Bolecharlatán Entrevista a Paco Torre Soberón
En esta sección tratamos de dar voz a proyectos y/o personas que creemos que puedan tener algo interesante que decir. Vamos a entrevistar a Paco Torre, un tipo cualquiera que pese a su edad, todavía sigue luchando por un mundo más justo. Mientras otros jubilados pasan las horas delante de las obras, jugando la partida, o viendo salir a las jovencitas de los colegios, nuestro amigo Paco aprovecha su tiempo tratando de cambiar el sistema. A pesar de que estemos bastante lejos (lejísimos) ideológicamente, creemos que puede ser interesante lo que tenga que decir una persona que hace lo que hace poniendo el corazón por delante. Y a pesar de que le hemos amenazado con mandarle a Garzón ha accedido a contestar la entrevista.
Bolecharlatán: Tu que has vivido los años de la postguerra civil y todo aquello… ¿cómo ves la oleada de retirada de símbolos franquistas de estos últimos días?
Paco Torre: Lo veo normal, es decir, bien, porque considero que todos los símbolos franquistas (así como los nombres de las calles de sus adeptos) son ignominiosos para la ciudadanía que cree en la democracia, a pesar de que ésta sea muy cuestionable. Por otra parte, veo normal la actitud de quienes defienden su presencia haciendo apología de su historia, o sea, de la crueldad y contracultura de los principales valores humanos ¡Cuestión de conceptos!
Bolecharlatán: ¿Cómo fueron aquellos años?
P. T.: De niño viví la guerra en el pueblo como un “gran espectáculo”, y aunque a la familia nos afectó –ampliamente- por fortuna no tuvimos pérdidas personales. En la primera fase de la postguerra, dada la ideología de derechas familiar, no tuvimos represalias. La dura represión la padecieron quienes apoyaron La República,especialmente los “maquis”. Recuerdo el “estado de excepción” vivido en Liébana en tiempos de Juanín y Bedoya.
Una vez venido a la ciudad, inicié mi reconversión ideológica. Debo señalar (sin rubor) que era un “meapilas religioso” convencido de todo lo que la Iglesia Católica me enseñaba (para eso tenía doctores…) disfrutando de todo “el opio” según Marx.
Pero “la criada le salió respondona” porque en la HOAC descubrí muchos valores humanos evangélicos que me proyectaron a la lucha antifranquista, -y aunque en la clandestinidad no me pillaron- el 1º de mayo del 68 (coincidiendo con la 2ª Revolución Francesa) después de una concentración prohibida me machacaron a chuchazos y patadas, lo cual me sirvió para alinearme definitivamente en la defensa y promoción de los derechos humanos fundamentales, patrimonio político de las izquierdas.
Bolecharlatán: ¿En qué colectivos has militado o militas?
P. T.: Aunque nunca he ostentado cargos, estuve en la ORT, el SU, ICU, la Coordinadora Ecologista Cántabra, el GEA (Grupo Ecologista Asambleario), MOC, MRG, CASA (Centro Asambleario Social Autogestionado) y Amnistía Internacional. Excepto el SU y AI, los demás grupos han desaparecido. Ahora colaboro con la Plataforma por la 3ª República y me reuno con algunos grupos sociales. De cultura dogmática y sectaria, he pasado a apoyar –en lo poco que puedo- a grupos progresistas, sean éstos: Marxistas, Libertarios, Ecopacifistas, Feministas,…
Bolecharlatán: ¿En qué colectivo te has sentido más a gusto?
P. T.: En los grupos ecologistas y pacifistas.
Bolecharlatán: ¿Qué pasó con IU y CCOO en el tema de las manis antiguerra?
P. T.: Después de haber planificado y debatido ampliamente dentro de la Asamblea Contra la Guerra, compuesta por más de 20 colectivos, y haber llegado a ciertos acuerdos por consenso a pesar de los distintos criterios, principalmente de marxistas y anarquistas, se celebró alguna reunión conjunta, y aunque había diferencias sobre todo respecto a no encabezar personas destacadas las manis. Acordado previamente por la Asamblea de Colectivos, ellos aceparon figurar en los carteles unitarios, y después de estar hechos, algunos, se negaron a figurar en ellos, lo cual creó un ambiente de gran malestar, y por fin se unieron al Foro Contra la Guerra.
Después de la guerra, Isabel Tejerina, perteneciente al citado Foro, editó un libro sobre la guerra y la gran oposición manifestada, el cual me parece interesante. En su presentación daba la sensación de que el Foro había sido el mayor movilizador, a lo cual yo les repliqué diciendo que la historia siempre la escriben los que vencen, y que aunque no se trataba de victorias, sí se apuntaban muchos “tantos”, quedando la Asamblea de Colectivos relegada al ostracismo, siendo la que más se lo curró. Lógicamente no les gustó mi réplica, pero yo acostumbro a decir lo que pienso.
Bolecharlatán: Después de todas las movilizaciones contra la guerra, ¿cómo ves ahora la situación en Cantabria en cuanto a movimientos sociales?
P. T.: Después de las grandes movilizaciones, tanto en Cantabria como en las demás comunidades se padece una fuerte “resaca”, pero ahora estamos en situación normal y a pesar de las dificultades observo un cierto resurgir.
Bolecharlatán: ¿Se ha desinflado el Movimiento antiglobalización?
P. T.: Si, porque en esto también existen ciertas modas, al albor de las movilizaciones mundiales se crece y luego decrece. Para mí la mayor dificultad estriba (además de en los diferentes criterios) en la insuficiente convicción y falta de creatividad.
Bolecharlatán: ¿Te consideras marxista?
