Charla: Redefinir la locura; Visiones alternativas al modelo médico.
Viernes 29 de mayo a las 20.00 - Charla "Redefinir la locura: visiones alternativas al modelo médico. Grupos de escuchadores de voces: gestión del sufrimiento psíquico para una nueva cultura".
A cargo de Patricia Rey, polidiagnosticada, activista y divulgadora de Hearing Voices
"La Red de Escucha de Voces surge con el propósito de desestigmatizar la escucha de voces y otras sensaciones inusuales con la creencia de que ello nos va a llevar a una mayor tolerancia y comprensión de tales experiencias. Ello se puede lograr difundiendo unas explicaciones más positivas de la experiencia de escucha de voces y ofreciendo a la gente un marco desde el que desarrollar su propia manera de hacer frente a las circunstancias. Nuestra experiencia ha mostrado que uno de las vías más útiles de ayudar a la gente a aceptar y llegar a acuerdos con sus experiencias es posibilitar que la gente hable entre si sobre lo que le está pasando"
La sanidad a día de hoy es una mercancía. Lo es ahora que el proceso de privatización de los servicios públicos avanza, pero también antaño, cuando la sanidad pública no tenía que pasar por dichas exigencias del ámbito privado.
La diferencia no es entonces el grado de autonomía sobre nuestros cuerpos, escaso tanto antes como durante la crisis, sino el deterioro de las condiciones materiales que nos conducen a situaciones problemáticas, traducidas en falta de asistencia médica.
El ejemplo está cerca, los griegos se enfrentan a una situación en donde el estado no es capaz de garantizar los servicios sanitarios más básicos. Ante esto, surgen centros de salud apoyados por partidos progresistas como Syriza, que cubren goteras dentro del sistema y que protegen el margen de actuación institucional. Pero al mismo tiempo, surgen otras experiencias de centros de salud, autogestionados por profesionales médicos, vecinos y personas afectadas. Todos se implican asambleariamente, eliminan la relación médico-paciente, profesional-usuario, sano-enfermo... para dar paso a un método más de lucha desde la autogestión de la salud.
No hay retorno para el "bienestar" que una importante parte de la sociedad espera con esperanza. No hace falta por ello esperar a que la situación se deteriore más para comenzar a buscar maneras colectivas de cuidar nuestras cabezas y nuestros cuerpos. Ni pública, ni privada, esa es la pretensión, pero el cómo es otro asunto. Los límites que tenemos son cotidianos, si hablamos de algo más que curarnos un catarro con medicina natural. Por otro lado, más allá de la atención primaria, el grado de especialización del conocimiento, la infraestructura material y técnica utilizada, y el control de los fármacos por el monopolio farmacéutico, determinan el cerco en el que nos vemos encerradas. Qué somos y/o seremos capaces de manejar, y que estamos o estaremos dispuestas a desechar, es algo que sólo en la práctica puede ser comprobado.
En cuanto a la salud mental, esta queda relegada a la medicalización del dolor psíquico, para la mayoría de los mortales que no pueden acceder a terapias menos agresivas por medio del ámbito privado. La lógica biologicista (hipótesis presentada a la sociedad en forma de hecho , en el que se afirma que detrás de los trastornos mentales hay una relación causal entre genética y enfermedad) patologizan cada vez más comportamientos y cronifican el sufrimiento psíquico.
Por ello, no delegar nuestra salud conlleva incluir las consecuencias del trabajo asalariado, el sistema educativo, el patriarcado y los vínculos familiares, la destrucción del territorio y el deterioro ambiental entre las diversas causas que nos enferman. La lucha es terapéutica, al igual que el apoyo mutuo lo es también. Esto es una invitación a reflexionar colectivamente a través de experiencias, como la R.A.A.S y hearing voices. Proyectos que demuestran que, más allá del papel, que siempre lo aguanta todo, existe una práctica real, aquí y ahora.