" Blanco bueno busca negro pobre" El negocio de las ONGs en África. Una crítica a los actores de la cooperación

'Blanco bueno busca negro pobre' es el título del último libro del antropólogo Gustau Nerín,  que como anuncia en su subtítulo, ofrece 'Una crítica a los organismos de cooperación y las ONG'. El libro salió primeramente en catalán y ha aparecido recientemente en castellano y la editorial ha publicado en la red la introducción y el primer capítulo.
El autor, gran conocedor y estudioso de la realidad africana de la que es cooperante desde hace dos décadas, ha desarrollado su carrera profesional durante los últimos años en Guinea Ecuatorial. Negrín pretende lanzar una voz de alerta sobre la inutilidad de la cooperación tal y como es entendida en la actualidad.
Explicando detalladamente la perversión del sistema de cooperación (estatal y civil) hace una crítica demoledora a este icono inatacable de la bondad moderna a la vez que nos alerta sobre la inutilidad de la cooperación tal y como es entendida en la actualidad.
Algunas de las tesis que se pueden encontrar en el libro son:

  • Hay buenas intenciones que sirven para poco o incluso son contraproducentes. “La historia de la cooperación al desarrollo en África es la historia de un fracaso. [...] Hace ya cincuenta años que se impulsan políticas de desarrollo en el continente africano. A lo largo de estos cincuenta años, estas políticas de bien poco han servido. Y, en numerosos casos, incluso han sido contraproducentes”.  El continente africano es un inmenso cementerio plagado de proyectos abandonados: hospitales que nunca llegaron a ser inaugurados, granjas de pollos que han durado tanto como las subvenciones, guarderías en ruinas que jamás han visto un niño, ordenadores viejos parados por falta de electricidad, etc.
  • Importa más la cooperación que el desarrollo. “Desde este punto de vista no importa en absoluto el desarrollo: lo que importa realmente es la cooperación". Los resultados son indiferentes; lo que es básico es hacer algo, lo que sea, por encima de consideraciones de viabilidad o rentabilidad social.
  • En África se sabe que la cooperación no funciona, en Occidente no. “En África todo el mundo sabe que las políticas de cooperación no funcionan o, como mínimo, que no sirven para lo que se supone que deberían servir. Pero este secreto de dominio público no llega a Occidente, donde la acción humanitaria se presenta como la solución a todos los problemas africanos”.
  • Las ONG no están interesadas en que se sepa si sus proyectos llevan al desarrollo o no. “La clave para que todo este mecanismo funcione de forma eficaz es que el donante nunca sepa exactamente qué se hace con su dinero". El donante quiere creer que gracias a su donación hay una fuente en un rincón perdido del Sahel. No quiere saber si esa fuente se ha secado por falta de mantenimiento. Las ONG acaba por camuflar la realidad de su trabajo desviando la atención del público sobre lo que se debería controlar más estrictamente: el impacto sobre el desarrollo. "Ninguna ONG está interesada en que se sepa si sus proyectos llevan el desarrollo a África o no”.
  • Las ONG “compiten” con publicidad que invisibiliza a los africanos, que da una mala imagen de ellos/as (induciendo a pensar que no son lo suficientemente buenos, sanos, responsables o capaces) y hasta con “pornografía humanitaria”. “Las ONG viven en un mundo terriblemente competitivo, en el cual para arrebatar donativos a las otras organizaciones no se puede recurrir a argumentos complicados. No es cuestión de iniciar un complejo debate sobre las estrategias de desarrollo, difíciles de entender, sino de sacudir al ciudadano mediante las emociones. Y para conseguirlo, nada mejor que ofrecer imágenes impactantes: niños con vientres hinchados, casas arrasadas por huracanes, inundaciones que arrastran cadáveres putrefactos… 
  • La publicidad de las ONG “vende” que el Norte ayuda al Sur y que allí agradecen la ayuda, mientras que oculta que el Norte explota al Sur. “Aunque en sus cursos y seminarios las ONG aseguran que las causas del subdesarrollo radican en la injusticia de las relaciones Norte-Sur, esto no es perceptible en su publicidad. Quien contemple los anuncios de las ONG difícilmente podrá deducir que Occidente está explotando a África. En las imágenes, el donante siempre ve a cooperantes enviados por el Norte para resolver unos problemas que el Sur es incapaz de gestionar. Además, la visión que se extrae de la mayor parte de los anuncios es que África está muy agradecida a un Occidente que la ayuda a salir de la miseria. Muchas organizaciones de cooperación insisten en la gratitud que el Sur tiene hacia el donante del Norte”.
