Santander clama por Palestina y denuncian la violencia en Gaza
Ayer sábado, más de 300 personas se concentraron en la Plaza del Ayuntamiento de Santander bajo el lema «Por la vida y la libertad: tod@s somos Palestina». La movilización, organizada por la «Plataforma de Apoyo a Palestina», tuvo como objetivo denunciar la violencia ejercida contra la población palestina en Gaza y expresar su solidaridad con el pueblo palestino.
El acto estuvo marcado por un ambiente de reivindicación y memoria, donde las consignas, pancartas y diversas escenificaciones visibilizaban la tragedia que atraviesa Gaza. Uno de los momentos más impactantes fue una representación simbólica que, inspirada en testimonios de médicos europeos conmocionados tras su paso por el territorio palestino, reflejó durante ocho intensos minutos la crítica situación humanitaria en la región.
A continuación, se llevó a cabo un encendido de velas en el centro de la plaza, seguido de un minuto de silencio en homenaje a las víctimas. El acto concluyó con la lectura de un manifiesto y la interpretación de una canción palestina que resonó entre los asistentes como un canto de resistencia y esperanza.
Los organizadores aprovecharon la ocasión para hacer un llamado a la comunidad internacional, instándola a intervenir de manera urgente para detener lo que califican como un "genocidio" perpetrado por el Estado de Israel.
Esta manifestación se suma a una creciente oleada de movilizaciones en Santander, que en los últimos meses ha reunido a cientos de personas comprometidas con la causa palestina. Estas acciones reflejan un firme compromiso con las luchas globales contra la opresión, la violencia de Estado y las violaciones a los derechos humanos.
La continuidad de estas iniciativas en Cantabria resalta la importancia de la solidaridad internacionalista y la necesidad de mantener la presión social para exigir cambios en las políticas exteriores que impactan directamente a las poblaciones vulnerables en conflictos como el de Palestina.
Poema de Mahmoud Darwish que se recitó en la concentración:
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella, bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del camino y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra.
¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Manifiesto leído durante la concentración:
Hoy estamos aquí para intentar trazar un camino hacia la vida para el pueblo palestino, y para dejar de contemplar en silencio sus muertes. Hoy gritamos ¡Basta! Más alto que nunca, por aquellos que no pueden y cuyas voces son silenciadas.
Alzando las nuestras dejamos de ser cómplices de este genocidio y limpieza étnica, que no son problemas del presente, sino que llevan perpetrándose durante los últimos 77 años.
La diferencia es que hoy asistimos al mayor genocidio del siglo, retransmitido en streaming minuto a minuto a través de las redes sociales, permitiendo que continúe con una escalofriante indiferencia.
Antes del 7 de octubre del año pasado, Gaza tenía una población que equivalía a 4 Cantabrias.
Tan solo en la ciudad de Gaza vivían aproximadamente el mismo número de personas que en toda nuestra provincia.
Imagina por un momento que recibes un aviso de evacuación y no sabes cuánto tiempo dispones para huir con tu familia, con las escasas pertenencias que te quepan en las manos. Imagina dejar tu casa atrás, caminar a pie sin descanso, rumbo a lo desconocido, a una zona que Israel ha marcado como segura.
Imagina que tu nuevo hogar está conformado por unos palos y unos plásticos, que los niños tienen que ir cada día a buscar agua, que no hay luz, ni comida asequible, ni leña con la que calentarse, ni futuro.
Imagina ahora que Israel prende fuego a tu campamento o lanza ataques aéreos deliberadamente, matando a tus vecinos y a tus hijos, en la zona declarada como segura.
Imagina mudarte 10 veces en un año.
Imagina que los niños no puedan ir al colegio, que no haya hospitales cerca si te pones enfermo, porque todos han sido destruidos.
Ahora ya puedes dejar de imaginar, porque todo esto es real y está sucediendo ahora mismo en Gaza.
Tras los reiterados bombardeos, ataques, abuso y persecución de la población civil, han sido asesinados hasta la fecha el equivalente a la población de Torrelavega y Comillas juntas. El 70 % de estos asesinados son mujeres y niños.
El total de muertos por causas directas o derivadas del ataque y asedio del estado genocida de Israel casi a alcanzado a los muertos en Hiroshima.
La suma de los ataques perpetrados es igual a 5 bombas nucleares.
Por todo ello exigimos:
– A nuestros gobiernos que dejen de financiar políticas de colonialismo y destrucción. Este no es solo un problema de Palestina; es una lucha por el futuro de los derechos humanos por y para todos. Si no actuamos, perpetuamos un sistema insostenible que solo beneficia a unos pocos a costa del resto de la vida en el planeta.
Pedimos al pueblo que se una para visibilizar esta lucha, participando en el boicot a productos israelíes y en la desinversión en empresas y entidades financieras cómplices del genocidio.
El pueblo palestino, ejemplo de resistencia pacífica, resiliencia y compasión, ama vivir.
Los palestinos y palestinas adoran compartir un plato de Maqluva en una mesa repleta de invitados; comer naranjas al sol; bailar dabke. Aman su próspera y rica tierra, sus olivos, su música. Quieren pasear a orillas del mediterráneo, cuidar de sus cultivos y de su ganado. Los niños y niñas palestinos quieren volar cometas en un cielo libre de drones y cazas. Quieren ir al colegio, a la universidad, viajar al extranjero y hacerse mayores. Quieren recuperar su hogar, el que siempre fue suyo.
Los palestinos y palestinas aman la vida.