Delfines

El pasado mes de Abril, en pleno confinamiento, un grupo de personas pudieron grabar a un conjunto de delfines rodeando su embarcación cerca de la costa de Ajo. El vídeo mostraba el contraste de la libertad de movimiento entre unos animales salvajes y nuestra vida confinada. Y también, el contraste con los grupos de delfines que año tras año aparecen muertos, varados en las playas de Cantabria. Sin ir más lejos, en la playa del Bocal en los momentos en los que escribimos estas palabras o a principios del pasado marzo en la playa de Gerra en San Vicente de la Barquera.

Recordemos que en 2018 trece delfines fueron encontrados muertos en este territorio. Una tónica habitual en años anteriores entre los meses de enero a abril y nada distinta en el 2019, con catorce delfines encontrados en la playa de Oyambre el 18 de Mayo. De estos individuos, tres fueron reconducidos hacia mar abierto y el resto murieron. Dos eran hembras gestantes. Cantabria tiene una red de seguimiento de varamientos desde 2010, y desde entonces se contabilizan en las playas más de doscientos mamíferos marinos varados.

Muchos son los motivos que llevan a los cetáceos a acabar varados. Muchos son los métodos estadísticos, según la amplia diversidad de fuentes, que miden la responsabilidad de la actividad humana en dichas muertes a nivel global. Pero al margen de esto, un hecho es que los delfines están muriendo por diversas causas relacionadas con el sistema de producción capitalista y su actividad sobre el hábitat marino. No son las únicas como es evidente, ya que factores naturales,como los temporales, pueden llevar a estos animales a acabar en las playas.

Pero no hemos de olvidar, como nos recordaba Layla Martinez, que es el sistema de producción y no la cantidad de humanos la causa de la extinción de miles de especies, así como la destrucción de sus hábitats. Las imágenes de animales salvajes recuperando espacio tras la tranquilidad aportada por el confinamiento traían consigo una serie de comentarios en la red de carácter simplista y con un toque ecomalthusiano. Sin embargo, que tras las medidas llevadas a cabo por esta pandemia global, el resto de animales haya obtenido un descanso merecido, no quiere decir que la destrucción de la vida animal en los océanos no siga su curso sin tregua alguna.

Es en este contexto donde se enmarcan muchas de las causas de mortalidad de los cetáceos: contaminación química a través de los residuos tóxicos vertidos, basuras, plásticos…; contaminación acústica por parte de los sónares antisubmarinos que utilizan las armadas - estos dispositivos ensordecen a las ballenas y a los delfines e impiden que se comuniquen entre ellos, lo que les desorienta y hace encallar en las playas-, la colisión con buques fruto del transporte marítimo, y mayormente la actividad pesquera, que incluye diversas formas de perjuicio hacia los cetáceos.

En 2018 se contabilizaban unos cinco mil delfines muertos por año en las costas francesas. Es por ello que ONG y colectivos ecologistas comenzaron una campaña en el golfo de Vizcaya para denunciar que la mayoría de cadáveres encontrados (una minoría en sí porque el resto de cuerpos se hunden en el mar) tienen mutilaciones, aletas cortadas, marcas de gancho de garfio, cortes profundos, caras desfiguradas… consecuencia de las operaciones de pesca no selectiva con arrastreros, palangre y redes de enmalle. La pesca industrial para surimi y harina de pescado, o la pesca nacional francesa destinada a las lubinas y las merluzas son algunos de los principales responsables en este territorio geográfico. Este año 2020, la matanza explícita por parte de los pescadores y los daños “colaterales” de la pesca son acuciantes, como indica Sea Sheperd.

Si nos fijamos en el sur de la península ibérica, en el trabajo “Condiciones epidérmicas, lesiones y malformaciones en cetáceos del estrecho de Gibraltar” comprobamos cómo las lesiones pueden venir de choques entre depredadores, o del contacto con otros animales -calamares con cachalotes, lampreas con rorcuales comunes – a la vez que producidos por la marina mercante, el transporte marítimo y la pesca principalmente.

Volviendo a nuestro hogar, los odontocetos (cetáceos dentados), que son la mayoría de delfines que llegan a las costas de Cantabria, encontrados en 2018 en lugares como Galizano y el Bocal, también presentaban heridas por atrapamiento en redes. No obstante, las necropsias llevadas a cabo sobre los cuerpos muertos recogidos en Oyambre en 2019 presentaban señales de infección.

