Colectiva La Ruda
¿Qué es la ruda?
Es una planta aromática con hojas de color verde, a veces azulado, y flores pequeñas amarillas.
Su fuerte aroma aleja los insectos de los cultivos. Muchas civilizaciones han usado y hasta adorado los poderes de la ruda. Los celtas decían que la ruda era una defensa contra los hechizos, además de usarla para sanar enfermos.
En Latinoamérica se la reconoce como la planta mágica de las mujeres por su poder regulador de la menstruación entre otros muchos.
Su nombre viene del griego - reuo – que significa salvar, liberar, proteger, se dice también que es mejor sacar un esqueje si la ves en cualquier jardín, que comprarlo, que tendrá la planta más poderío. Así que ya sabes, ¡¡¡a buscar rudas por ahí!!!
Colectiva La Ruda ¿Quiénes somos?
Nacemos de un interés común por generar un espacio en el que compartir, reflexionar y pensar las posibles transformaciones de los malestares de género con los que cotidianamente (mal) convivimos.
Somos una colectiva abierta y funcionamos de manera horizontal.
Realizamos acciones encaminadas a identificar y analizar las bases socioculturales de la desigualdad y por ello trabajamos a partir de diferentes soportes en los diversos lenguajes que nos condicionan (cine, literatura, medios de comunicación, publicidad, música, teatro etc.).
Los medios de comunicación, la publicidad, la literatura, el cine, y otras manifestaciones culturales asientan las bases de las ideas, las emociones, los significados y los valores a través de los cuales nos constituimos y damos sentido a nuestra experiencia. Estos productos culturales, además de ser elementos de consumo, son el espejo en el que nos miramos y aprendemos una determinada cultura de género y son, por tanto, el condicionante de nuestra vivencia de la sexualidad, del deseo y de la propia identidad.
Son instrumentos que socializan, inculcan ideas, valores sociales, creencias y modelos.
Estas actividades que venimos realizando tienen un enfoque participativo: abordamos la sensibilización y prevención de las violencias de género, no sólo a partir del formato charla, sino a través de talleres, dinámicas grupales o acciones culturales concretas, dando sobre todo espacio para la escucha y la construcción de un discurso crítico entre todas las personas que participen.
Somos feministas, críticas con el binarismo tradicional: existen muchos tipos de identidades y reforzamos siempre que podemos los debates en torno a las diversidades.
Abordamos desde la interpelación, cómo y de qué manera, desde diferentes ámbitos, se trabaja en la deconstrucción de la cultura machista para que podamos comparar y observar la realidad con otra mirada.
El propio concepto de género es construído para oprimir desde una visión cisheteropatriarcal, la herramienta que el sistema capitalista utiliza.
Nos declaramos en resistencia contra todo poder que quiera controlar nuestros cuerpos y limitar nuestras emociones para adaptarnos a un orden social impuesto que nos invisibiliza.
Pretendemos alterar y transformar este orden para construir otras realidades posibles.
Participamos activamente en las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria y contribuimos desde nuestro ámbito de acción a fortalecer los vínculos entre mujeres y colectivos afectados por las desigualdades, entendiendo las luchas feministas como liberadoras y emancipadoras.
Es importante liberar el alma, liberar nuestra felicidad interior personal y tomar conciencia de que somos alguien, querernos y respetarnos, pero la liberación no es un acto solitario, requiere de un contexto que habilite esa liberación y la haga posible.
En ese contexto es imprescindible la presencia de otras especies y la humana. Cuando desde los movimientos feministas se habla de igualdad y de equidad no se deben invisibilizar estos urgentes, porque es urgente entender la defensa de la vida.
No es posible vivir en una burbuja que nos proteja de la desolación que nos rodea, porque de alguna u otra manera se agrieta.
No hablamos las voces feministas desde un mundo de mujeres, hablamos desde un mundo que atormenta, asesina y esclaviza a millones de seres cada día. Hablamos desde el grito que llevamos acunando en nuestro pecho desde que se nos obligó a convivir con el dolor, la humillación, la explotación, la indiferencia, el abuso, el acoso, el golpe, el silencio, la invisibilidad y la muerte, hablamos porque conocemos profundamente la cueva del miedo, la esclavitud, la servidumbre y la exclusión y como más de la mitad que somos de esta sufrida humanidad que no debería resignarse a vivir atormentada.
Necesitamos hablar, confrontar, abrir el horizonte de vuelo y ser decentes con nuestro sentimiento de resignación, porque resignarse no es algo loable, la resignación no es un sentimiento amable, es darse por vencida amargamente, hay que atreverse a resistirla.
Feminismo no es sólo cuestión de géneros, es una cuestión de clases y de la forma en que han sido construidas también, al igual que los géneros, las clases sociales.
Cuando desde el feminismo decimos revolución hablamos de revolución social, que abarque todas las precariedades, porque de nada sirve una revolución por mitades; la fragmentación fue impuesta socialmente y contrajo una deuda histórica con las minorías excluidas, con las niñas, niños y mujeres pobres sobremanera.
La sociedad patriarcal, además de servirse del capital, utiliza como capital la vida de millones de seres. No sería razonable pasar página en la historia de este mundo sin oponer resistencia, no seremos sólo las mujeres las que estemos dispuestas, necesitamos aliarnos con quien sienta que ser feminista es quizás la puerta hacia un nuevo mundo posible: no estará exento de piedras, pero hay que hacer callo.
Este modelo que nos condiciona reproduce, y no queremos reproducir con condiciones. Queremos disentir, oponernos, buscar alternativas, construirlas: alternativas al consumo que sostiene los pilares de una economía que aumenta la producción de bienes para que cada vez menos puedan disfrutar de ellos a costa de miseria, alternativas a la explotación y la intervención en la soberanía de los pueblos, en la de nuestras casas, en la de nuestros cuerpos.
Alternativas a una educación que nos libere del autoritarismo y nos proponga a cada cual según nuestro ritmo vital, alternativas abiertas a la colaboración, al apoyo mutuo, alternativas que refuercen los cuidados compartidos como herramienta necesaria en la búsqueda de la transformación de todo aquello que nos haga esclavxs.
Les dejamos una imagen de deconstrucción de estereotipos a través de la técnica de collage realizado colectivamente en uno de nuestros talleres, nos vemos en cualquiera de ellos o en las calles!!
Colectiva La Ruda
* Texto publicado en el boletín Briega en papel de marzo 2019