Juntas lo paramos todo ¡Ni desahucios ni represión! Un pequeño balance

JUNTAS LO PARAMOS TODO

NI DESAHUCIOS NI REPRESIÓN

Conversatorio con una de las personas represaliadas tras la movilización antidesahucios en 2020 en Astillero, una vez finalizado el proceso en Noviembre de 2023.

Tomamos la entrevista escrita cuyas preguntas vienen del programa de radio argayo y podcast Desde otras islas.

1.- ¿Puedes explicarnos la situación que originó la situación en la que estás ahora?

Lo primero que quería decir es que sobre todo quiero hablar como integrante del grupo de apoyo y asamblea antirrepresiva Juntas lo paramos todo, pero no representandola. Me parece más interesante hablar desde aquí que como persona represaliada.

Todo ocurrió en Julio de 2020 en una convocatoria organizada para parar un desahucio en Astillero. Tras un operativo de la guardia civil sin precedentes hasta ese momento en los desahucios, es decir, con un vallado que impedía practicar la solidaridad dentro del portal de la familia que se quería desahuciar ese día.

Cuando la comisión judicial vino, el cordón humano, que siempre fue simbólico porque no teníamos capacidad para impedirlo, fue empujado por la guardia civil, lo que provocó que algunas personas arrastraran las vallas. En ese momento un compañero, la otra persona llevada a juicio junto a mi, fue arrastrado hacia dentro del portal por unos cuantos agentes y dentro donde nadie les podía ver, le pegaron y le insultaron. En ese momento en que el compañero estaba dentro y no sabíamos que le estaba pasando yo tiré una valla con una patada.

Sin embargo, lo cierto de que todo esto es lo de menos, lo verdaderamente importante es que los desahucios se efectúan cotidianamente y, aún peor, que nuestras fuerzas para pararlos son muy limitadas e incluso en lugares donde hay más organización que en Cantabria en torno a la vivienda, oficinas de vivienda, sindicatos de vivienda, sólo se logra frenar una minoría de todos los lanzamientos existentes, ya sea por impagos de alquiler o por lo que sea.

2.- ¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a acudir a aquella concentración?

Los motivos que me llevaron allí fueron tan comunes como los de cualquiera. Dar apoyo a los colectivos que desarrollan una actividad para parar desahucios y apoyar a personas amenazadas de ello, así como poner mi cuerpo contra la violencia organizada de fondos, bancos y fuerzas de seguridad en una sociedad donde la vivienda, como tantas otras cosas, es una mera mercancía.

3.- ¿Cuál fue la versión de la policía?

La guardia civil decía que el compañero tiró una valla, rompió un caso y le hizo daño en la mano a un guardia civil, cuestión que quedó judicialmente desmentida tras el juicio, ya que el compañero ha sido absuelto y las versiones de los agentes se contradijeron desde el principio. Más allá de la legitimidad de la absolución judicial, todo el mundo sabía que el compañero nunco hiza eso, pues fue arrastrado a la fuerza hacia el portal y agredido allí dentro. Vamos, que fue una alegría conseguir la absolución, pero los hechos eran tan obvios que lo sangrante ya está hecho con casi cuatro años de espera.

En cuanto a mi, se sostenía que tiré una valla y que la valla golpeó a un agente, el cuál tuvo cuatro días de rehabilitación sin baja laboral. No obstante, es una cuestión que tampoco resulta muy relevante pues la justicia ya dictó y la condena que he tenido finalmente ha sido de 6 meses de cárcel, una multa y una indemnización. Yo siempre sostuve haber tirado la valla, pero nunca haber dado a nadie.

4.- ¿Cómo se desarrolló el juicio? ¿Qué pena os pedían?

Desde ese día hasta el 14 NOVIEMBRE de 2023, cuando fue el juicio, hubo un proceso judicial de espera en la que el compañero y yo nos enfrentábamos a acusaciones de atentado a la autoridad y lesiones leves a los agentes. La etapa del proceso de espera más dura fue la de no saber cuánto nos iban a pedir y si iba a ser más de dos años, cuestión que ya te coloca en una posibilidad de ingreso en prisión si no tienes antecedentes, como era nuestro caso. Finalmente, en la última etapa supimos lo que nos pedían. La guardia civil 2 años de cárcel y la fiscalía unos meses menos.

