Entrevista a un médico de atención primaria de Cantabria

Como médico en Cantabria, ¿Cómo estás viviendo la emergencia sanitaria?

En dos palabras, calma tensa.

En más palabras, por contextualizar, me he incorporado a trabajar aquí coincidiendo con el inicio de la emergencia sanitaria en nuestro entorno, esperaba novedades aunque no en forma de pandemia, y lo estoy intentando ver como un reto a superar día a día. Por otro lado ejerzo en un centro de salud, con menos situaciones críticas que en un hospital, pero con más de las consecuencias menos televisivas de esta pademia y que todo apunta a que se mantendrán un tiempo largo… Volviendo al presente, y pecando de capitalocentrista, sin querer tiendo a comparar la situación con Madrid, en donde estuve trabajando hasta finales del año pasado y aún mantengo lazos e información cercana. La verdad es que no hay comparación, siento alivio por nuestrxs paisanxs y pena de no estar ayudando a lxs compañerxs de allí, y también pienso en la importancia e invisibilidad de los cuidados a todos los niveles, entre sanitarixs, a lxs mayores, a lxs pequeñxs... Quizá otro detalle que me ha llamado la atención en el día a día sea la montaña rusa emocional, de lxs compañerxs, y también propia.

La militarización del lenguaje en el ámbito sanitario es una realidad en estos días. La utilización de la palabra “héroes” nos recuerda a a las palabras privilegiadas de quienes mandan a su carne de cañón a morir en las trincheras. ¿Qué percibes en tu espacio profesional en torno a esta cuestión?

Mi percepción es que se trata de una mentira impuesta. Por supuesto que no estamos en guerra, aunque ese lenguaje le interese a la clase política y represora, lxs sanitarixs no somos sus soldados. No se trata de matar enemigos, sino de cuidar de iguales. En cuanto a la idea de heroicidad en ningún momento he visto defenderla desde dentro del entorno sanitario, habrá excepciones, pero la realidad es que se trata de una adjetivación externa, como bien dices, con el ánimo de empujar a seguir a pesar de cualquier circunstancia. Con los aplausos hay más de variedad de opiniones, pero ni héroes ni heroínas ni soldados, solo queremos condiciones dignas para una atención digna.

 

La vulnerabilidad del sistema médico se ha puesto en relieve. Ante la precariedad material y asistencial, ¿existen iniciativas de profesionales sanitarios que se auto-organicen por su cuenta para dar soluciones inmediatas a los retos del día a día?

 

Con esta pandemia hemos visto como el personal sanitario ha tenido que improvisar EPIs (Equipos de Protección Individual), y nos hemos autoorganizado en el día a día para adaptar cada realidad concreta a la circunstancias y protocolos que cambian al minuto. Más allá de estas cuestiones específicas en nuestro entorno la sanidad público-estatal, a pesar de sus precariedades, tiene bastante consistencia, y más en comparación con otros sistemas de salud, quizá por ello tampoco han surgido hasta ahora grupos autoorganizados como tal. Sí señalar la falta de cuidados internos para con quienes realizan cuidados (cuidados de todo tipo pero refiriéndome a lxs sanitarixs en este caso), y que esta situación ha puesto de relieve, por ejemplo, con la aparición de grupos de personas del ámbito de la salud mental que atienden/acompañan a compañerxs sanitarixs.

En Cantabria la situación no está siendo tan desbordante como en otros territorios. Aun así, un alto porcentaje de personas que han muerto son ancianos en residencias. El hacinamiento parece ser un factor clave en el empeoramiento de esta situación. ¿Crees que existen otras formas de salud pública a implementar que no estén llevándose a cabo?

Parecía evidente ya anteriormente la necesidad de replantearse la atención a nuestrxs mayores, y esta pandemia lo ha dejado más claro si cabe. La verdad no tengo muy claro cuál puede ser la mejor forma de reorganizar este aspecto, pero sí tengo claro que la salud y los cuidados no pueden ser un negocio con rentabilidad económica.

Ni pública ni privada. Autogestionada. Pequeños ejemplos como el ambulatorio Pikpa del barrio ateniense de Petralona caminan con estos objetivos tan complicados. Los de practicar una atención sanitaria sin la cobertura pública ni privada dentro de un mundo occidental y desarrollado. Bastante alejados de esta realidad en nuestro contexto más cercano, nos gustaría preguntarte si puedes hacernos una pequeña síntesis de la privatización sanitaria en Cantabria y sus consecuencias a nivel social.

Creo que muchas veces entremezclamos lo público y lo estatal. Estoy convencido de que ese admirable ejemplo griego además de autogestionado es público. A lo que no tengo respuesta es a como transitar de un modelo público-estatal, a uno público-autogestionado, o si no se puede transitar y hay que construirlo paralelamente. Personalmente defiendo un sistema sanitario público, como garantía de accesibilidad universal, pero no su carácter estatal, y veo la autogestión personal y colectiva de la salud como una fortaleza a potenciar.

