Entrevista a las compañeras del observatorio de la violencia obstétrica (OVO) en Cantabria
1. ¿Cuando y por qué nace la idea de montar un observatorio de la violencia obstétrica (OVO) en Cantabria?
En abril de 2022 una chica que no es profesional sanitaria y una matrona decidieron realizar un encuentro en el CSOA La Lechuza para hablar sobre la medicalización de la salud de la mujer porque ambas mujeres consideran muy necesario desmedicalizar los procesos fisiológicos de las mujeres y decidieron sumar su granito de arena en la medida que pudiesen para ello. La matrona, que había acompañado a esa chica y su pareja en el embarazo y en el parto (en la distancia) había constatado una confianza de esta mujer en su cuerpo que no es habitual encontrar en nuestra cultura.
Seguramente influía que ella provenía de otra cultura en la que no han expropiado el conocimiento y la confianza de la mujer en su cuerpo y, además, había estudiado antropología.
En nuestra cultura a las mujeres, nos han arrebatado la confianza en los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo. No es casualidad que a las mujeres se nos haya inculcado la idea de que necesitamos revisiones anuales de los órganos genitales y reproductivos. Tanto hombres como mujeres tenemos órganos comunes vitales que no nos revisamos anualmente no sólo porque está demostrado que no sirve para nada, si no que ademas puede dar lugar a yatrogenia, es decir, daños a consecuencia de intervenciones o tratamientos innecesarios. Pero a las mujeres se nos ha trasmitido la idea de que necesitamos anualmente acudir a un profesional sanitario, tradicionalmente hombre, o en la actualidad mujeres formadas en el mismo sistema patriarcal, que certifiquen que nuestro cuerpo funciona bien y nos asesoran según el interés del sistema como parte integrante de la autoridad de dicho sistema.
En el encuentro al que nos referimos anteriormente participaron 25 personas y en él salió el tema de la violencia obstétrica puesto que esta muy relacionada con esta medicalización de la que estamos hablando. Esta dos mujeres y otra sanitaria asistente, que todas ellas tienen en común que se sienten obligadas a ser parte de la solución ante situaciones injustas, se unieron para organizarse sin saber cómo hacerlo ni cómo comenzar a trabajar en este tema, pero con la convicción de que el camino se hace al andar y no podemos quedarnos con los brazos cruzados a la espera de que las cosas cambien o tengamos alguna idea maravillosa al respecto. Enseguida fueron sumándose otras mujeres y fue surgiendo el modo de trabajar. En un año y medio hemos realizado diversas actividades pedagógicas sobre violencia obstétrica (a profesionales, futuros profesionales y público en general), acogida y asesoramiento a mujeres de nuestra comunidad autónoma víctimas de violencia obstétrica, encuentros con profesionales sanitarios gestores del SCS y encuentros con otras asociaciones de referencia para las mujeres de Cantabria para crear red.
2. Para aquellas personas menos habituadas con esta realidad ¿Cuál es el marco de prácticas que componen la violencia obstétrica actual en los hospitales?
Todo lo que sea no respetar la fisiología del parto y el nacimiento, realizar intervenciones innecesarias o no basadas en la evidencia científica, aplicar prácticas de manera rutinaria o con una variabilidad arbitraria y no atender las necesidades de las mujeres y las criaturas recién nacidas es violencia obstétrica. También no respetar el protagonismo y el derecho de autonomía de las mujeres, no incorporar prácticas beneficiosas conocidas, no solicitar consentimientos o el trato irrespetuoso con criticas y/o culpabilizacion.
Otras formas de violencia obstétrica es no recibir apoyo en el posparto, en los abortos (voluntarios o espontáneos), en el duelo perinatal o en los tratamientos de reproducción asistida o desatender la salud mental durante el embarazo y el posparto.
Concretando un poco más esto se traduciría en roturas de bolsa innecesarias, administración de oxitocina sintética injustificada, tactos repetidos o más frecuentes de lo necesario, expulsivo en posición de litotomía (tumbada), ignorar los planes de parto, considerar que las embarazadas son sujetos pasivos y las profesionales los sujetos activos, no aceptar la capacidad y autonomía de las mujeres embarazadas para decidir los riesgos que quieren asumir, restringir la libertad de movimientos y de expresión o mantener conversaciones y comentarios ajenos al parto.
