Sobre youtubers, contrainformación y los medios que usamos

SOBRE YOUTUBERS, CONTRAINFORMACIÓN Y LOS MEDIOS QUE USAMOS

En 2022, en un artículo titulado “Un balance cada x tiempo no está de más” hacíamos un breve balance de actividad de este medio de contrainformación, y nos preguntamos por la pertinencia de seguir haciendo lo que hacemos, de si la contrainformación, a día de hoy, sirve de algo y en caso de que sirva, para qué en particular. Tal como señalábamos en dicho artículo, uno de los motivos que nos dan la sensación de aislamiento, a los colectivos que nos dedicamos a la contrainformación, es el de que los movimientos sociales optan cada vez más por trasladar su mensaje a través del periodismo profesional en vez de a través de proyectos activistas/ militantes dedicados a la comunicación y a la contrainformación. Además, afirmábamos que «cada vez menos colectivos tienen páginas webs o mails, sino que se limitan a llevar a cabo twitters, facebooks e instagrams o grupos de whatsap-Telegram-Signal. Es decir, los colectivos ya no tienen tanta necesidad de apoyarse en otros para difundir su mensaje

Profundizando sobre esta cuestión, compartimos la crítica formulada por distintxs autorxs y colectivos de que las nuevas tecnologías de la información no son neutrales y su nocividad no depende del uso que se haga de estas, sino de su propia existencia y del hecho de que estén controladas por y al servicio de empresas capitalistas cuyo objetivo es lucrarse y perpetuarse. No obstante, nos guste o no, hoy en día las plataformas digitales son el medio más usado por la gente para informarse. Miles de jóvenes siguen a influencers y youtubers y se interesan por temas que pueden estar estrechamente relacionados con los que tratamos en los medios de contrainformación, con la diferencia de que la capacidad de alcance y la audiencia son incomparables con la de las redes sociales mencionadas.

Como explican los compañeros del programa de radio “Barrio Canino”, en el que abordan cuestiones similares a las que planteamos en este texto, con su característico toque de humor e ironía: «la generación alfa, etiquetada así para los nacidos a partir del 2010, es la primera generación totalmente digital. Se marca esta fecha por incluir a todos aquellas que nacieron después del lanzamiento del primer iPad, hito de referencia para el capitalismo digital. Ninguna de las generaciones anteriores será comparable a nivel digital con los Alfa, que, como contraparte, serán la primera a la que le serán ajenos muchos aspectos del mundo analógico. Mientras que el resto de las generaciones todavía están aprendiendo a adaptarse a un mundo digital, estos niños representan "la primera generación totalmente digital"». “La dictadura de Twitch: batallas culturales en la generación alfa”.

Pensamos que todo proyecto que aspire a ser revolucionario debe pensar en el relevo generacional. Por ello, pensamos que es contraproducente ignorar dónde están presentes las nuevas generaciones y cómo se informan. Aunque el rechazo político a alimentar el capitalismo digital esté presente, se hace necesario buscar un equilibrio entre buscar la “pureza” y no caer de forma acrítica en el uso de las redes sociales de la era del neoliberalismo. Un equilibrio que suponga integrar aquellos proyectos afines que se atreven a entrar dentro de este mundo de la creación de contenido digital. Un espacio donde las extremas derechas llevan años generando un caldo de cultivo generacional proclive a sus intereses políticos.

Examinemos, por ejemplo, la figura de los youtubers. En el estado español existen una serie de sujetos que encarnan la reacción youtuber. El contenido que “suben” es abiertamente racista, negacionista del patriarcado y clasista. Con sus matices, diferencias y desencuentros van, desde lo más ultraliberal a lo más conservador. Y no necesariamente son personajes politizados abiertamente de extrema derecha sino también sujetos que se reconocen como “apolíticos”. En su libro “Leia, Rihanna & Trump”, el Proyecto Una explica como la lucha cultural (que se libra principalmente en internet) es hoy en día el principal frente de batalla de alt-right y el conservadurismo en Estados Unidos. Una lucha que, con sus particularidades locales, también se ha trasladado al resto de países occidentales, entre ellos el Estado español. Y asusta; basta con ver algunos minutos de videos de influencers de este calado para agradecer que existan personas o colectivos que intenten disputar sus discursos. Veamos algunos ejemplos.