  • La publicidad de las ONG oculta cualquier referencia a que el Norte explota al Sur, enfocándose en la distorsionada idea de que el Norte ayuda al Sur y este se muestran súper agradecido y contento por tal ayuda. Aunque en sus cursos y seminarios las ONG aseguran que las causas del subdesarrollo radican en la injusticia de las relaciones Norte-Sur, esto no es perceptible en su publicidad. En las imágenes, el donante siempre ve a cooperantes enviados por el Norte para resolver unos problemas que el Sur es incapaz de gestionar.
  • La propaganda de las ONG enfatiza más la intervención social extranjera que el diálogo entre culturas.“Las organizaciones de ayuda, en sus análisis más serios, elaborados por especialistas, argumentan que el protagonismo del proceso de desarrollo debe corresponder a las sociedades africanas y que las ONG no deben sustituirlas, sino mantener «una relación y un diálogo enriquecedor» con ellas. Pero su propaganda es radicalmente contraria a este planteamiento: en la mayor parte de los carteles y folletos de las ONG se ve a los africanos sin pegar ni golpe y a los europeos trabajando para ellos”.
  • La cooperación genera mucha autocomplacencia, tanto por parte de aquellos que colaboran con sus donativos a la ayuda internacional como de aquellos que se limitan a verlo en los anuncios. Se sienten orgullosos de la tarea de las ONG y por lo general no están nada avergonzados de la política exterior de sus países de origen. Paradójicamente, aunque África continúa subdesarrollada, la satisfacción de los occidentales no para de crecer”.
  • Las ONG están más pendientes de las modas ideológicas del Norte (género, pacifismo, medio ambiente, etc.) que de las demandas reales del Sur. “Las ONG no solo tratan de desarrollar el Sur, sino que además pretenden sintetizar todos los valores políticamente correctos de la izquierda «alternativa». Numerosas entidades dedican muchos esfuerzos a las cuestiones de género; en cualquier proyecto se hace un estudio detallado sobre el impacto que tendrá sobre las relaciones de género (incluso cuando se trata de la compra de ordenadores para una oficina). Muchas ONG indican que sus trípticos y sus revistas se imprimen en papel ecológico, o que sus proyectos respetan el medio ambiente. Todas estas asociaciones son fervientes pacifistas, en la más pura tradición gandhiana… Evidentemente, están más pendientes de las modas ideológicas de Occidente que de las demandas reales del continente africano”.
  • Muchos cooperantes creen que hay que “cambiar“ a los africanos para que se puedan desarrollar. “Evidentemente, si para desarrollar una sociedad se ha de luchar contra ella, el fracaso del experimento está asegurado desde el principio”.
  • El cooperante es idealizado y presentado como el héroe moderno o el misionero clásico. “Se presenta al cooperante como el difusor de la civilización con elementos de mártir…, ofreciendo una imagen no muy distinta de la que se daba del misionero clásico.
  • Nadie critica los proyectos de cooperación. Los medios casi siempre se enfocan como propaganda de la cooperación y se centran poco en sensibilizar a la población del Norte sobre los problemas del Sur. Nadie se atreve a cuestionar una cosa que se ha hecho con «buena voluntad». Nadie investiga sobre las fuentes averiadas, las vacunas caducadas y los quirófanos por estrenar que se pueden encontrar en cualquier rincón del continente africano. Los medios de comunicación no aportan ni pizca de espíritu crítico cuando tratan el tema de la cooperación. “…En realidad, cuando las ONG tienen acceso a los medios de comunicación no suelen utilizarlos para sensibilizar a la población del Norte sobre los problemas del Sur, sino para hacerse propaganda mediante una presentación mitificada de sus proyectos”.
  • Acoger (la versión lúdica de apadrinar) es ineficiente y convierte a los niños africanos en “juguetes” de familias europeas. “Diversas asociaciones organizan estancias de niños africanos en Europa. Argumentan que, de esta forma, pasan unas «vacaciones saludables con buena alimentación, diversión, revisiones médicas…». Esta justificación es, evidentemente, insostenible: resultaría mucho más económico facilitar buena alimentación y revisiones médicas a estos niños en su lugar de origen (y a los niños africanos no les faltan diversiones en sus pueblos, aunque no cuenten con Internet ni con videoconsolas). La clave de estas acogidas es que los niños africanos se conviertan en magníficos juguetes para las familias europeas (que, lógicamente, prefieren a un niño africano no problemático a un adolescente local procedente de un reformatorio). Curiosamente, mucha gente está dispuesta a acoger a un niño congoleño o tanzano «para ayudarle», pero nadie quiere meterse en su casa a toda una familia congoleña o a un jubilado tanzano. Eso sí, para que la relación acogedor-acogido funcione, el acogido ha de cumplir bien su papel de juguete de la familia de recepción. En algunos casos las familias de acogida han rechazado a los niños por considerar que no eran lo «suficientemente» simpáticos”.