Oposición al puente sobre el Saja entre Virgen y Villanueva de la Peña
Ecologistas en Acción se opone a la construcción del nuevo puente sobre el Saja por su impacto ambiental y sobre el paisaje, y por el despilfarro económico –objeto de subasta y licitación con bajas temerarias sobre el presupuesto inicial – que supondría una obra innecesaria, máxime cuando el puente existente que será demolido se encuentra en perfecto estado de conservación, frente a otras inversiones prioritarias para satisfacer las necesidades básicas de la población, y exige la anulación y suspensión definitiva del proyecto y el inicio de las obras.
Ecologistas en Acción, requiere de las Consejería de Obras Públicas, Cultura y Medio Ambiente y de los Ayuntamientos de Cabezón de la Sal y Mazcuerras, la suspensión inmediata del procedimiento y los planes de expropiación, elaboración y licitación del proyecto ya que provocaría un impacto irreversible sobre los valores ambientales y el paisaje de un escenario particularmente frágil y delicado, un aumento de la velocidad de los vehículos con sus negativos efectos de contaminación atmosférica y acústica, un mayor riesgo para los usuarios, una acentuación de la epidemia de megarrotondas indiscriminadas cuya funcionalidad se ha revelado muy cuestionable, y una intervención en espacio tan singular como un ejercicio de "vistosidad y espectacularidad" tal como manifiestan sus promotores, sin tener en cuenta el distorsionado contraste entre la época y el estilo del histórico edificio con el sofisticado diseño de la nueva estructura del puente y al margen de las leyes y directrices específicas sobre su inserción en el entorno tal como recogen las leyes de Patrimonio Cultural –artículos 46,48 y 50–, del Paisaje –artículos 10.2, 12,13,18 y 19, entre otros–, de Control Ambiental Integrado –artículos 5 y 12, entre otros–. de la Ley de Conservación de la Naturaleza de Cantabria –art 13–, y de la misma Ley de Carreteras –art. 8 y art. 26– para "los tramos singulares necesitados de especial protección ecológica y paisajística que afectan a bienes de interés cultural o puedan alterar las condiciones de los paisajes naturales o culturales preexistentes"
Todo ello dentro de la ausencia de respuesta a nuestras solicitudes de información sobre los estudios del tráfico, circulación, número, naturaleza e itinerarios más frecuentes de los vehículos afectados, la seguridad vial en ese tramo –que no registra accidentes o retenciones significativas– que, sin embargo, va a repercutir muy negativamente, en la seguridad vial de las travesías urbanas de Villanueva de la Peña, Mazcuerras, Cos y Santa Lucía, las intersecciones de las carreteras a Riocorvo, Herrera de Ibio y Cabuérniga, y los cruces locales y usos agroganaderos de los numerosos caminos rurales de las mieses que atraviesa; sobre el estado y aplicación en que se encuentra el proyecto de la Consejería de Obras Públicas "Carreteras y paisaje" un anunciado estudio paisajístico integral elaborado sobre las carreteras regionales; y sobre la consideración o catalogación que está previsto aplicar a este lugar en el Catálogo de Paisajes Relevantes actualmente en tramitación.
Además, la construcción de un nuevo puente con un diseño sumamente pretencioso y estridente supondría una agresión irreversible a la calidad y singularidad de un paisaje donde confluyen testimonios naturales, históricos y culturales de indudable interés como son el propio santuario del siglo XVI de la Virgen de la Peña –con un encaje en el promontorio rocoso de gran originalidad y belleza–, el cauce y las riberas fluviales del Saja y el arroyo de la Fuente del Ojo, y las zonas húmedas y las campas colindantes, que han mantenido unas perspectivas abiertas y diáfanas con unas cuencas visuales de gran amplitud y profundidad que se verían gravemente alteradas por la disposición del puente, su estructura atirantada, los insumergibles efectos-pantalla, y la insoslayable interferencia con los horizontes tradicionales del escenario afectado.
