Huelga de hambre indefinida de José Adrián Poblete Darre
El viernes 26 de mayo, Adrián recibió por correo una carta de su abogada que contenía unas solicitudes que le permitieran visitarle a él y a otros compañeros de aislamiento sin los problemas que le han puesto en otras ocasiones. La última vez que pudo verle le prohibieron la visita que tenía concertada con otros presos. De ahí que decidiera legalizar esta situación con el envío de las citadas solicitudes.
Pero en la prisión de Palencia ya hemos constatado que las legalidades se las pasa el alcaide, Francisco Javier Díez Colado y sus "sufridos trabajadores" por el forro. De forma inmediata, Juan Pedro Hernández Hernández, a quien pensaba ver próximamente, es transladado a Puerto de Santa María y a Adrián le cambian a la cuarta galería donde permanece solo las 24 horas del día.
Desde ese momento inicia una huelga de hambre que pretende mantener hasta las últimas consecuencias, ya que se están vulnerando sus más elementales derechos, entre otros muchos, la visita y asistencia de su abogada cada vez que lo requiera y no una vez al mes como ha impuesto el director de la Moraleja; la violación de su correspondencia y comunicaciones, junto a la retención del correo desde hace 20 días; la falta de asistencia médica, sin que haya un seguimiento diario de su estado de salud física y mental, con las graves secuelas que un ayuno tan prolongado le pueden causar.
Si el anterior comunicado denunciaba el sadismo del alcaide de la prisión, con prácticas tan aberrantes como encerrar a "sospechosos" de portar drogas hasta llevarlos al borde del suicidio, en este, el tiro apunta al matasanos, objeto de las últimas agresiones de hace 12 días y principal y último respondable de lo que le pueda suceder a Adrián. Porque ¿a qué se dedica este señor? ¿A cumplir con lo que exige su profesión o como sus compañerxs carcelerxs cumple órdenes de su amo sin rechistar, para acusarle luego de todos los males que ocurren en la prisión? ¿Por qué no denuncia este medicastro el reparto abusivo de drogas legales entre los presos, las ataduras y pinchazos que les dejan como zombies, las palizas y malostratos?. Que muchos de los conflictos habidos en la cárcel sucedan en la enfermería, ¿es fruto de la casualidad o consecuencia directa de estas prácticas exterminadoras?.
CELDA 61 ¿qué está pasando en la prisión de La Moraleja?
Cada día se van conociendo más detalles sobre los conflictos que sacuden a la prisión palentina la Moraleja.
Lo que se sabía hasta la fecha es que el martes 30 de Mayo, un preso de aislamiento había arrojado a la cara del médico un cubo de agua con lejía. Al día siguiente, otro preso también en aislamiento se lió a patadas con el médico y con los carceleros que acudieron a su auxilio. Unas hora más tarde un tercer preso del mismo departamento quemó el colchón de su celda y tuvieron que evacuar la galería. Estos incidentes se saldaron con el médico lesionado en un párpado y dos presos atendidos en el hospital, uno con una crisis de ansiendad y otro por inhalación de humo.
Ese mismo día, 31 de Mayo, el sindicato mayoritario entre los carceleros denunciaba los hechos y pedía el cese del director de la cárcel, Francisco Javier Díez Colado, al tiempo que anunciaba una rueda de prensa para el viernes donde explicaría los motivos para exigir ese cese.
Solo cuando la tensión se ha hecho insoportable y empiezan a temer por su integridad física, los carceleros han decidido sacar a la luz la mierda escondida bajo la alfombra.
Y así, acusan al alcaide de actuar con "una total y absoluta falta de respeto a los derechos humanos y la aplicación de un rigor totalmente innecesario". Afirman que estas "acciones intolerables provocan una presión física y psíquica en los reclusos que repercute en la conflictividad en la prisión", "que ha perdido el norte y no está a la altura".
Estas gravísimas acusaciones se explican por lo que sucede en la celda 61, un habitáculo que "no tiene huecos, ni grifo, ni ducha, las ventanas están selladas para que no entre la luz y en su interior hay dos cámaras de vídeo que monitorizan día y noche al interno". A esa celda se le une una salida en el inodoro que conduce a un recipiente externo para recoger cualquier sustancia que defeque el preso. En esta celda del horror supuestamente ingresan a aquellos presos de los que se sospecha que pueden portar droga. Legalmente solo pueden estar 72 horas pero se han dado casos donde han permanecido hasta 7 días "por orden directa del director" y solo han salido de allí cuando han intentado suicidarse.
La celda 61 se construyó en el 2015. Estuvo un tiempo cerrada pero en marzo de este año volvió a abrirse y hasta ahora han pasado por ella 5 presos, de los cuales solo 1 expulsó droga.
Están molestos los carceleros porque ellos, trabajadores ejemplares "que se dedican a la reinserción de las personas" tienen que "acatar órdenes al margen de la legalidad".
Si no estuviera familiarizada con lo que sucede en las cárceles (en todas las cárceles del estado Español), tan enternecedor argumento casi casi me convencería. ¡No me hagan reír señores carceleros!.
En todas las cárceles se tortura. La mera existencia del aislamiento ya es una tortura. Y los carceleros son el eslabón más bajo y vil de esta cadena represiva. En cuanto al sádico que tienen por jefe solo espero que le llegue su San Martín.
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Noticia en prensa burguesa: http://www.elnortedecastilla.es/palencia/201706/02/acaip-exige-cese-inmediato-20170602132317.html