5.- ¿Qué tipo de campañas se desarrollaron para apoyaros?

La campaña que se llevó a cabo fue “Juntas lo paramos todo” Ni desahucios ni represión”, una campaña a mi manera de ver, muy efectiva en torno a los objetivos que se propuso, aunque con muchas limitaciones también. Se formó una asamblea de apoyo para sostener la situación, tanto a nivel económico organizando actividades para que los gastos judiciales nunca sean un asunto individual sino colectivo, así como a nivel emocional y politico para centrar la responsabilidad del problema, no en las personas que estábamos siendo investigadas y que ibamos a ser juzgadas, sino en los responsables de la miseria de que existan personas expulsadas a la calle y sin alternativas habitacionales dignas. Para ello se hizo una campaña muy callejera con mucha difusión a pie de calle, llenando las calles de los núcleos más poblados de Cantabria. Nuestro propósito fue llevar a cabo una campaña más orientada a recabar apoyos de los movimientos sociales de los que formamos parte y con cuyos colectivos nos cruzamos cotidianamente, mas que tener la esperanza en poder llegar a toda la sociedad. Acotadas en ese marco, fue más fácil centrarnos en cosas concretas. Y recibimos mucho apoyo desde aquí.

Hicimos mundialucos de bolos, conciertos, charlas y acciones varias. Además la campaña decidió que la voz de los movimientos fuera su propio altavoz, sin depender de medios de comunicación, aunque bien es cierto que Elfaradio y EldiarioCantabria difundieron sin sesgos nuestra causa.

Personalmente siento orgullo colectivo de lo que las compañeras lograron manteniéndose activas durante casi cuatro años, con pocas fuerzas, echando la culpa individual a un lado y señalando a bancos, fondos de inversión, policía y jueces como verdaderos responsables de la ejecución de desahucios.

Estuvimos arropadas por colectivos y personas de Cantabria, pero también recibimos apoyo desde Burgos, Asturies, Sevilla, Madrid, Granada, Barcelona etc.

6.- ¿Cómo está el proceso judicial ahora mismo?

Como te digo, el proceso judicial acabó el 14 de Noviembre de 2023. El juicio se desarrolló con relativa rapidez y bajo una concentración en solidaridad durante toda su duración en la que decenas de compañeras estuvieron haciendo llegar sus voces hasta dentro de los juzgados de la calle alta, colectivizando y politizando el asunto. Fue una jornada de lucha emocionante donde muchas personas hicieron que fuera posible. Quizás y paradógicamente, de los mejores días de mi vida desde principios de 2020, todo gracias a algo que repetimos mucho a veces por inercia y sin creernoslo demasiado, pero que funciona que flipas. La fuerza de lo colectivo.

7.- ¿Qué opinas de la deriva autoritaria que está tomando el estado, por ejemplo, deteniendo a gente de Futuro Vegetal, o el acoso judicial a la gente que okuparon Fraguas?

Lo que opino es que a la vez que horrible y “desproporcionada” en los casos que has nombrado (y mira que no me gusta esa palabra) es totalmente esperable y lógica desde el punto de vista represivo bajo la coyuntura actual y cómo se encuentra la situación económico-politica.

No sé si hay deriva autoritaria en sí, puesto que esta condición siempre ha estado presente. La represión a los movimientos sociales contestatarios siempre ha sido contundente y no le ha temblado la mano en ningún momento. Lo que pasa es que quizás afectaba a entornos con menos reconocimiento social y con menos repercusión mediática y ahora se ha extendido a más capas de la sociedad o, por lo menos, a más entornos del activismo social.

