EDUCACIÓN PARA LA DESOBEDIENCIA | ¿Obedecer es de buena educación?
Aumentan las quejas por la falta de disciplina en las familias, escuela... en la sociedad en general. Sin embargo hay voces en Cantabria que tienen otro punto de vista. Va una pequeña muestra.
Desde la cultura de la noviolencia se considera que quien acata una norma injusta, aunque sea bajo presión, se convierte de alguna forma en responsable de la misma y renuncia a su capacidad de crítica para delegar todo poder de decisión en quien manda. De aquí surge el concepto de Educación para la Desobediencia dentro del campo de la Educación para la Paz. En el Colectivo de Educación Abra matizan: “No se trata de si es mejor obedecer o no, sino de analizar críticamente cada situación para recuperar nuestra capacidad de decidir libremente y actuar en consecuencia”. Son numerosos los logros sociales de la desobediencia:
- Disfrutamos de entornos naturales envidiables (Parque Natural de Oyambre, playa de La Arena...) gracias a que se impidió su urbanización mediante acciones ecologistas consideradas “ilegales”: encadenándose a las máquinas, derribando cercas, impidiendo con sus cuerpos el vertido de hormigón, interrumpiendo plenos parlamentarios...
- “La supresión de la ‘mili’ se debió a que miles de insumisos y objetores dejamos los cuarteles vacíos, no fue mérito de Aznar”, nos comenta Chema Pérez, insumiso cántabro que estuvo encarcelado en la prisión provincial: “La insumisión demostró en la práctica el poder político y educativo de la desobediencia”.
- Aumentan las posibilidades de poder elegir modelos alternativos de educación y crianza desde que cada vez más familias deciden desescolarizar a sus hijas/os.
- Cada año se apoyan económicamente proyectos sociales gracias al dinero de quienes se niegan a pagar al Ejército mediante la objeción fiscal al gasto militar. También es un toque de atención de que algo no va bien. Podemos aprovecharla como herramienta educativa para revisar la situación y tratar de encontrar conjuntamente una solución satisfactoria para las partes. Si deseamos educar en la responsabilidad, no podemos limitarnos a reprimir por sistema a quien nos desobedece.
Fuente: Diagonal Cantabria.