Comunicado de Aris Rosino sobre su exposición «Mil crisis, una pandemia y seguimos en pie» (2ªparte)
El pasado domingo, 24 de abril, emití un comunicado en el cual explicaba los motivos por los cuales retiraba las obras de la Sala Mauro Muriedas y, en su lugar, dejaba un texto explicativo, como extensión de la obra en sí, hasta el 30 de abril, fecha en la que finaliza la exposición (como figura en la resolución del Ayto de Torrelavega). Al día siguiente me informan que la Concejala de Cultura del Ayuntamiento, Dña Esther Vélez, a la cual no había mencionado hasta ahora, se pasa por la sala y arranca los textos de las paredes, incluso delante de otras personas allí presentes.
Ante este hecho, me veo obligado a explicar el desenlace tan surrealista que está teniendo todo esto.
Es una pena tener que señalar ahora a una persona, pues desde el principio lo que he hecho es llamar a la reflexión y reivindicar la necesidad de más espacios culturales (reivindicación ya vieja), independientemente de siglas políticas o personas, pues está carencia no es de ahora.
Resulta increíble que una representante política se tome esta reivindicación como algo personal, perdiendo la perspectiva constructiva de la crítica que se está haciendo sobre un espacio municipal y las propias necesidades culturales de la ciudadanía. Y hasta tal punto de volver a la sala una segunda vez (el jueves) para volver a arrancar los textos de nuevo, y llevarse incluso las cartelas de cada cuadro y cada escultura.
Pero además de no saber encajar la crítica, no parece que tenga intención de recoger la petición que se hace de respetar la obra de las personas que exponen en la sala. En lugar de intentar solucionar el problema, con esta actitud está agravando el problema.
También se ha atrevido a cuestionar mi acción en cuanto al componente artístico y sentido transformador que pueda llegar a tener. Y ha dado por finalizada la exposición, siendo un claro ejemplo de censura. Los espacios municipales son públicos y deberían estar a disposición de todo aquel o aquella que lo solicite, y en ellos la gente debería poder expresarse libremente. No debemos renunciar a perder estos espacios.
Yo he querido expresarme y reivindicar, como hago a través de mis cuadros y esculturas, pero esta vez, a través de las propias paredes vacías de la sala, volviendo a incidir en la necesidad de reflexionar sobre todo esto, para intentar mejorar esta situación de precariedad en cuanto a medios, gestión del espacio y, en general, la situación cultural de la ciudad.
Así que, sintiéndolo mucho, aquí termina "Mil crisis, una pandemia, y seguimos en pie".
Gracias a todos y a todas por el apoyo. No imaginé que fuera a tener tanta repercusión, y sobre todo, que haya tanta gente que se ha sentido identificada.
ARIS