Imagen extraída de Efeverde;Imagen del delfín muerto en la playa de Mataleñas. EFE/ Pedro Puente Hoyos

Las muertes de delfines por consumo humano son otro motivo importante que nombrar. Lugares como la bahía de Santander o el puerto de Santoña han sido escenarios donde los delfines se han dejado ver alguna vez surcando el mar libremente. Cualquiera ha podido tener una sorprendente experiencia de ver a estos mamíferos marinos en un paseo. Pero quienes están más acostumbrados a divisarlos son los pescadores. En el blog “Marismas de Santoña”, en la memoria del proyecto “actuaciones para la conservación del delfín mular” ejecutado entre julio de 1999 y julio de 2002 por el Grupo de Mamíferos Marinos de la Universidad de Barcelona en un Convenio de Colaboración con la Dirección General de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente: "entre las amenazas para la conservación de la especie actualmente en vigor está la mortalidad asociada a la pesca. Los Inventarios permitieron identificar tres causas principales que llevan a los pescadores a dar muerte de una manera intencionada a los delfines: su utilización para el consumo humano (los pescadores coinciden en señalar que las crías y juveniles de esta especie son las piezas más apreciadas para el consumo propio a bordo de los barcos). En Cantabria el 60% de los pescadores entrevistados respondieron que sí a la pregunta de si se consumía carne de delfin a bordo en los barcos de cerco en el año 2002.”

Los pescadores tienen un conflicto histórico con los delfines en las costas del cantábrico. No obstante, analizar este proceso puede ser importante para no caer en explicaciones simplistas que reproduzcan la dominación clasista. Hablamos de enfoques proteccionistas, legalistas e institucionales difundidos muchas veces por organizaciones ecologistas y ambientalistas que hacen hincapié en las atrocidades individuales que los pescadores pueden llegar a cometer con dichos animales. Aún siendo ciertos, estos comportamientos humanos no pueden ser explicados únicamente por un discurso progresista que individualiza las causas y representa a los pescadores como seres desalmados arcaicos o desfasados en el tiempo que no se adaptan a las regulaciones legislativas ni respetan la legalidad. Habrá que contextualizarlos en una estructura económica que esquilma, saquea y contamina los océanos cotidianamente para abastecer el capitalismo global y una legislación internacional que decide qué especies deben ser protegidas y qué especies no.

Como Felipe Valdés Hansen nos cuenta en “Pescadores y delfines en el norte de España; Historia de su interacción desde la Edad Media hasta el siglo XX” la expansión de la actividad pesquera de bajura - sobre todo desde el siglo XVI-, el uso de artes de pesca cada vez más grandes y de deriva, así como el progresivo abandono de los métodos de pesca tradicionales desde finales del siglo XIX y principios del XX, contribuyó a extender el odio hacia los delfines entre los pescadores. Mucho habría que matizar sobre esta afirmación, como así se hace en dicha fuente. Los pescadores han usado a los delfines tradicionalmente como chivos expiatorios, como medio rústico para encontrar los bancos de peces, y/o como comida en sus embarcaciones. Pero dicho trato no se puede entender del todo sin el condicionamiento de la localización geográfica, el desarrollo industrial, los cambios políticos en el estado español y la economía globalizada capitalista.

Ninguna época histórica ha sido ni es proclive al respeto de estos cetáceos, a pesar de que la empatía desarrollada por ellos, en base a su condición de mamíferos y su gran capacidad intelectual, pueda ser superior por parte de los humanos en comparación con otras especies animales. Sin embargo, la crisis ecológica de nuestro presente no tiene comparación. Las dimensiones de daño y perjuicio hacia estos lobos de mar ya no son calculables en base a una interacción con el ser humano en disputa por la comida, sino a una transformación de las condiciones que posibilitan la vida, la reproducción y la libertad.

