Las casas de apuestas. Una problemática en nuestros barrios

En Cantabria, como en el resto del Estado, las casas de apuestas, los salones de juego y sus máquinas "tragaperras" están proliferando en los últimos años, desde que la apertura de estos locales se regulara en 2012. Esta moda, importada de Reino Unido y con una industria capaz de generar grandes flujos de dinero a costa de la precariedad y el sufrimiento de las personas, se está convirtiendo en un elemento más de la transformación de la vida urbana en barrios, tanto céntricos como periféricos, donde habita gente con rentas bajas y donde las carencias económicas se notan en carne y hueso. Esta transformación se traduce en el cierre de comercios habituales, pequeños locales de toda la vida, tiendas de barrio... dando paso a franquicias, cadenas comerciales y lugares como estos, que no pueden sino representar fielmente el espíritu del capitalismo, la deuda y la competición.

De 21 salones de juego en 2010 a 31 en 2018 son los datos encontrados en Cantabria. Una realidad en aumento que, aunque no es comparable con la de otros territorios como Madrid, cuya situación es descrita por lxs compañerxs de "Todoporhacer" en un artículo llamado "Salas de apuestas: Con nuestros barrios no se juega", sí es evidente a la vista si vives en Santander, o si vives en Torrelavega, con ejemplos en esta última localidad como "Sport Café Luckia", que lleva el nombre de uno de los gigantes con marca es- pañola del negocio de las apuestas. Muchas son las calles de Santander donde se pueden encontrar este tipo de establecimientos. Sin embargo, esta plaga no solo afecta a las grandes ciudades; a principios de año la empresa de salones de juego Merkur, uno de los principales proveedores de tragamonedas del mundo, se estrenaba en Cantabria a través de la apertura de una sala de juegos en la localidad trasmerana de Santoña.

Ante esta realidad hay una actividad mediática importante, y no son pocas las voces que se alzan cuestionando la extensión de estos negocios que contribuyen a dinamitar aún más las posibilidades de entablar relaciones comunitarias y encontrarse en lugares no mediados por el consumo. Diversas asociaciones hacen alusión a la ludopatía que generan estos lugares.

De hecho, el pasado 29 de octubre hubo una iniciativa apoyada por todos los partidos parlamentarios de Cantabria de instar al gobierno a elaborar un Plan de Prevención de la Ludopatía en los Jóvenes. De una forma similar, Podemos lleva tiempo intentando que las salas de apuestas se mantengan alejadas a una distancia concreta de los centros escolares, puesto que es cierto que muchos de estos lugares proliferan muy cerca de las salidas de los colegios.

Sin embargo, a pesar de este interés crítico procediente de una parte de la izquierda parlamentaria, muchas de estas medidas son parciales y tan solo pueden reformar lo existente en una pugna por regular un fenómeno que no puede ser parado por medio de la política institucional, ya que Estado y Capital no pelean entre sí, sino todo lo contrario. Prueba de ello es que la Asociación Española de Empresarios de Salones de Juego y Recreativos (ANESAR) felicita en 2018 la tramitación telemática del Gobierno de Cantabria. Es decir, la facilidad gubernamental para dar salida a emprender con este tipo de iniciativas empresariales.

Por un lado, aunque la adicción a este tipo de juego sea una realidad incuestionable, la ludopatía enmarca esta problemática en el individuo, como si de repente las salas de apuestas no fueran un problema en sí para la vida social, sino solamente para aquellos individuos que caen en los excesos de su oferta. Por otro lado, la distancia de los centros escolares no puede impedir toda la apuesta online que se puede llevar a cabo desde cada móvil, y es que este modo de apostar también está creciendo a la par, sobre todo en la gente joven, que está mucho más familiarizada con las nuevas tecnologías y su funcionamiento.

Existen otras formas de resistir y oponerse a esta nueva ofensiva capitalista contra los barrios populares. Ejemplos de ello tenemos en barrios madrileños como el de Tetúan y, en el barrio de Gamonal en Burgos, el Centro Social recuperado en este lugar sacó el pasado mayo una campaña que, a través de difusión callejera, charlas-coloquio y manifestaciones está generando la posibilidad de decir "No" colectiva y políticamente a este modelo de canibalismo social y supervivencia competitiva sin delegar en las promesas partidistas, y afrontándolo como un problema vecinal. De hecho, una acción desarrollada en este barrio recordaba a una persona joven de 29 años que se quitó la vida después de tener grandes deudas contraídas por los negocios del juego. Directamente se instaba en esquelas puestas sobre las paredes a expulsar a estos negocios del barrio.

Para terminar el artículo os dejamos con un párrafo que escribieron desde esta campaña burgalesa, porque es una buena manera de describir las consecuencias de esta realidad que se nos echa encima:

"La apertura de estos negocios se está centrando sobre todo en barrios obreros donde la crisis ha sido más dura, tratando de engañar con la posibilidad del éxito a costa de jugar en sus locales. Pese a que hacer- se rico o incluso ganarse la vida a costa de estos nego- cios es imposible, cualquiera en un momento de debilidad puede sucumbir a los encantos de un negocio muy poderoso y muy bien pensado. Las nuevas leyes, la fuerte inversión en márketing y los múltiples reclamos de estos negocios son un peligro en potencia. Los locales se están aprovechando del abaratamiento de las lonjas y de una legislación que los favorece para enriquecerse creando enfermos en su camino.

Son la puerta de entrada para un no iniciado en el juego, a pie de calle resulta mas tentador entrar, las bebidas son baratas y puedes acabar mordiendo el anzuelo con alguna de sus "ofertas". Pretenden ser centro de reunión de grupos de amigos y afectan en mayor medida a los jóvenes que, en vez de reunirse con alternativas mas sanas, terminan acudiendo a estos locales que poco a poco les pueden acabar aislando o creando relaciones de amistad en un entorno que no trae nada bueno. No son locales transparentes, desde fuera no se ve lo que hay dentro, y desde dentro no se ve lo que hay fuera, el concepto del tiempo se pierde en un negocio diseñado para mantener tu esperanza de triunfador mientras vas dejando tu dinero".

 

¡No a las casas de apuestas, ni aquí ni en ningún lugar!