Celebrando la cultura en Esperanto

Celebrando la cultura en Esperanto
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Este jueves 15 de diciembre se celebra el Día de Zamenhof, en conmemoración el nacimineto de Ludwik Lejzer Zamenhof, el iniciador de esta lengua internacional Esperanto que cumple este año 135 años.

La celebración constituye la conmemoración más ampliamente celebrada en la cultura esperantista. Se originó en los años 20 cuando, a propuesta de diversos intelectuales y activistas, el 15 de diciembre fue adoptado por la comunidad esperantista como día de exaltación de la cultura en esperanto, y especialmente de su literatura. Desde 1927, ese aniversario es al mismo tiempo el Día del libro en Esperanto y el Día de la cultura Esperantista.

En este día (o en otro de esa semana. En Santander, este año la Asociación cantabra de Esperantao KantEA, lo celebrará el sábado 17) esperantistas de todo el mundo celebran la cultura desarrollada en el idioma internacional con actuaciones de todo tipo: actividades culturales, comidas, intercambios regalos (tradicionalmente ese día se propone comprar o empezar a leer un libro u otros artículos culturales en esperanto), felicitaciones, etc. Es frecuente que durante estos encuentros se celebren también conferencias y charlas sobre L. L. Zamenhof y sobre la lengua.

¿Qué es el Esperanto?

El esperanto es la lengua planificada internacional más difundida y hablada en el mundo. Se creó en 1887 con el objetivo de ser una lengua auxiliar universal al servicio de ningún Estado. Secundaria, neutral, justa y apátrida, su intención no era eliminar las lenguas maternas, sino facilitar la comunicación global evitando la hegemonía vampírica de un determinado idioma nacional.

En 1887, cuando vió la luz esta una utopía lingüistica, ningún de los idiomas nacionales tenía el papel que tiene hoy la lengua de Shakespeare. La diplomacia hablaba francés, los negocios inglés y las ciencias alemán y ruso. No había un instrumento claro para comunicarse con el mundo y un proyecto de idioma internacional, cocinado en el laboratorio de los ideales, soñó hacerlo. Traía consigo una esperanza (esperanto significa «aquel que tiene esperanza»): La humanidad podía unirse mediante una lengua auxiliar universal. Secundaria, neutral, justa y apátrida. Un vehículo de paz.

Construido como amalgama de las lenguas romances, germánicas y eslavas, cayó como fonemas de mayo entre internacionalistas y revolucionarios. Primero en el imperio ruso, apoyada por el pacifista Tolstoi, y después extendiéndose como un micelio de voluntades por toda Europa, algunos anarquistas lo bautizaron como el «latín de los obreros». Sin embargo su eclosión terminó en thriller lingüístico. El mundo menguaba en la primera globalización: industria, comercio, ferrocarril… y con ella llegaron armas: la Gran Guerra y después la Segunda. Cristales rotos. Holocausto de personas e ideales. Enigma —la máquina que cifraba los mensajes nazis— fue el lenguaje común.

Ganaron los bloques y muros de acero, l inglés emergería como el habla hegemónica y parecía que un idioma neutral, abierto, universal ya no tuviera sentido. Pero bajo las ruinas, el esperanto, perseguido por las SS, fusilado por Stalin y hostigado por el macartismo de los Estados Unidos, seguía vivo…

El intento de crear una legua universal que nos una, no ha logrado su objetivo todavía, dado el bajo porcentaje de hablantes en la actualidad, pero si tomamos en cuenta que nació en 1887 y ahora es una una comunidad de más de 100 000 - 2 000 000 de hablantes de todos los niveles repartidos por todo el mundo, su avance ha sido enorme.