Crónica de la estancia en prisión de l@s antimilitaristas de Cantabria que ocuparon la sede del PP en Torrelavega
En marzo de 2003, un grupo de 6 personas (con el apoyo de otras personas desde el exterior) entramos en la sede del PP de Torrelavega (Cantabria) llamando a la puerta y colocando unos carteles y una pancarta de “NO a la Guerra del PPetróleo” hasta que fuimos desalojados por la policía. La acción fue totalmente pacífica, y prácticamente idéntica a las muchas que se registraron en otras partes del estado por el mismo motivo.
Por aquella acción fuimos denunciados, juzgados y condenadas a pagar una multa de 126 € y a cumplir un fin de semana de prisión por allanamiento. En principio nos acusaban de allanamiento, pero en el mismo juicio (sin conocimiento previo de nuestra abogada) nos enteramos que nos acusaban también de coacciones y de desobediencia, por lo que el PP pretendía que nos condenaran a 4 fines de semana (lo siento chicos, tendréis que esperar a la próxima). De coacciones y de desobediencia fuimos absueltos (y eso que reconocimos que nos identificamos ante la policía sólo como “ciudadanas/os contra la guerra” y que nos tuvieron que meter en los furgones en volandas porque hicimos resitencia pasiva (una cosa es que no nos escaqueemos de lo que hicimos, y otra que vayamos a colaborar con nuestra detención).
En el mismo juicio declaramos ante el juez que no nos arrepentíamos de lo que hicimos y que lo volveríamos a hacer, y prueba de ello fue que a la salida del juicio volvimos a subir con escaleras a la misma sede a colocar los mismos carteles, esta vez sin incidentes ya que no apareció la policía. ¿Por qué será se producen muchos más incidentes cuando hay policías que cuando no los hay?
Alguna de las personas condenadas expresamos nuestro deseo de no pagar la multa (pues entendíamos que no habíamos hecho nada malo) aunque eso nos supusiese cumplir hasta 10 fines de semana más de prisión. Finalmente esto no lo pudimos hacer ya que si no se paga la multa voluntariamente, la cobran directamente de cualquier nómina, o de cualquier cuenta a nuestro nombre, o embargan cualquier propiedad que tengamos.
Una de las 6 personas solicitó el no ingreso en prisión a cambio de pagar una multa o de realizar otro tipo de servicios a la comunidad. Aún está en espera de respuesta. Las otras 5 personas manifestamos que servicios a la comunidad ya hacíamos (por ejemplo la ocupación del PP para protestar contra la guerra ¿no?) y que ya que nos habían condenado a prisión lo cumpliríamos tratando de hacer de nuestra condena un altavoz antimilitarista y una denuncia contra la violencia estructural.
No deseamos la prisión a nadie pero, si por colocar unos carteles contrarios a la guerra (sentimiento muy mayoritario entre la población) en las ventanas de la sede de un partido nos multan y encarcelan ¿Cuál debería ser la pena para los criminales que desde sus responsabilidades econom... digo políticas permiten e impulsan el bombardeo de ciudades enteras causando decenas de miles de muertos?.
Para difundir la historia elaboramos un vídeo que hemos distribuido dentro y fuera de Cantabria, hemos sacado pegatinas, carteles, realizado charlas, ruedas de prensa, actos de calle...
La verdad es que todo ha ido muy bien. Hemos salido en la prensa de Asturias, La Rioja, País Vasco y en la edición nacional de El País. Estuvo TVE grabando y Tele 5 mostró interés (aunque no sabemos si llegaron a sacar algo). En el diario Alerta llegamos a salir el día de nuestro ingreso en portada con foto. Dimos la rueda de prensa acompañados de Bush y Sadam que llevaban un cartelito de “criminales de guerra”, y nosotros con otro cartelito de “criminales de NO guerra”. Además llevábamos tiras negras tapándonos los ojos (como las que se usan en prensa escrita para impedir la identificación de alguien) en las que podía leerse “Podríamos ser cualquiera”, por aquello de rehuir del personalismo de la noticia. Anteriormente dimos otra, también disfrazados, en la que Bush manejaba a Aznar como a un títere mientras éste lanzaba avioncitos de papel a un grupo de “efectos colaterales”.