3. Existen compañeras que vinculan la violencia obstétrica directamente con la violencia de género y apuntan a la medicalización del cuerpo femenino. ¿Qué pensáis al respecto y con qué ejemplos evitables se interviene en los partos, las citologías, y otras intervenciones cotidianas como una alerta que solventar, mas que como un proceso donde las propias personas sean protagonistas de sus cuerpos
La violencia obstétrica en un tipo de violencia de género, pero tiene la suficiente entidad como para nombrarla y trabajar sobre ella aparte. Por lo tanto es sistémica y estructural y se ejerce principalmente en los servicios sanitarios específicos de atención a la salud de las mujeres por eso hablamos de que afecta en la atención a los procesos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero también se ejerce al no haber perspectiva de género en la atención a los procesos comunes a hombres y mujeres.
Las mujeres, en general, sabemos poco de nuestros cuerpos y sus procesos fisiológicos. Históricamente se nos arrebató el conocimiento que las mujeres tenían de ellos, apartaron a las parteras de su trabajo tradicional y pasaron a ser válidos solo los hombres como profesionales que atendían sus procesos reproductivos. Sólo a ellos se les permitió estudiar para cirujanos y posteriormente sólo ellos podían acceder a la universidad.
Ademas, ha habido y sigue habiendo mucho tabú. Hay madres y padres que no saben como hablar a sus hijas de la menstruación. Si no conocemos bien el funcionamiento de nuestro cuerpo necesitamos de alguien externo a nosotras que certifique su buen funcionamiento. En los últimos siglos esta función la han realizado hombres, hoy en día, también hay muchas mujeres (ginecólogas) haciéndolo, pero no podemos olvidar que se han formado en el mismo sistema patriarcal que ellos.
Respecto a estos temas concretos que preguntas pues recomendar citologias anuales hoy en día sabemos que es innecesario (la recomendación es trianual) y hace que las mujeres sufran molestias y preocupaciones innecesarias.
En los partos se esta interviniendo, por ejemplo, con unos altos indices de cesáreas habiendo gran diferencia entre los hospitales públicos y privados de Cantabria. En los hospitales públicos en el año 22 rondaba alredeor del 22% mientras que en el hospital de Mompía (único hospital privado de Cantabria) es del 46%, siendo la tasa recomendada por la Organización Mundial de la Salusd (OMS) del 15%.
También hay un alto indice de inducciones puesto que se induce al parto en el 33-36% en los dos hospitales públicos de Cantabria que atienden partos en ese mismo año.
La tasa de partos con epidural en Cantabria es escandalosa, un 86%. Casi se nos ha olvidado que se puede parir sin epidural. Tiene que haber una oferta más amplia de métodos de alivio del dolor. Precisamente en este mes de septiembre se ha producido en el hospital Valdecilla el primer parto en el agua después de un gran trabajo por parte de un grupo de matronas para conseguir que se aceptara el protocolo para poder parir en la bañera.
4. OVO afirma que se ha avanzado mucho en los últimos años, por ejemplo, en la reducción de cesáreas y en la utilización de prácticas mas respetuosas. ¿Podéis contarnos un poco sobre esta evolución?
Es cierto que en Cantabria la atención al parto está siendo más respetuosa de unos años para acá. Se ha eliminado la aplicación de enema y el rasurado de periné al ingreso que se hacía de forma sistemática. La episiotomía se realiza en menos del 10% de los partos (datos de 2022) del hospital Valdecilla, cifra que se ajusta a las recomendaciones de la OMS.
El índice de cesáreas también ha mejorado, cómo comentabamos antes, estando en el año 2022 en un 19,97% acercándose a la tasa ideal según la OMS de entre 10 y 15%. Ademas ahora las cesáreas se realizan con acompañante y se hace contacto piel con piel con la criatura recién nacida como en los partos.
5. ¿Cuáles son los objetivos que tiene a corto y largo plazo esta iniciativa colectiva?
Los objetivos son los siguientes:
- Trabajar para que se reconozca por parte de las mujeres y de los profesionales que la violencia obstétrica existe porque si no damos este paso difícilmente podremos trabajar para acabar con ella.
- Ser un espacio de encuentro para las mujeres cántabras que sufran violencia obstétrica en el que puedan compartir el daño sufrido y se sientan escuchadas y acogidas y se las ayude en su reparación asesorándoles en la medida que sea posible.