Futuro vegetal, lo dijo una compañera el otro día en un debate, es el ejemplo que desmiente aquel mantra que quienes nos vamos haciendo mayores solemos repetir de que no hay relevo generacional y de que la juventud no se moviliza. Futuro vegetal es una de las muestras de que esto no es cierto del todo y que hay personas muy jóvenes iniciándose en la movilización social con mayor o menor acierto, pero en todo caso con su propio criterio, así como poniendo sus cuerpos en acciones con mucha repercusión, arriesgadas y con un precio represivo importante. Por ello, la represión contra este movimiento es ejemplarizante para ellas mismas de cara a su propio futuro y a reconsiderar si merece la pena, así como hacia la sociedad. Si no, no puede explicarse que la palabra “terrorismo” y “grupo criminal” salga a la luz ahora cuando hablamos de esta organización.

En cuanto a Fraguas, desde mi humilde opinión, creo que también hay una labor represiva ejemplarizante que está integrada dentro de la campaña antiokupación de la última década, pero más allá de eso, es una muestra de que la represión en este orden neoliberal es tan despersonalizada y economicista que tiende a aleccionar a las personas represaliadas ahogándoles en la deuda. Es realmente aberrante que a las compañeras de Fraguas se les pidieran la friolera de 200.000 euros entre otras cosas para pagar los gastos de la demolición del propio pueblo que habían rehabilitado. Esto, si no hay un movimiento de solidaridad fuerte que saque lo que les pedían para no ingresar en prisión, supone condenar a estas personas al ostracismo económico y el endeudamiento de por vida, que es mucho más invisible y tiene menos repercusión sobre la sociedad que el encarcelamiento puro y duro. Carlo Gatti reflexiona sobre esto respecto a la represión económica en Italia al movimiento no tav en “desactivar el estado de excepción permanente”.

En todo caso sería interesante saber que opina la gente de estas iniciativas. Recomiendo en este sentido un programa pasado de Desde otras islas donde entrevistas a Nahia de Futuro vegetal.

En todo caso ni Fraguas ni Futuro vegetal son los únicos ejemplos. Las personas represaliadas actualmente en el estado español ya son dificiles de contar y con situaciones mucho más dificiles que las que nos hemos enfrentado mi compañero y yo. Me gustaría hacer mención de infinidad de casos que conozco, pero creo que no es el espacio para ello y no quiero hacer de menos a ninguno. Nada apunta a que la cosa vaya ir a mejor, puesto que las contradicciones del capital cada vez son más visibles y la precarización de la vida se agudiza. La violencia estructural se vuelva cada vez más explícita a raíz de que la cortina de humo del estado de bienestar se esfuma.

Manifestación por Santander en la jornada de lucha del 14 de Noviembre de 2023, día del juicio a los compañeros represaliados-

8. Tras esto seguirás participando en este tipo de acciones o verte en esta situación te ha bloqueado en el sentido de la militancia

Nunca he dejado de hacerlo porque me va la vida en ello y sin ello no le encuentro sentido a la misma. Sin embargo, eso no quiere decir que mi experiencia no me condicione. De hecho, ya me condicionaba previamente al conocer situaciones similares, de mayor o menor gravedad, por la que pasaban muchas otras compañeras. El condicionamiento, la coacción, el miedo, eso es parte de la represión. Tendemos a entender esta como algo que sólo sucede cuando la violencia judicial te encausa, pero lo cierto es que la represión está operando constantemente en nuestras vidas. Y claro, las experiencias nos marcan y cambian el ánimo y la mirada con la que encaramos determinadas luchas.

 

9.¿Qué enseñanzas sacas de esto? ¿Qué consejos darías a aquellxs que quieran unirse a acciones de la PAH?

Sobre la PAH no podría decir mucho porque desconozco su funcionamiento interno. Hacen una labor imprescindible y aunque, junto a stop desahucios, son quienes se organizan en Cantabria para parar desahucios, estas no son las únicas formas organizativas posibles para organizarse en torno a la lucha por la vivienda.