Como siempre, ciertos medios de comunicación PePeros de Cantabria, confirmando su habitual autismo ante ciertas luchas sociales, no se han querido enterar o nos han tergiversado la información. Especialmente el Diario Mienteñés, perdón, Montañés. Normal, para eso les pagan. Ellos se lo pierden por no sacarnos, con lo guapísimas y guapísimos que somos. Pero lo que hacemos es para llegar a la gente, no a la prensa, y la gente se ha enterado, así que adelante.
Actualmente hemos cumplido ya condena de prisión 4 de las 5 personas en el penal de El Dueso (Santoña, Cantabria), una del 11 al 13 de Junio y las otras 3 del 18 al 20 del mismo mes. La chica que falta ingresará este fin de semana del 25, 26 y 27 de Junio en la Prisión Provincial de Santander, ya que en El Dueso no hay sección para mujeres.
La estancia de las 3 personas que hemos cumplido prisión éste fin de semana pasado ha sido llevadera. El trato de los funcionarios fue correcto con nosotros (aunque sabemos que el resto de presos no opinan lo mismo de ciertos funcionarios).
Nada más entrar, visita al médico. Un paripé más que otra cosa porque se limitó a hacernos un cuestionario preguntando nuestros datos personales, si nos drogábamos (¿necesitaría papelillos?), si nos deprimíamos o habíamos tratado de suicidarnos alguna vez. La pregunta me pareció sacada de alguna actuación de Gila si no fuese por la aclaración posterior: “no sabéis la cantidad de gente que trata de suicidarse la primera noche”. ¿Tratan de hacer frente a esa realidad haciendo cuestionarios? Yo alucino. Esa noche decidí no suicidarme para no darle un disgusto al pobre hombre (parecía majo) y para poder terminar esta crónica.
Otro funcionario comentó: “Estáis aquí gente como vosotros o gente que entra por haber robado un televisor y que se ha ido complicando la vida, pero los peces gordos no entran nunca. Con la cantidad de años que llevo trabajando en prisiones cada vez entiendo menos cómo funciona esto”. Es curioso, le dije, yo comparto esa misma información y a lo que me lleva es a tener cada vez más claro para qué sirven las prisiones.
Bien con los pocos internos con los que tuvimos contacto. Las celdas eran individuales, muy pequeñas (8 metros cuadrados), muy sucias (chorretones por las paredes, colchones asquerosos pero que forrados con sábanas parecían otra cosa, el cagadero abierto emanando sus efluvios embriagadores).
Ninguna posibilidad de visita en el tiempo que estuvimos. Hacían 5 recuentos diarios, muy aleccionadores: el funcionario abre la puerta, te ve, pero te manda ponerte de pie, y una vez estás de pié se va. La razón es sencilla: hay que ponerse de pie en los recuentos porque... en los recuentos hay que ponerse de pie. Buen argumento. Buscan tu humillación ¿Dónde quedó aquello de la reinserción? Es el proceso de infantilización que busca la cárcel para anularte como persona. En la celda, entre la litera y el tablero sucio que sirve de mesa tan sólo dejan sitio para la sumisión. La prisión lo marca todo: normas, horarios, arbitrariedades y rigideces... Pero si eres consciente de ello te puedes (¿debes?) inventar trucos. A mi no me interesaba tener movida ese fin de semana, y tampoco me apetecía tener una regresión hasta mis ocho años cuando debía levantarme cada vez que entraba el profesor en clase, el cura en misa, el tirano en mi ciudad. Así que opté por ponerme de pie fingiendo que estiraba las mantas siempre que oía que iban a entrar. Yo a lo mío, colocando las mantas, y el funcionario entrando para tener que salir. Otros funcionarios se enrollaban más y se limitaban en los recuentos a asomarse por la mirilla de la puerta sin decir nada. Ellos también cumplen normas, normas que deben cumplir les guste o no. ¿Quién se humilla más?
Apenas 2 horas de patio en 36 horas encerrados... y encima nos llovió, confirmando la evidencia de que Dios es de derechas, o que no hay Dios que lo entienda. El resto del tiempo en la celda, leyendo, escuchando la radio, escribiendo, mirando los pájaros en el patio... Saber que sólo es un fin de semana lo hace todo más llevadero. La incertidumbre del ¿Hasta cuando? debe ser terrible.
Me dio por tratar de aprovechar a sacar la máxima información que pudiese servir a otros compañeros que pudiesen entrar más adelante (o yo mismo si es que no me reinsertaban, claro), así que hice un plano de la celda y del patio y anoté detalladamente los caóticos horarios (cenar a las 19’00 y desayunar 13 horas después...). Entramos a las 20’30 del Viernes y salimos a las 8’30 del Domingo.