En el Estado español podemos destacar el proyecto comunicativo Cuellilargo. En una entrevista en el periódico Todo por Hacer, reflexionando sobre cómo se evidencia la alianza entre fascismo y capitalismo en las redes sociales, señalan que: «sabemos que no estamos libres de contradicciones y a pesar de que las redes son un espacio muy hostil para nuestras ideas, procuramos no caer en provocaciones de cuentas de derecha, que no nos roben esfuerzo y energía respondiéndoles y centrarnos difundir nuestro mensaje y el tipo de mundo igualitario en el que creemos. Somos muy conscientes de que no podemos destruir la casa del amo con las herramientas del amo pero podemos usar esas herramientas para al menos construir un tractor y ver si con eso podemos hacer algo. Nos motiva ver que el mensaje llega a bastante gente, hay videos que se viralizan muchísimo y llegan a tener cientos de miles de visitas y, aunque no a todas las personas que ven los videos le cambiemos la percepción, nos gusta pensar que plantamos algún tipo de semilla». Al final de la entrevista se recomiendan otros youtubers como Putomikel, Rubén Hood, Escupamos la Historia, Fiskifus, Contrapoints, Cuñado de Izquierdas, Chinicuil, cuentas de Twitter como ProyectoUna, Dani Treviño, Blissy, Bulldog Punk y cuentas de Twitch como Facu Díaz, Pandemia Digital, Rubén Hood. Fuera del estado español, existen otras iniciativas con un carácter político más explícitamente anarquista como son “Café Kyoto” y “Escupamos la historia”, que, con maneras muy distintas de comunicar, abordan cuestiones de teoría, pensamiento, historia y análisis.

También nos parece muy interesante el proyecto Pantube; un colectivo independiente de apoyo, difusión, ayuda mutua, de carácter horizontal antifascista, anticapitalista, anticapacitista, ecologista, feminista-transincluyente y decolonial. Un proyecto que nace para combatir la hegemonía mediática, la presencia creciente de los discursos de odio en redes y generar un espacio para trazar estrategias conjuntas. En esta iniciativa participan algunas de las personas ya nombradas, así como otras propuestas interesantes. En su manifiesto afirman que «en redes sociales, desde la individualidad reaccionan a lo que ocurre, mientras que desde lo colectivo tienen el potencial de marcar los temas del debate». Una iniciativa que rompe en buena medida con el imaginario individualista y masculinista de individuos autosuficientes que despotrican desde la soledad de su habitación y que representa de alguna manera esta ola de influencers que anteriormente hemos nombrado.

Pero, un momento, ¿autoorganización entre youtubers? La tensión entre medios y fines es una constante histórica. En ese sentido recomendamos encarecidamente escuchar el programa de Sobredosis de Soma4x07 que, desde el encuentro anarquista del libro de Sevilla 2023, aborda esta cuestión de los medios que usamos y los que existen hoy en día, así como la desigual correlación de fuerzas que existe actualmente para comunicar. ¿Qué hubieran hecho las anarquistas y otras rebeldes de épocas pasadas si vivieran en esta que nos toca vivir para extender y propagar su mensaje con contundencia? ¿Hubieran comprendido al pie de la letra que la casa del amo no se puede desmontar con las herramientas del amo como dice Audre Lorde? ¿O quizás hubieran entendido que hay medios que son utilizables y complementarios en una diversidad de tácticas de comunicación a pesar de que tengan sus riesgos y sólo sean defensivos?

Uno de estos riesgos lo señala Pablo E. Romero Medina en el artículo “Influencers de extrema derecha y las cíclicas polémicas en redes sociales” para El Salto refiriéndose en este caso al twitter y las iniciativas de “Nolehagascaso” y de “Influencersdeizquierdas”. Afirma que «Ambas soluciones que parten de la propia lógica de las plataformas en las que se configuran (reducir el número de interacciones o competir en el mercado de los likes) no terminan de casar y parecen más bien asumir el marco en el que nos encontramos. Respuestas coherentes con la sociedad cada vez más mediatizada a través de las redes sociales, donde la identidad online se está comiendo a la real, o donde más bien ya no hay diferencia, pero donde siguen sacando tajada las grandes empresas, a las que les da igual que salida tomemos mientras la hagamos dentro de sus espacios. El resultado de ambas iniciativas parece a priori un fracaso, ni los influencers han dejado de crecer porque un sector de los usuarios no les demos interacciones, es más ahora acuden a programas de televisión como Cuarto Milenio, ni la aparición de oponentes progresistas les ha disputado realmente un público. Más bien parece que un micro ecosistema de creadores de contenido a derecha e izquierda conviven y subsisten a base de pegarse palos, sin realmente llegar a nada.»

Seguramente las respuestas a las anteriores preguntas ejemplificarían las diversas posturas que existen dentro de quienes se oponen al sistema capitalista. En todo caso, la diferencia entre difundir información y adquirir conocimiento para desarrollar un pensamiento crítico es la capacidad de hacerse preguntas y eso es lo que modestamente hemos tratado de hacer en este artículo.

Artículo publicado en el Boletín Briega en papel nº50 Diciembre 2023