Entrevista al Centro social Smolny

ENTREVISTA AL CENTRO SOCIAL SMOLNY

1./ ¿Cuando nace el centro social Smolny?

 

Hace cuatro años.

Smolny nace de un grupo de personas que pertenecen al Colectivo Julio Vázquez (CJV), Asociación que trabajaba temas relacionados con la memoria histórica, el apoyo mutuo y la solidaridad internacional. El CJV participaba del Centro Obrero y Popular Bertold Brecht, junto a otras organizaciones como el PCPE, el Frente de Estudiantes, la Asamblea de Parados y otras.

 

2./ ¿Qué os llevó a abrir otro espacio en la ciudad de Santander?

Algunas de las actividades que realizábamos desde el CJV, despensa y niñas, hacían necesario disponer de un espacio adecuado para ello. Tras el cierre del COP nos vimos en la necesidad de disponer de un local para seguir intentando crear un espacio desde el que poder trabajar la ayuda mutua y crear tejido social. Por ello nos lanzamos a la piscina y decidimos alquilar un local y crear el Centro Social Smolny.

3./ Estáis en la calle Santa Teresa, cerca de los barrios de san roque y entrehuertas, porque os pillaba cerca de vuestras casas, porque queriais hacer barrio desde ahí, por el precio de los alquileres etc, en definitiva, nos parece interesante preguntaros por el contexto geográfico de vuestro proyecto.

 

La “elección” del emplazamiento fue un poco obligatoria. En este barrio vivían las personas que arrancaron el proyecto. Esto ha seguido siendo así ya que, en la actualidad, la mayoría de las personas que trabajamos en Smolny vivimos en este barrio. Además, se trata de un barrio un tanto peculiar. Está situado en el centro de la ciudad y tiene una clara división territorial: de la calle Santa Lucía hacia abajo es un barrio de alto poder adquisitivo, y de ahí hasta General Dávila es un barrio más popular. Una zona con un urbanismo un tanto caótico, construido sobre una empinada ladera, con unos accesos difíciles, que ha hecho que históricamente se encontrase “alejada”. También se trataba del barrio en el que se encuentra el CEIP Menéndez Pelayo, al que acudían las hijas en edad escolar de las personas que participábamos. Juntando el CJV, con gente que vivía en el barrio y otras personas que participaban en el AMPA Horacio, creamos un cóctel donde el emplazamiento era el ideal.

4./ Desde fuera y sin conocer mucho el proyecto, nos da la impresión de que el espacio se orientó inicialmente hacia la distribución de alimentos en el barrio y poco a poco ha ido albergando más capacidad para acoger actividades. ¿Es esto así o nos equivocamos?

 

Es cierto que el reparto de alimentos es una actividad que nos hace necesitar un local en el que almacenar alimentos de manera adecuada. También el querer trabajar con niños hacía necesario disponer de espacio más o menos amable para ellos. Estos fueron los enfoques con los que pusimos en marcha Smolny. Después, a medida que se acercaba gente nueva con nuevas ideas y propuestas diferentes, hemos ido creciendo como espacio y sumando actividades. Smolny ha ido creciendo “de manera autónoma” y sin demasiada planificación. Este crecimiento se ha realizado con las aportaciones de todas las personas que a día de hoy formamos parte del centro, y las que han pasado por él. Todas las actividades que hemos intentado poner en marcha, tanto las que han salido adelante, como las que no, han sido enriquecedoras porque nos han aportado algo.

5./ ¿Qué creeis que les falta a los centros sociales de Santander y Cantabria?

Ante todo más compromiso y militancia, es decir, más manos y pies para seguir creciendo. También coordinación entre todos. Compartir experiencias, información, propuestas, etc. Creo que esto es una asignatura pendiente en nuestra región.

También es muy importante tener solucionado el tema de la financiación para que los diferentes proyectos tengan viabilidad a largo plazo.

 

6./ ¿Cómo es la reacción del vecindario más cercano? No nos referimos únicamente a las personas que se hayan acercado por el tema del reparto de alimentos, sino también a cualquier vecino/a que haya podido conocer vuestra labor social.

