Pandemia y control social
La pandemia no solamente ha puesto al límite los sistemas sanitarios, sino también las costuras de las instituciones y los marcos normativos de los derechos y libertades como base del orden democrático. Observamos, de este modo, cómo la lucha contra el coronavirus amplía el poder de policía del Estado, normaliza la excepcionalidad, el control ciudadano, así como la restricción, cuando no suspensión, de libertades fundamentales bajo la promesa de la vuelta a la normalidad. La militarización de las calles, el monitoreo social, la videovigilancia o la denuncia anónima, son, en consecuencia, el resultado de un autoritarismo biopolítico dirigido a la defensa de la sociedad, cuyos riesgos exceden el combate frente al virus “enemigo”.