El Pájaro Observador vuela a Latinoamerica haciendo parada en el CS Itaca
El otro día nos lo pasamos muy bien hablando con amigas sobre el futuro de la lucha climática en el Espacio Eureka ¿Fuimos pocas? Seremos más, al tiempo. Por lo pronto, viendo que esto del debate abierto ha conseguido causar algo de revuelo en otros medios, se nos ha ocurrido hacer en público otro de nuestros debates. Y en esta ocasión desplazaremos nuestro foco a Latinoamérica.
¿Por qué Latinoamérica? Porque, ante la fortísima represión que están sufriendo los movimientos sociales (o las sociedades en movimiento, que decía Zibechi), al menos queremos mostrar nuestra solidaridad desde este pequeño altavoz que es este nido en lo alto de un árbol de los bosques de Cantabria. Con este programa seguimos la trayectoria de los especiales El Pájaro sin Fronteras, con los cuales intentamos abordar problemáticas de fuera de Cantabria, como ya comenzamos a hacer hace casi un año.
Por motivos de tiempo hemos decidido escoger tres países en situaciones muy distintas, los tres sacudidos por muy diferentes movimientos: Chile, Ecuador y Bolivia.
El caso de Chile es, como poco, sintomático. ¿No resulta irónico que, en el primer país donde se puso en práctica el más atroz neoliberalismo, estalle una revuelta que agite el país de arriba abajo? Irónico o no, Chile se ha convertido en uno de los escenarios más evidentes del desastre causado por la más salvaje economía capitalista. Fue bajo la mano de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) cuando comenzó una oleada de privatizaciones, un desinterés manifiesto del Estado por los intereses económicos (a no ser que fuera para reducir a la clase obrera y campesina), que dieron forma al actualmente global neoliberalismo. La llegada de la democracia, los gobiernos izquierdistas de Bachelet, no detuvieron este proceso.
Estudiantes, obreros, indígenas y pensionistas han mantenido la presión hasta que las últimas medidas del conservador Piñera ha hecho estallar la situación. La reacción de Piñera ha sido la confrontación de las legítimas protestas democráticas con la represión y el ejército en un país donde la memoria de la dictadura militar es muy reciente. El anuncio de reforma de la Constitución en abril de 2020 no parece que sea suficiente: el pueblo chileno ha reclamado una y otra vez la dimisión de Piñera.
En Ecuador, por su parte, asistimos a la resurrección de un actor que muchos daban por olvidado; las tensiones entre Rafael Correa y los grupos indígenas habían hecho parecer que estos últimos estaban descabezados y, ante la llegada de un nuevo gobierno, serían incapaces de reaccionar. Todo lo contrario: las medidas tomadas por Lenin Moreno, antiguo vicepresidente de Correa que ha transformado la agenda política e ideológica de su partido, Alianza PAÍS, ahora al servicio del FMI y de Estados Unidos, han vuelto a poner en escena el poder indígena ecuatoriano. La CONAIE, cuyas oficinas fueron saqueadas en tiempo de Correa, ha conseguido obtener un papel fundamental en las movilizaciones contra el fin del subsidio a los combustibles decretado por Moreno.
El presidente, huido de la capital por la presencia rebelde, cedió más pronto que tarde, retirando las nuevas medidas. Sin embargo, parece que la sociedad ecuatoriana tiene mucha más capacidad para resistir los ataques de los gobiernos que para articular una alternativa real al dominio neoliberal.
¿Sorprende si decimos que, a río revuelto, ganancia de pescadores? Este parece ser el escenario en Bolivia: aprovechando el descontento de grupos indígenas con el gobierno de Evo Morales, grupos que anteriormente le habían brindado su apoyo, sectores de la ultraderecha, policía y militares han organizado un rápido golpe de Estado. Morales, sin capacidad de reacción, tomó refugio en México, donde espera con su ausencia evitar un derramamiento de sangre: no parece que eso vaya a ser posible. La oligarquía boliviana, burguesa, blanca y evangelista, que lleva esperando más de una década su momento, ha desatado todo su odio racista; y mientras tanto, en el Alto, bastión indígena, se organiza la resistencia contra la reaccionaria Jeanine Áñez, a la cabeza del golpe. De nuevo, Brasil y Estados Unidos parece que han participado de forma activa en el golpe.
Sobre esto, y algunas cosillas más, debatiremos el próximo jueves 21 de noviembre a las 19:00 en el C.S. Ítaca, en Torrelavega (C/Hermilio Alcalde del Río s/n; detrás del antiguo Gándara, junto a las vías). Traeremos algunos amigos con los que poder charlar, intercambiar ideas y, entre todos, que sepan que nunca jamás una Latinoamérica sin sus pueblos.
¡Y no sólo Chile, Ecuador, Bolivia! Los nasa en Colombia, los mayas de México, tantos sin voz, tantos Nadie de Galeano, mantienen su lucha, día a día, aguantando en sus posiciones desde octubre. Desde octubre de 1492, por supuesto.