La estancia en prisión la catalogaría de tranquila. A ratos pesado, a ratos distraído: tirándole trocitos de pan a los pájaros al patio, comunicándome con golpecitos en la pared con mi vecino de celda, o a grito limpio con mis compañeros a través de la ventana que daba a un patio de cemento que limitaba al norte con cielo, gaviotas y milanos (con mucha diferencia el mayor atractivo de toda la prisión). Aves que vuelan libres entre alambradas sin ser conscientes de la represión que eso significa para las personas allí encerradas. Pensaba yo que fuera de la cárcel nos pasa lo mismo: nos movemos y vivimos nuestra vida sin saber o sin querer saber el sufrimiento que esconden muchos de los hogares, barrios, escuelas, oficinas... entre las que nos movemos.
Aproveché también a ser visitado imaginariamente por mucha gente querida. La imaginación y la ternura, cuanto más grande, menos ocupa. Cerrando mucho los ojos hacía muy reales ciertas presencias, miradas, conversaciones, situaciones, caricias, algún revolcón (que sepáis que en mis fantasías soy la hostia de promiscuo y el mejor amante del mundo...).
El momento más agradable fue la noche del sábado, de 22’00 a 24’00 horas, ya que según teníamos acordado escuchamos por un programa de radio elaborado por un amigo (gracias Pedro) cómo diferentes personas nos dedicaban canciones, nos animaban, y una compañera se dirigió directamente a nosotros para contarnos en directo que los actos de solidaridad con nosotros y contra las guerras que se estaban produciendo en Torrelavega estaban saliendo muy bien, según lo previsto. Me emocioné. Me sentía grupo, una piececita de un puzzle mucho más grande y bonito de lo que yo estaba viendo a través de los barrotes.
Y es que coincidiendo con nuestra estancia en prisión, habíamos preparado una jornada de calle de solidaridad y contra las guerras.
El sábado 19, a partir de las 17’00 comenzó el espectáculo en la Plaza Mayor de Torrelavega, sin ningún tipo de permiso gubernativo, pero con todos los motivos del mundo y con un descaro bacilón 150 personas participaron y colaborasen en los actos: Despliegue de Pancartas por toda la Plaza, Representación de un juicio popular contra la guerra y contra el sr. Albalá (presidente del PP en la ciudad y acusador principal en nuestro juicio) al que asistieron Bush, Aznar, representantes ecologistas, antimilitaristas...; Juegos con un paracaídas militar (reconvirtiendo su uso de muerte en una tela para realizar juegos cooperativos); Chocolatada; Cena popular elaborada en la misma plaza (generosidad del Centro Social Itaca, gracias); y...... Acampada Urbana. Mientras daban una rueda de prensa en la misma plaza antes del comienzo de todos estos actos, se comenzaron a montar tiendas en las que un grupo de personas pasaron toda la noche en mitad de la ciudad. Gracias a todas.
Todo fue bien. La policía se acercó en algún momento pero no llegaron a pedir ni carnets ni nada. Se ve que tenían orden de dejarnos estar. Bien, un ejemplo más de desobediencia que sirve para ir ganando espacios de libertad ciudadana porque ... si no interrumpían el paso a nadie, ni entorpecían nada ¿A cuento de qué había que pedir permiso al Delegado de Gobierno para estar en la calle que es de todas las personas? Porque que sepáis que no se puede realizar una pequeña concentración en mitad de una plaza sin pedir permiso a la autoridad, que no se puede acampar sin pedir permiso, que no se puede repartir comida sin pedir permiso, que no se puede hablar por un megáfono sin pedir permiso... no nos dejan vivir sin tener que pedir permiso. ¿Entendéis o tenéis que pedir permiso? Con su desobediencia demostraron que una cosa es que las autoridades prohíban lo que quieran y otra muy distinta es que tengamos que hacerles caso, eso depende del grado de sumisión o de responsabilidad de cada quien. Ya sabéis, las niñas obedientes van al cielo... y las desobedientes a todas partes.
Cuando salimos de prisión estaban esperándonos unas 25 personas con un termo con ColaCao y Bizcocho casero rico, rico. Fue una sorpresa, no lo esperábamos.