Para parar desahucios solo hay que organizarse, adquirir conocimientos y ponerlos en práctica. Ejemplo hay desde la infinidad de sindicatos de inquilinos y oficinas de vivienda en el estado español, como luchas autónomas contra los desahucios con ejemplos como en la ciudad de Turín.

En cuanto a movilizaciones antidesahucios creo que diría muchas cosas. Pero digo tres.

La primera tiene que ver con una cuestión relacionada con nuestro propio caso. Es importante señalar que ni mi compañero ni yo hemos estado en la lucha contra los desahucios participando activamente, sino sólo solidarizandonos en los momentos más visibles, que son aquellos momentos donde ya no hay otra alternativa que ir a poner el cuerpo. También hay que quitar bastante misticismo aquello de poner el cuerpo en muchos desahucios, porque muchos se aplazan por cuestiones que dependen más de gestiones administrativas que del peso de la gente movilizándose, nos guste o no. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando llegamos a este momento hay personas que están en contacto directo con las personas que van a ser desahuciadas y que, como en otro tipo de movilizaciones, han echado tiempo y energía en sacar eso adelante, así que me parece importante, no asumir todo lo que digan, pero si tener en cuenta por dónde quieren ir.

La segunda; Cuando se va a una movilización como a parar un desahucio, es importante y está bien grabar lo que sucede y lo que hace la policía, para que luego no puedan inventarse nada contra nosotras como suele pasar. Pero eso no significa que las grabaciones e imágenes que se hacen haya que compartirlas en el instante en redes y en grupos de wasap y telegram, porque eso hace que el valor de tener esa información guardada por si hace falta, se pueda volver en contra y sea utilizada contra las personas que se movilizan. Veo importante desarrollar una cultura de los cuidados también en este ámbito.

La tercera; Es importante  que todo grupo, no hace falta ni que sea una organización o nada estrictamente formal, sino cualquier grupo que va a movilizaciones comprometidas como parar desahucios, tenga en cuenta que si tiene una caja de resistencia con dinero siempre será más fácil afrontar multas sin que ello sea un peso individual muy fuerte. Es decir, no hace falta que llegue la represión para hacer cajas de resistencia colectivas que nos hagan ir más seguras a las convocatorias y que reduzcan el miedo a que nos crujan a dinero. Porque si sabemos que tenemos un colchón encargado de cubrir, si nos anticipamos, podemos hacernos más imparables. Es algo muy básico, pero en nuestro contexto no parece estar muy asumido y es importante.

En cuanto a llevar los procesos antirrepresivos lo mejor posible, diría otras tres cosas que creo que pueden servir a las personas que actualmente sufren el peso de la represión y su incertidumbre. Estos consejos no son míos y están recogidos en materiales colectivos que se han currado compañeras. Hay materiales antirrepresivos muy útiles que nos pueden servir para ver las cosas de otra manera.

1º Tener claras nuestras convicciones, recordar lo bello y lo justo por lo que estábamos ahí en el momento en que ocurrió.

2º Tener claro que no somos las únicas que estamos sufriendo eso. Muchisimas personas más están pasando por lo mismo y cuánto más entremos en común, mejor podremos sobrellevarlo. La represión aisla e individualiza mucho, pues la justicia burguesa intenta juzgar tus actos de tal manera que sientas que la culpa está en tí, de ahí que muchas campañas caigan en lo que para mi es un error, de centrarse concretamente en los hechos por los que se acusa a las compañeras, sin señalar las cosas estructurales que les llevaron allí. De esta manera internalizan el juicio en su propio discurso y la culpabilidad o la inocencia individual pasa a ser lo importante, debilitando la crítica social.

3º. Entender que estar encausadxs es sólo una parte de lo que nos está pasando. Sólo es un factor y hay mucho más allá a nuestro alrededor que sigue estando presente. Es necesario rodearse de aspectos de la vida que no sólo tengan que ver con lo estrictamente político y antirrepresivo, sino con lo que nos gusta, con lo que amamos, con lo que nos hace sentir bien.

Entrevista publicada en el boletín Briega en papel nº55 Junio 2024