Educación, un arma cargada de futuro
El último programa antes del corte de las próximas fiestas, el próximo jueves 12 de diciembre, lo dedicaremos a la educación (aquí un avance): la educación entendida de herramienta de transformación social pero, al mismo tiempo, de emancipación personal. Son muchos los posibles debates desde los ámbitos contestatarios, desde los objetivos hasta las formas, pasando por el método, la evaluación o los recursos. En esta ocasión hemos construido un programa que pretende abrir más interrogantes que ofrecer alguna respuesta concreta. Entrevistas, testimonios, buscamos prender la llama que, en cada oyente, permita desarrollar sus propias ideas. Esto es, sin embargo, sólo el principio: volveremos a hablar de estas distintas formas de educación.
No sólo trataremos la educación formal: hablaremos de la danzaterapia, estrategia fundamental para coordinar cuerpo y mente, para sanar heridas de todo tipo; perfectamente ilustrativo, en definitiva, de cómo una disciplina tradicionalmente feroz en su técnica, como es la danza, puede permitirse otros aprendizajes que primen lo emocional. Hablar de educación, formal o no formal, supone hablar también de autoridad, de clase, y de la propia experiencia personal. ¿Acaso es fácil enfrentarse con la propia infancia?
También supone hablar de proyectos, de nuestra capacidad de darle la vuelta a todo. De ser protagonistas de nuestra propia existencia y, como defendió la compañera Marianella de la Asamblea Feminista en el anterior debate sobre Latinoamérica, de ser capaces de defender la vida. Nos jugamos mucho.
Esta vez preferimos no desvelar más. Preferimos que esperéis hasta el 12 de diciembre. Quizás también reflexionemos sobre esto: sobre la inmediatez que cada día nos supera en el trabajo, en el ocio, en nuestras relaciones; en la incapacidad que tenemos de vivir nuestro tiempo como queremos. Se habla mucho sobre la educación, pero no siempre tanto sobre lo que tenemos que aprender y desaprender.
¡Nos vemos en el nido!