Como creemos que una de las formas para habitar nuestro planeta es a través del apoyo mutuo y la observación, finalizamos este artículo con un Texto traducido y extraído de “Anarchy and action”

Los delfines son un género de unas cuarenta especies de mamíferos acuáticos. Son criaturas muy sociales conocidas por su ayuda mutua y empatía, no solo dentro de su especie sino también con otras especies. Por ejemplo, un grupo de delfines en 2004 rodeó a los humanos frente a las costas de Nueva Zelanda para proteger a los nadadores de un gran tiburón blanco. Un biólogo comentó sobre este incidente: “los delfines son conocidos por ayudar a las cosas indefensas. Es una respuesta altruista y los delfines en particular son conocidos por ello ”. [1] En 2012 o 2013, un delfín mular adulto se unió a un grupo de cachalotes en la costa de Portugal:" Durante ocho días, el delfín viajó, se alimentó y jugó con las ballenas adultas y sus crías. Cuando frotaba su cuerpo contra las ballenas, a veces le devolvían el gesto ". [2]

Conocidos por ser extremadamente inteligentes, los delfines se comunican entre sí con clics, silbidos y otros sonidos. [3] El delfín promedio vive durante veinticinco años, y pueden alcanzar hasta los cuarenta años. [4]

Los delfines viven en una estructura llamada vaina (manada) que generalmente tiene unos doce miembros. De vez en cuando, las vainas se unen temporalmente y forman una escuela que ocasionalmente puede exceder los 1,000 miembros. Si bien existe cierto grado de jerarquía dentro de una manada, es fácil para un delfín o una familia de delfines dejar atrás a un líder egoísta y unirse a una manada diferente. El sitio web Dolphins World explica: “Parece que los delfines son espíritus libres. Al estudiar la dinámica de la composición social de las vainas, los científicos descubrieron que cuando los delfines pertenecen a un grupo, nada los une en cuestión de espacio y tiempo, esto significa que pueden moverse libremente a las diferentes vainas que están cerca. entonces el movimiento de los miembros es continuo. Este tipo de red social es plana y abierta ". [5]

El delfín mular tiene tres niveles básicos de organización: el grupo, la manada (vaina) y la escuela. Un grupo tiene de dos a cinco personas, a menudo una familia. Los grupos se unen para formar una vaina, que tiene hasta quince miembros. Finalmente, las vainas a veces se unen en una escuela temporal, que tiene hasta treinta miembros. [6]

Una manada puede adquirir una variedad de formaciones complejas de natación mientras caza. Los exploradores rastrean un área e informan al resto de la manada de si hay peces para comer. Al buscar comida, la manada entera a veces se mantendrá unida, y otras veces se dividirá y cazará en pequeños grupos. Una vez llega el momento de pescar, los delfines nadan en un círculo alrededor de su presa, lo que obliga a los peces a formar una masa concentrada en la que los delfines se divierten fácilmente. [7]

Los llamados delfines "dominantes", que alguna vez son hembras, tienen el trabajo de investigar cualquier situación desconocida y determinar si el ambiente es seguro o no para el resto. [8]

Los delfines no solo cazan juntos, también juegan juntos. Saltan juguetonamente sobre el agua, bailan y se persiguen. Arrojan medusas y se salpican entre sí. Finalmente, los delfines frotan sus cuerpos y se involucran juguetonamente durante el comportamiento sexual. [9] Los delfines interactúan sexualmente por diversión, no sólo con el fin de procrear. El contacto homosexual es común. [10]

1 Lori Gruen, Ethics and Animals: An Introduction (Cambridge: Cambridge University Press, 2011), 1.

2 Jump up ↑ Candice Gaukel Andrews, "Is Animal Altruism Real?," Good Nature Travel, 5 February 2013, https://www.nathab.com/blog/is-animal-altruism-real/.

3 Jump up ↑ “Dolphin,” Wikipedia, accessed 14 June 2018, https://en.wikipedia.org/wiki/Dolphin.

4Jump up ↑ “How Long do Dolphins Live?”, Dolphins World 2 October 2013, https://www.dolphins-world.com/how-long-do-dolphins-live/.

5 Jump up ↑ “Dolphin Social Structure,” Dolphins World, 26 April 2017, https://www.dolphins-world.com/dolphin-social-structure/.

6 Jump up ↑ V.M. Bel’kovich et al, “Herd Structure, Hunting, and Play: Bottlenose Dolphins in the Black Sea”, in Dolphin Societies: Discoveries and Puzzles ed. Karen Pryor and Kenneth S. Norris (Berkeley: University of California Press, 1991), 19, 24.

7 Jump up ↑ Bel’kovich et al, “Herd Structure,” 20-21, 42-43, 46.

8 Jump up ↑ Bel’kovich et al, “Herd Structure,” 21.

9 Jump up ↑ Bel’kovich et al, “Herd Structure,” 69-71.

10 Jump up ↑ “Dolphin,” Wikipedia.

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