P. T.: Sí, pero crítico con los partidos marxistas, porque las teorías de Marx eran de análisis crítico del sistema capitalista. Creo que nadie le ha igualado en esto. El anarquista Bakunin también realizó un profundo análisis, pero marcaron distintos caminos, los cuáles siguen divergentes. Espero que algún día convergerán para bien de la sociedad civil y de todos los pueblos del mundo, e incluso para las clases privilegiadas, porque en la medida de que pierdan privilegios podrán adquirir un grado de dignidad humana, que de lo contrario les es imposible. Por fin, si se logra la necesaria convergencia, habrá un antes y un después para las izquierdas emancipadoras porque habrán superado la fase “fosilizadota”
Bolecharlatán: ¿Qué opinas de los nacionalismos?
P. T.: Pienso que los nacionalismos de izquierdas emancipadoras deben ser la alternativa de lucha contra el capitalismo ultraliberal globalizador, porque será la mejor forma de detenerle con una política solidaria con la sociedad civil trabajadora (no privilegiada, antes proletaria), articulada a niveles: local, estatal e internacional. Teniendo en cuenta que si no abarca los tres ámbitos no será de izquierdas.
Dicha política potenciará la democracia de base y el desarrollo: político, económico, social y cultural de los pueblos y supondrá el mayor freno a la expansión salvaje y caótica que padece la humanidad. En este aspecto, incluso los nacionalismos periféricos de derecha liberal también participan en dicho freno.
Los nacionalismos de izquierda deben ser la antítesis de todo centralismo, con su acumulación de poder y la consiguiente opresión y represión corruptoras, para mantener el poder a costa de la sufrida sociedad civil.
También se identifica con la democracia participativa, la economía pública, cooperativa y autogestionaria. Por principios, son republicanos y descentralizadores. Con las características relatadas (y muchas más) su orientación se dirige hacia la defensa y promoción de los derechos humanos fundamentales, incluyendo el derecho de los pueblos a autodeterminarse. Porque sin derechos (acompañados de deberes) no existe dignidad humana. Considerando que los deberes no serán exigibles a quienes viven en condiciones infrahumanas.
Bolecharlatán: ¿Qué cambiarías de lo que has hecho hasta ahora?
P. T.: ¡Cambiaría muchas cosas! Pero mi recorrido por la vida ha sido como una escuela que me ha cambiado a mi. Dada mi actitud observadora he conseguido evolucionar críticamente llegando a comprender a personas de distintas ideologías y planteamientos que considero erróneos, por aquello de “quien fue cocinero antes que fraile…”
Bolecharlatán: Aparte de lo personal, ¿sientes haber conseguido algo con tu militancia política?
P. T.: Cuando se siembra con amor a la humanidad a fondo perdido es difícil saber si alguien recogerá el fruto. Tampoco es importante saberlo.
Bolecharlatán: ¿quieres decir algo más, Paco?
P. T.: Para que no venga Garzón a censurarme procuraré ser breve. Para terminar comentaré algo que suelo relatar a los grupos y a la prensa: soy consciente de mis dificultades para comunicarme y de lo difícil que le resulta a la gente comprender cosas que no han vivido política y socialmente, porque la cultura, comúnmente, es muy unidimensional producto de tradiciones dogmáticas y sectarias devenidas antropológicamente de interpretaciones erróneas del cristianismo primitivo.
Pienso que existe cierta pereza mental, que unida a la atosigadora manipulación informativa nos impide observar profundamente la realidad diaria y analizarla críticamente, aumentando la dificultad por la falta de referentes claros para distinguir los verdaderos valores humanos de los interesadamente falseados, dando “gato por liebre” a la opinión pública y publicada.
En esta nueva era histórica urge cuestionarse muchas cosas, producto de este catastrófico sistema de pensamiento único que arrasa la diversidad cultural de los pueblos, “idiotiza” al grueso de la ciudadanía, destruye la biodiversidad y a sus ecosistemas, aumenta las desigualdades sociales y elimina cruelmente a gran parte de la humanidad. También hay que cuestionarse el modelo de estado. ¿Cómo coexistir mínimos democráticos con la monarquía?
Para plantar cara al sistema habrá que organizarse ampliamente (procurando no caer en inercias costumbristas) y analizar profunda y reflexivamente la historiapoliticosocial de los últimos años y la realidad actual. El método debe ser sencillo dentro de la gran complejidad. Consistirá en sintetizar “computando” los valores positivos, sean del socialismo científico marxista o del utópico, del libertario, del cristianismo crítico, etc… que hayan sido “homologados” o constatados por la experiencia política, eso si, separando los negativos (como la paja del trigo) El resultado será llegar al difícil consenso mediante el ejercicio dialéctico: inteligente, sincero y honesto, conjugado con el disenso, o sea, conjuntando valores de distintos conceptos y criterios. Este método requiere un ambiente de buena relación sin ningún tipo de reservas para que el debate sea reflexivo, crítico y creativo ¿Difícil? Por supuesto ¿Imposible? ¡Noooo…!
El futuro será socialista o no existirá. Con el socialismo desaparecerán las clases sociales abriendo cauces a una sociedad más justa en la que todos los derechos humanos sean respetados, reconociendo universalmente supremos valores como referentes: igualdad real de oportunidades, sin ella no es posible la libertad porque carece de dignidad, y la solidaridad fraternal como aval de los otros dos valores.
Se me quedaba en el tintero: para creer en este proyecto –para hoy utópico- es imprescindible voluntad para conseguirlo, y por supuesto, cuestionarse seriamente el devastador sistema, lo cual exigirá coherencia en nuestra relación austera solidaridad-consumo. Sin olvidar que toda hipoteca resta libertad, y en la medida que poseemos cosas, ellas nos poseen a nosotros/as.
Extraido del nº 0 del fancine torrelaveguense Bolecharlatán.