- Proponer buenas prácticas al servicio Cántabro de Salud, como gestor principal de la atención a la salud de las mujeres de Cantabria, con el fin de conseguir la desaparición de la violencia obstétrica.
6.Queríamos preguntaros si encontráis alguna correlación del aumento o la reducción de violencia obstétrica con el grado de privatización de los centros sanitarios en donde se realizan. Es decir, ¿puede la privatización facilitar o agudizar dichas prácticas o no hay vinculación directa?
Si hay vinculación directa aunque no es el único factor de riesgo para que se ejerza violencia obstétrica, ni mucho menos. Al privatizar el objetivo principal no es la calidad de los cuidados sino los beneficios económicos. Esto siempre conlleva reducciones de plantilla y marcar objetivos meramente economicistas con lo que la atención de calidad se deteriora. Hace falta disponer de tiempo para escuchar las necesidades de las mujeres y atenderlas de forma individualizada.
Por otra parte, hace falta también formación del personal para que visibilicemos una violencia que como es estructural y está tan naturalizada nos cuesta detectar. Y dedicar tiempo a esta formación tampoco es rentable para este tipo de empresas.
7. Nos parece interesante que vuestra iniciativa se componga de personas que han sufrido este tipo de violencia y personas que la han podido ejercer o que la han visto en sus compañeras de profesión. Nos preguntamos si el observatorio tiene algún tipo de canal donde relatar esas experiencias como referencias para que no se repitan.
El canal que utilizamos y están utilizando las mujeres que quieren contactar con nosotras es el correo electrónico del OVO: ovocantabria@gmail.es.
8. Como cuenta Candela González Sánchez en 2021 El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) lanzaba un comunicado donde rechazaban el término violencia obstétrica: «no se ajusta a la realidad de la asistencia al embarazo, parto y posparto en nuestro país y criminaliza las actuaciones de profesionales que trabajan bajo los principios del rigor científico y la ética médica. Como es la relación de OVO con la administración sanitaria y las autoridades médicas en Cantabria. Es posible abrir un debate en el seno de las profesiones sanitarias y plantear prácticas distintas?
El Consejo General de Colegios de Médicos niega la existencia de la violencia obstétrica y dice que utilizar este término genera desconfianza de las mujeres en las y los profesionales. Nosotras creemos al contrario, que negar esta realidad es lo que hace a las mujeres desconfiar de las instituciones sanitarias y de sus profesionales.
Hemos tenido algunas reuniones de presentación y coordinación para trabajar conjuntamente con representantes de la administración sanitaria de Cantabria. Es cierto que a nosotras nos gustarían algunos cambios en la atención a la mujer mas inminentes pero entendemos las circunstancias por las que llevan más tiempo del que desaríamos y es muy buena señal mantener estos contactos y tener ambas partes voluntad en mejorar los prácticas asistenciales.
9. Dentro de la violencia obstétrica, la interrupción voluntaria del embarazo es una práctica histórica y continuamente en cuestionamiento por determinados sectores sociales, lo que implica una defensa en constante alerta para preservar el derecho de las mujeres y todas las personas gestantes a ejercerla. ¿Qué cuestiones importantes encuentra OVO respecto a este tema en la comunidad de Cantabria?
Pues hay varias cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar la gestión de las interrupciones Voluntarias de Embarazo (IVE) esta centralizado en La Cagiga, ubicada en el Hospital Valdecilla, lo cual puede limitar el acceso a ciertas mujeres que tengan dificultad de desplazamiento. Por otra parte hay una falta de información de las diferentes opciones para realizarlo lo que dirige la decisión de la mujer según la praxis de la o el profesional que lo realice. Ademas, actualmente se están realizando fuera de Cantabria por lo que las mujeres se ven obligadas a desplazarse tanto para la intervención como para controles posteriores. Y por último una desatención total a los aspectos emocionales de las mujeres que pasan por esta situación.
10. Por último queríamos preguntaros si tenéis vinculaciones con otros observatorios, así como fuentes y referencias sobre este tema que puedan ser útiles para dar a conocer y que le puedan servir a quienes se interesen por esta entrevista y por vuestra iniciativa.
Mantenemos contacto con el Observatorio de Violencia Obstétrica y con otras personas del estado que trabajan en este tema.
Versión completa de la entrevista encontrada en el boletín Briega en papel de Noviembre de 2024.