Un preso de Bilbo lleva tres meses en la morgue de Zaragoza a la espera de una autopsia “completa y con garantías”
José A. Serrano preso natural de Bilbao que cumplía condena en la cárcel de Zuera falleció el pasado 14 de octubre. Pereció solo y sin que ningún funcionario pudiese acudir en su ayuda. El interfono de auxilio tampoco funcionaba. Desde entonces han transcurrido más de tres meses en los que ni la familia ni su compañera sentimental han podido siquiera ver el cuerpo.
La familia de José A. Serrano exige que se esclarezcan todos los datos relativos a la muerte del preso “algo tan básico como una autopsia completa, con médicos forenses de confianza, algo que exigiría cualquiera y que la ley ampara” explica Silvia Encina, compañera del preso. El informe forense tiene graves carencias y tampoco cumple la normativa ya que en las recomendaciones de muestreo para los casos de muerte súbita en adulto estipula que se enviarán muestras de todos los órganos y antecedentes clínicos “y con Jose tampoco lo han hecho”, explica. Es por ello que la familia denuncia la resistencia a realizar una investigación mínima del Juzgado de Instrucción de Zaragoza. Posición “que es contraria a la postura de la Corte Europea de Derechos Humanos en cuanto a la obligación de las autoridades de investigaciones prontas y oportunas, que es precisamente la que está fallando”.
¿Dónde está el cuerpo?
En todo este tiempo que ha transcurrido ni a los padres ni a la pareja de José se les han dejado ver el cuerpo, “lo cual evidencia la crueldad e insensibilidad de las instituciones respecto al sufrimiento ajeno”, afirma Encina. el 11 de noviembre el juzgado requirió a la familia pronunciarse sobre la incineración o inhumación del cadáver o proceder al enterramiento “de un día para otro, sin pruebas, sin una autopsia en condiciones… nos pedían que eligiésemos sin tener los datos mínimos exigibles”. Se recurrió y está pendiente de la resolución. “Tres meses después de su muerte, su cuerpo sigue sin ser enterrado. Se supone que está en el instituto anatómico forense de Zaragoza pero ni tan siquiera lo sabemos con certeza porque tampoco se facilita información al respecto. Es un mutismo descorazonador”.
No solo eso. La familia ha explicado que, además, se está obstaculizando el acceso de su pareja a la obtención del reconocimiento del derecho de justicia gratuita. Un servicio que quiere emplear para acceder a las periciales de parte, “pruebas que la familia no puede costear y que originan indefensión, prohibida constitucionalmente”.
Jose A. Serrano Benitez ha pasado la totalidad de su condena en primer grado (régimen cerrado), un grado en el que la asistencia sanitaria a las personas presas en aislamiento es prácticamente inexistente. “Es el mismo médico que da el visto para permanecer en aislamiento, les ve durante escasos minutos a través de las rejas de su celda y en presencia de un funcionario”. Serrano tenía prescrito un tratamiento psiquiátrico y la toma del mismo estaba pautada en tres tomas a lo largo del día. En la cárcel de Zuera se le obligó, tres semanas antes de su muerte, a tomar todo el tratamiento directamente observado en dos tomas (comida y cena) delante de los funcionarios. Sufría sincopes y tenía la lengua azul. “Como familia tenemos claro que la desatención sanitaria que ha sufrido le ha llevado a la muerte. Pero si la situación es ya dura de por sí, imagina lo que lo complica que tres meses después no hayamos podido ni realizar una autopsia en condiciones ni tampoco enterrarlo”.
Animan también a la sociedad a ayudarles económicamente para pagar los gastos de las pruebas periciales para lo que facilitan el siguiente número de cuenta. ES66 2095 3150 2310 9280 7584
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