«La música ha de ser una herramienta de autogestión y autarquía para el pueblo»
Se define como “trovador modernista” y se siente un juglar contemporáneo. Se venden alas, Proyecto Nagual, Proyecto tal cual, y su último trabajo, Girandando, componen la discografía de Helios Furia.
HELIOS FURIA. "Hay una incapacidad en nuestra sociedad de transmitir pensamientos profundos. Cuando canto y echo lo más profundo que tengo, la gente vibra con eso".
DIAGONAL CANTABRIA: ¿Cuál es tu motivación en la música?.
HELIOS FURIA: Llevo a cabo una búsqueda del sentir, porque me he dado cuenta de que en esta sociedad se ha perdido la necesidad de sentir a nivel profundo lo que uno espera de la vida, de sus compañeros… Cuando canto y echo lo más profundo que tengo, la gente vibra con eso. Y es que en el fondo hay una incapacidad en la sociedad industrializada para transmitir sentimientos profundos, no superficiales: qué queremos, qué expectativas tenemos más allá del mero seguir viviendo hacia la muerte. Yo hago el papel del juglar antiguo que iba de un sitio para otro, recogía información, recapacitaba sobre ella, y luego a través de un lenguaje poético, pero que pueda llegar al pueblo, a través de sentimientos básicos como honestidad, búsqueda de libertad, de lucha colectiva etc., lo transmitía. Y es que el pueblo no tiene canales de expresión que no estén manipulados por la industria, musical en este caso. La música no tiene un fin, es una herramienta para conseguir que el pueblo se autogestione, sea autárquico.
D.C.: ¿Qué es Implicarte?
H.F.: Es un colectivo de creadores independientes en la medida en que nos movemos de forma autónoma, no dependemos de ninguna empresa y autogestionamos el trabajo desde que arranca hasta que sale editado el disco o el libro. Nos apoyamos gente que no encontramos un circuito que nos dé un canal que no censure y que distribuya en puntos ‘calientes’ –centros sociales, colectivos…– y que fomente que se escuchen distintas voces al muermo gris que nos vende la moto del consumo y el neoliberalismo.
D.C.: Tu último disco tiene un título particular, Girandando...
H.F.: La palabra encierra muchos significados. Hace referencia a que la vida es un giro continuo en el que quiero participar, ser cómplice de mi propia vida... y girar. Luego está el hecho de la gira, en la que te vas a mover por un montón de sitios y vas a girar pero vas a estar ‘dando’, en mi caso toda la fe, la creencia que tengo en la gente con la que estoy trabajando, que honestamente creo que tienen proyectos serios de cambio y crítica. Aparte también no es un ‘dando’ en el sentido únicamente bello, sino que incluye ‘dar cera’, incluye toda la crítica en su mayor crudeza… que a mucha gente, a los más ‘europrogres’ que se creen muy críticos, a veces les hace sentirse al descubierto. Dando con la mano abierta, todo el cariño, pero también toda la cera que haga falta.
D.C.: En tu selección poética Poesía urgente propones un cambio, ¿cuál?
H.F.: Partiendo de la base de una crítica fuerte, tenemos que buscar respuestas a todo lo que en un momento dado nos resulta incómodo. La música tiene sentido más allá del hedonismo de cargar tus versos de tu propia papilla mental, del narcisismo del ‘sentirte guapo’ en el escenario. Yo busco dar a entender a la gente desde mi visión personal, pero que de alguna manera contrasto con otros compañeros, que estamos hartos del individualismo que genera la sociedad industrializada y del gasto continuo y que planteamos una alternativa de convivencia. Se trata de buscar una unidad, porque en realidad no hay una diferencia entre la visión política y el sentir de las cosas. Hay una especie de armonía. Cuando hay apoyo mutuo te das cuenta del potencial de los individuos por separado pero cómo juntos potenciamos la capacidad del grupo. Es más, contemplas cómo sí que es posible generar un trato asambleario para las decisiones en organismos mínimos, en esos que el Estado busca aniquilar.
D.C.: ¿Por qué un manifiesto por la música autogestionaria?
H.F.: El manifiesto es la esquematización de una filosofía en contra de la propiedad privada, ya sea material o intelectual. Considero que lo que hago, aunque lo cree de mi mano, no me pertenece, ya que, a mi juicio, el valor de hacer arte estriba precisamente en compartir. La creación no es tal si no va más allá, si no es compartida con el resto. Es un antiegoísmo. Música autogestionaria significa: hazte tu propio disco sin necesidad de ser el esclavo intelectual, económico y virtual de unas empresas que no tienen capacidad de llegar al sentir de la gente, ya que su único fin es el lucro. En el momento en que metes el beneficio ya estás hablando de competitividad, de la necesidad de vivir para ello y, por lo tanto, de cuadrar los mensajes y las formas a los parámetros mercantilistas y ‘abaratar’ todo lo que te hace sentirte lleno cuando acabas un trabajo. En el fondo tenemos todas las herramientas, ya no sólo desde el marco cultural sino también en otros ámbitos, si no las usamos es porque estamos amuermados en el querer tener por encima del sentir.
D.C.: Con estos parámetros ¿se puede vivir del arte?
H.F.: Sin entrar en intentar definir arte hoy, hablemos de vivir de una de las habilidades que tengo, que sería la música. Creo que vivir de ello sin el apoyo de la gente a la que le gusta lo que estás haciendo es imposible. Yo no reúno los dinerarios necesarios para siquiera pagar la gasolina, teniendo en cuenta mi economía de subsistencia. ¿Cómo intento financiar mi odisea? Uno, bajando todos los gastos al mínimo, es decir, viviendo del aire. Dos, cuando llego a un concierto explico que tengo el CD y que es la forma de ayudarme a seguir viajando y esparciendo mis mensajes por ahí. Los CD se están vendiendo muy bien y sin alardes de sentirme flotante económicamente, soy lo suficientemente independiente como para seguir con este proceso que para mí se está convirtiendo en algo muy importante.
Puedes escuchar su música en www.myspace/heliosfuria
Fuente: Diagonal Cantabria nº22.