Alimentar las luchas - Sobre la necesidad de un colectivo en Cantabria para la producción y distribución de alimentos para las luchas sociales -
El próximo 29 de septiembre, a las 19:00h, en el CSA LA Libre, os proponemos reflexionar, charlar y debatir colectivamente sobre la cuestión de la alimentación en nuestro contexto local. Queremos explorar las vías para combatir el modelo productivo agroindustrial capitalista y las opresiones que se derivan de él. Y pensar en cómo hacer para procurarnos alimentos por nuestros propios medios. Nos detendremos para ello en experiencias concretas que se han dado en nuestro territorio en los últimos años, así como en otras partes del mundo. Nos gustaría que este encuentro no se quede en la teoría y que sirva de pretexto para pasar a la acción.
Nos gustaría juntarnos para, además de posicionarnos contra la agroindustria, plantear alternativas desde la autogestión. He aquí una propuesta inicial: mojémonos las manos, manchemos cazuelas, platos y cubiertos llenándolos de comida y sacándolos a la calle. Organicemos ollas comunitarias, llevemos alimento a las manifestaciones, a las acciones directas colectivas, a los festivales antirrepresivos y solidarios… en definitiva, ¡alimentemos las luchas!
Si tú también quieres ponerle una (pequeña) zancadilla a la agroindustria, si te gusta cocinar y cultivar colectivamente, organizar comedores populares, repartir alimentos saludables a quienes los necesitan, o si se te ocurren acciones a llevar a cabo relacionadas con la alimentación agroecológica y autogestionada en Cantabria, este es tu espacio.
Armémonos con nuestras cucharas de palo, nuestras cacerolas y nuestras sartenes e ideemos nuestra estrategia para lograr la conquista del pan al tiempo que gritamos el viejo lema ¡Comida, no bombas!
«¡Pan; la Revolución necesita pan! ¡Ocúpense otros en lanzar circulares con períodos rimbombantes! ¡Pónganse otros en los hombros tantos galones como puedan llevar encima! ¡Peroren otros acerca de las libertades políticas!» Nuestra tarea consistirá en hacer de suerte que en los primeros días de la revolución y mientras dure ésta, no haya un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan, ni una sola mujer obligada a formar cola delante de la tahona para recoger la bola de salvado que le quieran arrojar de limosna, ni un solo niño a quien le falte lo necesario para su débil constitución. Kropotkin, La Conquista del pan