8M: no estamos todas, faltan las presas

"NO ESTAMOS TODAS, FALTAN LAS PRESAS"

¿Por qué entonamos este canto? Porque tras décadas trabajando desde los feminismos y desde el ámbito penitenciario, hemos constatado que "desde el feminismo institucional" brilla por su ausencia, en este día internacional de las mujeres, cualquier referencia a las necesidades y derechos de las mujeres presas. Y no lo entendemos, porque numerosos estudios y las cifras evidencian una situación gravemente discriminatoria sufrida por las mujeres en prisión.

La Institución Penitenciaria ha estado y está íntimamente ligada a una perspectiva de género eminentemente masculina y de carácter tradicional, reforzada por la minoría de mujeres internas. Este diferente peso poblacional incide en las estructuras, en los equipamientos, en las normativas internas, en el lenguaje utilizado, en los servicios prestados, construyendo una normalidad en la gestión penitenciaria que ha supuesto la consolidación de situaciones de desigualdad en todos los niveles penitenciarios, admite la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en su orden de servicio 6/2021, sobre fundamentos para la implementación de la perspectiva de género en la ejecución penitenciaria.

Así pues, bajo el pretexto de que hay menos mujeres que hombres en prisión se vienen justificando "unas condiciones de cumplimiento más gravosas, discriminatorias y desiguales para ellas en relación a los hombres privados de libertad", sostienen desde Asdepres.

Discriminación de la mujer en el ámbito penitenciario

Para la asociación, "dado el menor número de mujeres privadas de libertad, existen pocas prisiones para mujeres, por lo que, en su mayoría, las presas se encuentran en módulos de prisiones mixtas, ocupadas mayoritariamente por hombres, que en términos generales están dotados de reducidos espacios y carecen de actividades específicas para las mujeres".

Otra diferencia discriminatoria es que en los módulos de mujeres "no se cumple el principio de separación entre los diferentes perfiles de personas: entre penadas y preventivas, mujeres con problemas mentales o sin ellos, con adicciones o sin ellas, etc., lo que incide en mayores dificultades de convivencia, de ejecución del tratamiento…"

Asdepres denuncia también que, fruto de esta lógica, "los talleres de trabajo, programas de formación y empleo, y otras actividades están ocupados en su mayoría por hombres, teniendo las mujeres presas enormes dificultades de acceso a los mismos". Además, el trabajo para mujeres "no suele estar remunerado y tiene componentes altamente feminizados (por ej. costura). Los trabajos remunerados a los que acceden son normalmente menos cualificados y retribuidos (limpieza, lavandería), circunstancia que ocurre tanto fuera como dentro de prisión".

Alejamiento del lugar de arraigo

La asociación explica que "hay cárceles en las que no existen módulos de mujeres, por lo que las presas de esas localidades no pueden cumplir sus penas cerca de su lugar de residencia, lo que les genera desarraigo de su familia, siendo más difícil para ellas acceder a un régimen de cumplimiento en semilibertad (tercer grado)". Tampoco, aseguran, hay módulos de primer grado (aislamiento) para mujeres en todas las prisiones, por lo que las presas que son clasificadas en este grado son trasladadas a prisiones alejadas de su domicilio.

Salud mental, sexual y reproductiva precaria

Por otro lado, la Institución Penitenciaria "obvia en la mayoría de los casos el tratamiento específico de las violencias físicas, psicológicas y/o sexuales sufridas por las mujeres presas antes de su ingreso en prisión", sostienen. Y añaden que "la asistencia sanitaria a la enfermedad mental, a la salud sexual y reproductiva de las mujeres es precaria, cuando no inexistente".

"No queremos olvidarlas"

Desde Asdepres se preguntan "¿qué se dice o hace desde el feminismo hegemónico e institucional ante esta realidad?" Y es que no les consta "ninguna mención, en este día tan emblemático en la lucha por la igualdad, a las mujeres privadas de libertad que, quizás, sean las más frágiles y vulnerables de entre todas las mujeres, que están invisibilizadas, y que merecen ser tenidas en cuenta, reivindicadas y representadas".

Por ello, la asociación quiere sumarse a la reivindicación de derechos que desde colectivos y otros feminismos minoritarios o de los márgenes se vienen realizando. Quieren reivindicar los derechos que, como personas, en general, les corresponden a estas mujeres y, especialmente, como mujeres privadas de libertad, donde están sobrerrepresentadas distintas situaciones de discriminación como la pobreza, la etnia, la situación de extranjería, diversidad sexual, etc. "Lo que las hace más vulnerables ante un sistema que mira para otro lado", apostillan.

Desde Asdepres quieren visibilizar, dar voz y denunciar las múltiples situaciones de discriminación "que sufren las mujeres privadas de libertad que, además de la situación de encierro en la que están, se encuentran atravesadas por otras situaciones que las hacen extremadamente vulnerables (víctimas de violencia de género; adicciones; prostitución; problemas de salud mental; etc.)".

"No podemos ignorarlas, no queremos olvidarlas"