Volviendo a la pregunta, también veo una frontera difusa entre la alta gestión sanitaria y la política institucional, incluso con ejemplos concretos, y no le veo ninguna ventaja y sí lo contrario. En Cantabria, desconozco los entresijos concretos, pero en general al igual que en otros territorios del estado español, la privatización en su mayor parte se ha camuflado en forma de externalización, desde las cocinas o la limpieza, hasta pruebas o análisis concretos, lo cual se traduce en búsqueda de beneficio económico en base a peores condiciones para estxs trabajadorxs y en peores servicios prestados para todxs nosotrxs.

¿Cómo enfrentarse a esta situación desde una profesión médica, unas medidas excepcionales y una sensibilidad libertaria? Qué contradicciones individuales y colectivas te vienen en tu praxis cotidiana?

 

En definitiva lo excepcional de la situación creo que no hace más que resaltar o visibilizar todo lo ya presente previamente, y entre ello también las contradicciones. Durante este periodo no le he dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre contradicciones, pero hay dos que me vienen desde antes recurrentemente. Una, la ya mencionada diferencia entre sanidad público-estatal y público-autogestionada, y mi ejercicio formal dentro de la primera. Y otra, el excesivo abordaje de los problemas de salud desde punto de vista individualista, y mi convencimiento de la necesidad de un abordaje comunitario, prácticamente extinto a día de hoy pero que paradójicamente esta pandemia ha demostrado imprescindible.

¿Qué ejemplos de apoyo mutuo y auto-organización destacarías en nuestro territorio durante este periodo de estado de alarma?

Creo que la Red Cántabra de Apoyo Mutuo es el ejemplo más claro, realizando desde compra de alimentos o medicamentos a quien lo necesita, hasta grupos de escucha o cestas de apoyo a productorxs locales. Espero que no desaparezca cuando termine el estado de alarma ni que permanezca como ejemplo único. Seguro, y me consta, que han surgido o se han potenciado más ejemplos de autoorganización y apoyo mutuo que esperemos perduren en el tiempo, desde iniciativas de consumo local, de apoyo en necesidades básicas a familias, o de comunicación en radio o escritas como Briega.

¿Podrías hablarnos de tu ambiente de trabajo? Es decir, ¿los lazos de solidaridad entre trabajadores son una realidad más allá del fervor patriótico-mediático que los medios generalistas difunden?

 

Uf, pues un poco de todo, hay lazos solidarios, y también podrían tejerse muchos más. En los años que llevo ejerciendo en general hay muy buen ambiente en el trabajo, no tenemos la figura del “jefe de empresa” presente y eso supongo que ayuda, al final los objetivos son compartidos, hay lazos afectivo-laborales, pero igual menos de los reivindicativos. Si bien puedo decir que el año pasado residentes del hospital 12 de octubre en Madrid hicimos una huelga indefinida de guardias de urgencias, simplemente se reclamaba mejor supervisión para una mejor atención, y cumplir horarios, nada económico, fue un proceso duro y al tiempo se tejieron unos lazos muy intensos, y por cierto sobre el papel conseguimos todas nuestras peticiones.

En un plano exclusivamente sanitario, ¿Te gustaría recomendarnos algún material interesante para informarnos y documentarnos que en estos tiempos de saturación de información y oficialidad impuesta pueda pasar desapercibido?

 

En relación a la pandemia actual prefiero no dar recomendaciones concretas, pero sí que se compruebe la existencia de una fuente en la que se base la noticia. No son anecdóticos los casos de, por ejemplo, pacientes que dejan una medicación por una noticia falsa, sin fundamento, y además desmentida por fuentes más rigurosas pero con menos impacto.

Sin relación directa con la pandemia actual y en relación a la salud me gustaría mencionar dos colectivos, para que cada cual investigue a su gusto, La Cabecera y Colectivo Silesia.

Y si a alguien le pica la curiosidad sobre porqué en la salud influye más el código postal que el código genético, puede empezar con “Salubrismo o barbarie”, es un libro escrito a muchas voces en forma de capítulos en los que adentrarnos en los determinantes sociales de la salud.

 

 

Para concluir, ¿ Qué papel crees que tiene la práctica libertaria en cuanto a la atención sanitaria en nuestro territorio? ¿Qué pasos se podrían ir dando? ¿Qué proyectos o iniciativas pueden ser referentes para apoyarse en ellas?

 

Quizá ligar práctica libertaria y atención sanitaria no sea fácil de inicio, y no haya un colectivo referente como tal, pero términos como autogestión de la salud o salud comunitaria van tomando fuerza en colectivos sanitarios como los citados previamente y otros, así como congresos autoorganizados, o libres de humos industriales (expulsando activamente la intervención de la industria farmacéutica), o que incluyen a colectivos de pacientes como algo necesario en la reflexión sobre la salud. Al final se trata de coger principios como el apoyo mutuo, la cooperación, o la autogestión, y llevarlos a la práctica del día a día, también en la salud tanto dentro como fuera del sistema sanitario, y lo que pretendamos tendremos que construirlo juntxs, porque si esperamos a que nos los enseñen ya hecho…