Refugiados de la Guerra Civil en Santander, a través de la memoria de Anita.
Entre las trágicas consecuencias provocadas por la guerra, la existencia de refugiados, sin duda, es una de las más habituales y, sin embargo, casi siempre de las menos conocidas. La Guerra Civil Española no fue una excepción. La sublevación militar y la posterior división del territorio entre leales a la República y sublevados empujó a miles de personas -mujeres, niños, enfermos y viejos- fuera de sus hogares en la búsqueda de un lugar seguro donde vivir, padeciendo múltiples penalidades, pero encontrando en muchos casos el cariño y la solidaridad de la población de los lugares de acogida. Ana María González Vielba con 4 años, junto con su madre y su hermana vivieron esa experiencia. Tuvieron que abandonar su pueblo (San Cebrián de Mudá, Palencia) por el miedo a los asesinatos que los Falangistas estaban practicando cuando se hicieron con el control del norte de Palencia. Atravesaron las montañas en su huida hasta finalmente encontrar refugio en Santander.