a la sociedad española: fascismo, racismo, autoritarismo y represión.
El ‘pregón’ de la fiesta ‘antifa’ tuvo lugar el día 13 en una sala santanderina en la que el grupo de hip hop asturiano Doris y las bandas locales de trashmetal y ska-punk, Dark Aladas y Kaskarriak, ofrecieron un concierto en apoyo a la causa. Aunque hubo que lamentar el aplazamiento de la charla en recuerdo de Carlos Palomino y todas las víctimas del fascismo.
El día 20, la ‘Coordinaora’ organizó en la sede del Sindicato Unitario en Torrelavega.una charla que giró en torno a la represión de los movimientos sociales Todos los actos de estas jornadas han perseguido como objetivo denunciar “la represión que ejerce el Gobierno y las instituciones públicas sobre los movimientos sociales que tratan de frenar el avance de las ideas y el discurso fascista”.
El día 22, como colofón a las jornadas, se celebró la tradicional manifestación antifascista en Santander. Varios cientos de personas marcharon desde Cuatro Caminos hasta Correos. Este año el recorrido fue alterado, ya que normalmente la manifestación culminaba en el Ayuntamiento de Santander, pero tras la retirada de la estatua ecuestre de Franco ya no tenía tanto sentido dicho trayecto. La pancarta principal recogía el lema de las jornadas: “Fascismo impune, Estado culpable”. Durante el transcurso de la manifestación, se corearon consignas como “Carlos hermano nosotros no olvidamos”, “Cantabria obrera, fascistas fuera”, “Ser antifascista no es un delito”, etc. Los cánticos en solidaridad con el antifascista asesinado, Carlos, se unieron a la denuncia contra los “montajes policiales”, en Euskal Herria. También se escucharon gritos contra partidos de extrema derecha –”Ilegalizar Democracia Nacional”– de reciente aparición en la Comunidad. Además de la Coordinaora Antifascista y sus colectivos asociados –Abora, Asamblea Antifascista de Cantabria, Asamblea Feminista Langresta y Regüelta– la manifestación fue apoyada por el PCPE, STAC-STEC, ALEGA, ACPT y AGE.
MANIFESTACIÓN. Cabecera de la misma, celebrada en Santander el 22 de noviembre.
En este sentido, la semana de lucha antifascista ha servido para denunciar “el avance de organizaciones violentas, fascistas y xenófobas y la complicidad que con ellas tienen las instituciones públicas y las grandes corporaciones empresariales e informativas”. Para los grupos convocantes, “el fascismo y el racismo avanzan en Cantabria”. Más allá de las valoraciones sobre el exiguo crecimiento del voto de partidos como Frente Nacional o Democracia Nacional, lo que se constata es una mayor presencia de estas organizaciones y de sus actividades en nuestra comunidad, hasta hace poco inexistentes –con la excepción del edil falangista de Santoña–.
La renovada incorporación de estos partidos y grupos a la vida política, el número de adeptos que atraen y la difusión social, política y cultural de la que gozan actualmente son muestras inequívocas de su aceptación institucional. Valgan varios botones de muestra. Por ejemplo, que a Juan Antonio Llopart, condenado a prisión recientemente por la difusión de ideas genocidas, se le permite el uso del Centro Cultural Doctor Madrazo en diciembre para presentar su editorial, Ediciones Nueva República. El homenaje a Carrero Blanco en Santoña, organizado por el Movimiento Falangista. O la inauguración a finales de octubre en Maliaño de la sede de Democracia Nacional, partido que viene nutriéndose en Cantabria de algunos sectores desencantados del PP. Precisamente, en esas mismas fechas y en el mismo municipio, era atacado un monumento de homenaje a las víctimas republicanas.
En estos tiempos de crisis, el discurso fascista se propaga como el cólera. Un discurso que suele caracterizarse por acusar a grupos de inmigrantes de la crisis y el paro, como ha quedado reflejado en los datos de la Encuesta Social Cantabria 2009, en la que el 50% de los encuestados estaban de acuerdo en que los inmigrantes quitan el trabajo a los trabajadores autóctonos. Este tipo de ideas triunfa en una comunidad autónoma donde el desempleo afecta ya a cerca de 40.000 personas. Mediante este discurso se camufla la responsabilidad del Estado y la patronal en la situación económica actual, razón por la cual políticos y empresarios toleran y en ocasiones apoyan mediante subvenciones a los grupos políticos o asociaciones que lo defienden.
Fuente: Diagonal Cantabria