Destacamos, también, en el mismo orden de importancia, la existencia de otras prioridades mucho más urgentes en materia de movilidad sostenible y pacificación del tráfico –con sus benéficos resultados en la lucha contra las emisiones de CO2, el cambio climático y el efecto invernadero–, consistentes en el reforzamiento de las conexiones intermodales que en el occidente de Cantabria deberían traducirse en el apoyo decidido al transporte público ferroviario y por carretera entre los ejes horizontales de la línea de FEVE, la N-634 y la Autovía del Cantábrico con los valles del interior y la franja litoral, y en la creación de carriles-bici y andenes peatonales en las carreteras a Cabuérniga, Comillas y Valles del Nansa y Deva, sin que el argumento de evitar la travesía urbana de Cabezón de la Sal –donde los presupuestos de la proyectada variante y el nuevo puente de Santa Lucía deberían buscarse, también, otros destinos más rentables económica, social y ambientalmente– sirva para esconder los graves perjuicios que se iban ocasionar en las citadas travesías urbanas de Villanueva de la Peña, Mazcuerras y Cos. Y se ha rechazado, también, el argumento de la seguridad vial en un tramo donde los atascos son muy ocasionales y el índice de siniestralidad ha sido mínimo; y donde las posibles mejoras con una inversión muchísimo más reducida deberían destinarse a ampliar el puente existente –que se encuentra en buen estado de conservación y permite en la actualidad el cruce de vehículos ligeros– con vuelos laterales –como, por ejemplo, se ha hecho sobre el Saja en Covaldrid a Bárcena Mayor y sobre el Nansa en Puente El Arrudo a Cabanzón – o el adosamiento cuidadoso de un tablero paralelo para una mayor anchura y suavización de la curva del Santuario, dentro siempre de ir desterrando el culto al automóvil y a la velocidad por encima de todo en una red viaria que, además, apenas ahorraría unos pocos minutos en un eje de fondo de saco como es Cabuérniga o el puerto de Palombera donde el tráfico ligero –no digamos ya el pesado– es sumamente limitado y educado en la prudencia y la relativa lentitud de sus desplazamientos.
Por último, Ecologistas en Acción quiere recordar que los informes de la Unión Europea y el estudio de la Geografía del Despilfarro en España han puesto en evidencia la escasa calidad y eficiencia del gasto público de nuestro país; que la impunidad y nefasta influencia del cártel del asfalto y el hormigón siguen sin aclarar los pésimos resultados en la definición de los objetivos de inversión, calidad, conservación y mantenimiento de las obras públicas; y que la invención de necesidades superfluas para justificar gastos inútiles –y nos referimos únicamente a algunos de los que se han producido en esta comarca del occidente de Cantabria– como los de la carretera de Golbardo-Novales –con la tala de sus hileras arboladas o la rectificación de unas desmesuradas intersecciones–, el nuevo puente en Barcenaciones –donde también podría haberse adoptado la misma solución de los vuelos laterales sobre el ya existente para ahorrar la cuantiosa inversión y los impactos que está produciendo la nueva obra–, los encauzamientos salvajes del Saja, las obras anuladas de las variantes de Oyambre y Comillas con la obligación legal del coste añadido de recuperar su estado natural –y pendiente de delimitar las responsabilidades concretas de políticos, técnicos e instituciones en la doble inversión de construir y deconstruir–, las 50 farolas en el tramo entre Santa Lucía y Mazcuerras que llevan desde su inauguración hace diez años sin encenderse –y que bien podrían venderse para chatarra o trasladarse a otros lugares con una localización más razonable y justificada–, la incomprensible actuación de las rectificaciones de trazado del tramo entre Herrera y Riaño de Ibio, la estandarización de plazas y tramas urbanas o el abandono del patrimonio Natural y Cultural en la comarca...., son la demostración del desprecio a los más elementales criterios de prioridad en un gasto público que tiene en sanidad, educación y pensiones, en dependencia y geriatría, en I+D+i, en un reparto más equilibrado y austero en reparaciones o mejoras de la red viaria –o en las labores de restauración y corrección de impactos ambientales y sobre el paisaje que siguen siendo una preocupación marginal o puramente decorativa para nuestras instituciones y representantes políticos–, o en la misma financiación de las entidades locales, capítulos mucho más urgentes y pendientes de resolver en muy variados aspectos y lugares.