De allí fuimos luego a la Plaza Mayor de Torrelavega para agradecer a la gente acampada (que aún continuaba) su solidaridad y para ayudar a recoger todo el “campamento”. Especial agradecimiento por la presencia de Iván, Laura, Cua y Galo que se vinieron desde Logroño expresamente para participar en estos actos.
Para lanzar nuevamente nuestro mensaje de una forma simpática y porque nos gusta reírnos de nuestra propia sombra, a los dos días de nuestra salida de prisión organizamos una rueda de prensa en Santander como “antimilitaristas reinsertados” (¿Acaso alguien duda de que la represión y la cárcel son la mejor forma de reinsertar y resocializar a las personas?). Bien trajeaos, con brillantina y con bigotillo fascistoide nos arrepentimos de nuestras acciones pasadas y anunciamos que habíamos aprendido la lección: nunca más volveríamos a hacer acciones desde la noviolencia y que a partir de ahora recurriríamos a acciones violentas y a la pasividad ante las injusticias para estar mejor vistos.
Pero ya más en serio, aprovechamos para cuestionar el sistema penitenciario como mecanismo violento para afrontar conflictos dentro de una sociedad sustentada en la violencia. ¿Por qué la llamada “delincuencia de guante blanco” (especuladores, empresarios contaminadores, políticos corruptos...) apenas pisa las cárceles? ¿Por qué si el objetivo manifestado de la prisión es la reinserción y si el grado de reinserción es 0% continúa sin cuestionarse su papel? ¿No será que el objetivo real de la prisión es bien distinto al que normalmente nos explican?
A nuestro modo la función real de las cárceles es:
Castigar a las clases sociales más desfavorecidas al penalizar fundamentalmente los delitos contra la propiedad que lógicamente tienden a ejercer más quienes se encuentran en situación más precaria y con menos recursos económicos, culturales, participativos... Los delitos protagonizados por los que más tienen (especulaciones, tráficos de influencias, declaraciones de guerra...) quedan amparadas por la ley o a merced de las triquiñuelas legales de sus abogados especializados.
Afianzar la separación de status sociales, ya que quien entra en la cárcel por primera vez y por un delito menor, estadísticamente está comprobado que reincide afianzando su status de exclusión social. La cárcel agudiza y refuerza las prácticas que dice tratar de corregir Mecanismo de Control Social basado en el miedo, disuasorio ante todo tipo de disidencia. Si no te tomas la sopa vendrá el ogro, y si protestas fuera de los cauces que te permiten ya sabes lo que te espera.
El resumen de la película de la ocupación de la sede del PP de Torrelavega es:
Actuamos desde la Desobediencia y desde la Acción Directa Noviolenta
Nos reprimen desde la Violencia estructural del Estado
Tratamos de rentabilizar y utilizar la represión ejercida contra nosotras/os como altavoz de nuestras reivindicaciones
¿Si nos ha merecido la pena? Nosotras/os pensamos que sí y desde muchos puntos de vista:
Para reforzar nuestra coherencia interna (personal y grupal). Supongo que suena muy pedante, pero me siento orgulloso de mi y de mi gente por la que hemos montado.
Para transmitir otra forma diferente de organización y acción política transformadora basada en la horizontalidad de la Asamblea, en la Acción ciudadana y en la Noviolencia.
Para denunciar, difundir y poner sobre la mesa la violencia estructural y las contradicciones del sistema.
Para buscar nuevas formas de difusión más a nuestro alcance sin depender del filtro de la prensa oficial.
Y todo esto impulsado por apenas un grupo de afinidad de unas 8 personas.
No decimos que sea la única forma posible. Hay otras muchas formas de actuar, tantas como personas. Cada quien debemos ir investigando, probando y utilizando aquellas en las que nos sintamos más a gusto.
Aquí estamos, inventando, imaginando, en equilibrio constante entre la rabia y la ternura, los miedos y las ilusiones, los errores y los éxitos. Con mosqueos a veces, con risas otras, con mucha complicidad.
Creemos que en breve engrosaremos la estadística que afirma que el grado de reinserción real de las personas presas viene a ser del 0% (como nos reconocieron los propios funcionaros de prisiones).
Seguro que volveremos a reincidir (nuevo fracaso del sistema penitenciario) en nuestras acciones noviolentas contra las guerras y contra toda forma de autoritarismo. Nos hemos limitado a aportar nuestro granito de arena. ¿Y tú?
Para más información www.geocities.com/grupoacciondirecta