La lucha por la defensa de las Excavadas

 

El pasado 12 de mayo estuvimos en la capital del Besaya, en la 2da edición del festival “Las excavadas se defienden”, donde pudimos conversar con algunas personas implicadas en esta lucha contra el imperio del hormigón.

A finales de 2015 salió a la luz que el Ayuntamiento de Torrelavega, apoyado por el Gobierno de Cantabria, tenía intención de construir un polígono industrial en la zona de Las Excavadas a través de un PSIR (Plan Singular de Interés Regional). Un plan que supondría la desaparición de 50 ha. de suelo agrícola y la expulsión de varias personas y familias que viven allí. En respuesta a esta amenaza, se organizó la Asamblea en Defensa de las Excavadas, compuesta por vecinas afectadas por el proyecto, organizaciones y asociaciones ecologistas, así como partidos políticos y personas a título individual. Una asamblea que en estos últimos dos años no ha cesado de movilizarse para denunciar y tratar de parar el proyecto. Éste se encuentra sin embargo en una fase inicial, ya que oficialmente todavía no se ha comunicado nada a los propietarios ni se ha llevado a cabo ninguna expropiación, y mucho menos empezado con las obras. Ya sabemos que las cosas de palacio van despacio, o esta lentitud quizás se deba a que la prole, enfurecida, esté reunida ante las puertas del palacio…

Los argumentos vertidos por parte de las autoridades a favor del proyecto son los habituales: desarrollo económico, creación de empleo, innovación, etc. Palabras sacrosantas en tiempos neoliberales. Pero si nos fijamos en la letra pequeña del asunto advertimos que la zona ya consta de abundante suelo industrial, en el Polígono Tanos-Viérnoles o el en PSIR del Parque Empresarial Besaya, y que buena parte está en desuso o infrautilizado. Es evidente, entonces, que realmente hay otros intereses detrás de la construcción de este nuevo polígono (incluso aunque, mientras tanto, le hayan quitado la etiqueta de industrial para rebautizarlo como “Parque científico y Tecnológico”). Se trata básicamente de intereses urbanísticos y especulativos. No importa qué actividad albergarán los terrenos, lo importante es privatizar, construir y permitir que se forren los de siempre.

La Asamblea en Defensa de las Excavadas señala por su parte la necesidad de conservar unas tierras fértiles que forman parte del cinturón verde de la ciudad (con todo lo que ello implica desde el punto de vista ambiental), que albergan tres yacimientos arqueológicos y actividades humanas relacionadas con el sector primario. En varias ocasiones la Asamblea ha tratado de hacer llegar sus argumentos a las autoridades del Ayuntamiento y del Parlamento de Cantabria, recibiendo el silencio como respuesta, e incluso el desprecio. Pero también ha llevado a cabo diversas manifestaciones, acciones de protesta y actos informativos. Algunas de las más sonadas fueron la interrupción del pleno del Ayuntamiento de Torrelavega el 30 de junio de 2016 o la plantación de un huerto frente a las puertas del mismo el 5 de diciembre del año pasado. Unas acciones que parecen haber sido bien acogidas en general por los vecinos, y que, en nuestra opinión, son clave para hacer retroceder a los promotores del proyecto. Sea como sea, desde la Asamblea nos han trasladado su determinación de luchar hasta el final.

Se pueden establecer conexiones entre la lucha de Las Excavadas con otras luchas por la defensa del territorio que están teniendo lugar en Cantabria y más allá. Podríamos mencionar la lucha contra el Fracking, la lucha contra la construcción de la senda costera en los pueblos de Cueto y Monte, o la lucha contra el Tren de Alta Velocidad, por poner solo algunos ejemplos. Todas ellas se oponen a la maquina destructora del progreso que lo arrasa todo allí por dónde pasa: fauna y flora, modos de vida tradicionales, espacios rurales… Aunque estas luchas despiertan nuestra simpatía, también nos generan contradicciones. Y es que muchas veces bajo el paraguas de la “defensa del territorio” se pueden minimizar la importancia de otras cuestiones como, por ejemplo, la crítica de la propiedad privada de la tierra o del especismo*. Sin embargo, aun asumiendo tales contradicciones, nos parece fundamental luchar contra la destrucción del territorio y contra el mundo que la lleva a cabo, ya sea en Las Excavadas o en cualquier otra parte.

*Especismo: La RAE lo define como “la discriminación de los animales por considerarlos especies inferiores”. La defensa del territorio muchas veces supone la defensa implícita de prácticas especistas como por ejemplo la ganadería.

 

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