 

Nosotras creemos que muy buena. Muchos vecinos se han acercado desde el principio para saber “qué era este local y qué hacían”. A mucha gente le gusta tener en el barrio una iniciativa solidaria como la nuestra. Algunas personas acuden de manera periódica para participar en alguna actividad, o para aportar alguna cosa que necesitamos y pedimos. También hay varias comunidades de vecinos que utilizan el espacio para realizar allí sus reuniones.

7./ Sabemos que algunos colectivos de Cantabria, por ejemplo, desde el feminismo y desde la ecología, están contribuyendo a mantener vivo vuestro espacio. ¿Cómo valoráis esto? ¿Qué supone para vosotr@s?

 

Desde el principio la idea era que fuera un espacio abierto a otras organizaciones, colectivos y personas que no pudieran disponer de un espacio para realizar sus reuniones, charlas, actividades, etc, así que desde esta óptica la valoración es muy positiva. Aparte de ésto, el que sea un espacio abierto a otros colectivos supone, para nosotras, un enriquecimiento personal, y como espacio, ya que disponemos de otras visiones de las luchas sociales en las que participamos, sobre todo el feminismo y la crisis ambiental.

 

8. Una de las cosas que más nos han impresionado de vuestra actividad es la apertura del espacio a l@s niñ@s. Creemos que no es habitual en los centros sociales autogestionados, orientar su espacio y su tiempo a que estas personas tengan su lugar. Además, esto posibilita que sus madres/padres puedan confiar en dejarles un rato allí para conciliar el resto de su vida. ¿Podéis contarnos cómo ha surgido esto y qué se necesita para llevarlo a cabo?

 

Sabemos que no es lo habitual y siempre nos ha parecido una necesidad. Como ya hemos comentado, desde el nacimiento de Smolny tuvimos como uno de los ejes centrales de trabajo los niños y las adolescentes. Inicialmente el trabajo se enfocó a crear una red para facilitar la conciliación de mujeres solas con hijos ya que nos parecía lo más urgente y necesario. Poco a poco se nos fue de las manos y ahora tenemos clases de apoyo escolar. Transmitir valores de solidaridad, cooperación y respeto es algo que se debe redoblar en estos tiempos que vivimos, más todavía que cuando empezamos, y las niñas de hoy mañana serán mujeres. Por eso la necesidad de trabajar con niñas. Periódicamente realizamos actividades con ellas sobre temas como el Sáhara, la violencia machista, la diversidad, el medio ambiente, etc. Intentamos traer al local a organizaciones sociales para que los niños conozcan y entiendan que hay cosas más allá de los móviles.

 

Para poder llevarlo a cabo se necesita mucha dedicación y gente con ganas de sacarlo adelante. Con el tiempo la cosa es “sencilla” porque el mecanismo está engrasado y se va creando un espacio de convivencia en el que los chavales parecen una familia y el entorno se vuelve muy saludable. También existen problemas y contratiempos ya que no hablamos de adultos, pero no es menos cierto que la resolución de los conflictos es más sencilla.

 

 

9./ Qué le diríais a la gente que lee esto y le entran ganas de participar en vuestro espacio o se ven motivad@s para montar un proyecto similar en su pueblo/barrio?

 

Lo primero, mucha paciencia ya que los comienzos son difíciles. Luego decirles que hacen falta iniciativas en las que la gente pueda organizarse y crear espacios desde una visión antifascista, feminista y ecologista. Si no ocupamos estos espacios nosotras, vendrán otros a ocuparles y a imponer su modelo de sociedad. Necesitamos crear proyectos inclusivos y participativos con una visión de sociedad radicalmente distinta que posibiliten que la gente participe en cambiar, aunque sea un poco, este modelo de sociedad anacrónico e insostenible.

 

10. Si hay alguna cuestión que nos dejamos por el camino y que os parece interesante de responder, este es el momento.

 

Queremos destacar que se ha incorporado mucha gente joven a Smolny a colaborar. Gente comprometida, muy formada y con muchas ganas de hacer cosas, con ideas y enfoques muy diversos. Propuestas que, aunque inicialmente parecían no casar con Smolny, han resultado ser enriquecedoras y han acercado a otro tipo de personas tradicionalmente alejadas de las luchas sociales.