¿Espejismo de verano o un nuevo ciclo de luchas?

¿ESPEJISMO DE VERANO O UN NUEVO CICLO DE LUCHAS?

Corren aires nuevos en los movimientos sociales de Cantabria. Quizás sea demasiado pronto como para calificarles como parte de un nuevo ciclo de luchas, sin embargo, hay síntomas que nos llevan a pensar que una nueva etapa está naciendo, pues la toma de la calle vuelve a cobrar cierto protagonismo en ciudades y pueblos.

Es indudable que la pandemia del covid-19 y medidas institucionales para gestionarla como el confinamiento, supusieron un repliegue importante en las militancias, movimientos y luchas. Una realidad compartida con muchos otros territorios y un duro golpe que tumbó una actividad política de base que está costando años reactivar y que ha transformado incluso las maneras de abordar la colectividad activista, los encuentros y las militancias.

Sin duda, uno de los acontecimientos que han despertado este sentir colectivo de que la calle vuelve a ocuparse para atender asuntos comunes que nos atañen, fue la acampada por Palestina frente al edificio interfacultativo de la Universidad de Cantabria de Santander. Como ya comunicamos en pasados artículos, dicha acampada, sin poder ser comparable de ninguna manera, nos trajo el recuerdo de hace más de 10 años cuando cientos de personas ocuparon la plaza Porticada de Santander para sumarse al movimiento 15M. Sin embargo, corren otros tiempos y el genocidio sionista sobre el pueblo palestino no ha despertado el mismo interés que las condiciones materiales y las problemáticas sociales que en el año 2011 sacaron a miles de personas a la calle durante meses. En este caso, jóvenes estudiantes de la Universidad de Cantabria le han echado ganas y coraje y han aguantado tres semanas, con el apoyo y la solidaridad de diferentes colectivos y personas. Finalmente, desconvocaron el 6 de junio habiendo conseguido que desde el equipo de gobierno de la Universidad se manifestara un compromiso por cumplir algunas de las exigencias que la organización de la acampada puso sobre la mesa.

Acabada esta corta pero importante experiencia que volvió a llevar a los colectivos sociales a encontrarse en la calle compartiendo algo más que simples actos protocolarios, es decir, comidas populares, trabajos comunitarios y acciones directas, tal y como contamos en nuestro artículo «Un hecho y un deseo. De las acampadas por Palestina a las zonas a defender en defensa de la tierra», el verano estaba al llegar. Más de un mes entero de actividades organizadas por distintos puntos de Cantabria para dar visibilidad a las realidades LGTBQIA+ marcaron una constante actividad de encuentros políticos y festivos para poner en el centro las disidencias de género. Estos actos no ocurrieron de manera aislada a otras cuestiones, pues el día del Arguyu en la plaza del ayuntamiento de Santander, se denunció el pinkwashing del estado israelí y se gritó alto y claro en solidaridad con el pueblo palestino. En la recta final de este esfuerzo continuado de movilización por parte de colectivos como ALEGA o Las Quimas, la organización Interpueblos organizaba la acogida del Barco Handala, parte de la flotilla de la libertad por Gaza. Días intensos de denuncia del genocidio sionista en la ciudad de Santander donde recomendamos el vídeo elaborado por el programa de la radio libre radio Argayo «El pájaro Observador», compañeres de lucha que recogieron parte de este evento con material audiovisual.

También recomendamos otros de sus recientes vídeos, pues muestran otras de las luchas que están sacando a la calle a los movimientos sociales y que están materializando esta nueva etapa de acciones directas y movilizaciones de protesta callejera. Hablamos de la lucha contra los polígonos eólicos que los colectivos vecinales por la defensa del territorio llevan años librando y cuyo hecho más significativo recientemente fue la marcha del 10 de julio cerca de la subestación eléctrica situada en Molledo, debido a la presencia de grandes máquinas de una subcontrata de Biocantaber S.L., que realizaba movimientos de tierras y daños a turberas en la Sierra del Escudo. Activistas y vecinas señalaron a Iberdrola, Biocantaber S.L., el Banco Santander y al Gobierno Autonómico de Cantabria por el conjunto de actuaciones ilegales cometidas. Una nutrida marcha que recordaba aquella época de lucha activa contra el fracking. Una jornada de lucha que concluyó con la identificación de las compañeras presentes por parte de la guardia civil cuando ya se estaban retirando de las inmediaciones del vallado protegido por guardias de seguridad.

Aunque sabemos que el verano nos está dejando acciones directas que no pueden ser recopiladas en este pequeño recorrido escrito que hemos hecho (ni falta que hace), queremos recordar el medio de centenar de personas que desplegaron una enorme bandera de Palestina en el pregón de las fiestas de Santander, así como el centenar de activistas concentrades frente a la plaza de toros el pasado 25 de julio con la llamada del colectivo «Cantabria contra la tauromaquia». Finalmente, la manifestación «Cantabria para vivir» cuya iniciativa tiene como objetivo impugnar el modelo turístico impuesto vigente, es otro de los síntomas que nos hace pensar que los movimientos están volviendo a atreverse a salir a la calle. Cientos de personas recorrieron las calles de Puente de San Miguel el pasado 28 de julio al grito «El turismo de masas nos echa de casa» o «Un Airbnb más, una vecina menos», «Cantabria no se vende, Cantabria se defiende» o «Derogación de la ley mordaza», este último en el momento en el que la guardia civil bloqueó el paso por la proximidad de la manifestación con los actos institucionales.

Queda ver cómo estas luchas sociales se mantienen durante el próximo otoño e invierno. Entonces veremos si sólo fue un espejismo de verano, o realmente se ha iniciado un nuevo ciclo de mayor presencia en las calles ante el aislamiento social generado en los últimos tiempos y la desesperanza colectiva que llevamos tiempo respirando en el ambiente. Queda también no conformarse con que estas luchas existan.

Tenemos que intentar contribuir a que no se queden estancadas en la calle y sean capaces de aumentar el conflicto que nos permita cambiar la sociedad hacia una más justa y libre. Ese es ya otro cantar, en ello estaremos.

Artículo publicado en el boletín Briega en papel nº57 Agosto 2024