Llamamiento a constituir los graneros de les Soulevèments

Nota de Briega: Hemos traducido el texto que sigue del francés aunque hemos prescindido de incluir todas las referencias y notas a pies de página.  Para quien esté interesade, el original se puede encontrar en el siguiente enlace: https://expansive.info/Appel-a-constituer-des-greniers-des-Soulevements-...

Fue tras leer el texto del comité de Caen de los Soulèvements de la Terre (SDT) "Reprendre, Démanteler, Communiser" cuando a nosotras, integrantes de Réseau de ravitaillement des luttes du pays rennais y del comité de Rennes de los SDT, nos entraron ganas de profundizar sobre las propuestas en torno a la subsistencia que parecen atravesar a los comités de los SDT recién creados.

Como señalan nuestras compañeras de Caen, la forma en que está estructurada la economía capitalista priva a la mayoría de la población de cualquier medio de autosubsistencia, y su funcionamiento actual hace que [en Francia] 8 millones de personas dependan de la ayuda alimentaria. Creemos que debemos seguir diciendo y denunciando que la ideología burguesa se basa en la desposesión. A lo largo de la historia, las personas han sido desposeídas de los medios y los conocimientos que les permitían tener garantizadas formas de autonomía material. Es esta ideología la que les obliga a vender su tiempo y su energía en el mercado de trabajo para sobrevivir. Cuanto mayor es esta dependencia del mercado y más débiles son los medios de autonomía de las personas, más se satisfacen las condiciones de la acumulación capitalista y el deseo de control de las clases dominantes y propietarias.

Sin embargo, nuestro apego a los bienes materiales producidos por la economía capitalista dificulta la construcción de una oposición seria a esta pérdida de autonomía. Aurélien Berlan resume esta compleja situación en su libro “Terre et Liberté”:

 “el callejón sin salida socioecológico en el que nos estamos hundiendo se debe a que nos hemos vuelto vitalmente dependientes de un sistema que, en última instancia, está socavando las condiciones de vida de la mayoría de los seres vivos [...] somos sus prisioneros, material y mentalmente, individual y colectivamente”.

En esa misma línea, creemos que también debemos cuestionar la deseabilidad del trabajo de subsistencia. En efecto, esta "trampa ideológica" de la cultura burguesa "pone al mismo nivel el trabajo en régimen de servidumbre, el trabajo campesino y el trabajo doméstico de las mujeres en los hogares modernos, y se basa en el desprecio de los procesos naturales ligados a la vida".

Así que nos pareció importante preguntarnos cómo podíamos reapropiarnos y construir colectivamente nuestras condiciones de existencia.

Pero partimos de una segunda constatación, compartida por el comité de Caen:

“el aislamiento y la fragmentación de las distintas iniciativas de resistencia, que las condena a la impotencia: las luchas sindicales de los agricultores enredadas en una forma de corporativismo sectorial; las marchas por el clima enfrentadas a la impotencia sin horizonte de las manifestaciones, incluso masivas, reducidas a pedir al gobierno que actúe en contra de sus propios intereses. La inconsecuencia liberal-libertaria de las formas de acción "autónomas", desorientadas por su propia dispersión y su falta de estrategia coordinada; los colectivos de personas que libran batallas locales contra proyectos industriales ecocidas, con demasiada frecuencia sin tener los medios para ganar”.

Ante esta fragmentación de nuestra resistencia, sería maravilloso que la frase mediática "la inacción climática del Gobierno" resultara cierta. Pero la expresión es en parte desafortunada: su inactividad nos daría la oportunidad de organizarnos y desarrollar alternativas. Pero nos atacan sin tregua en todos los frentes, desde las pensiones hasta las megabalsas. Las clases dominantes y propietarias se esfuerzan por reforzar las estructuras que garantizan su dominación, con tanto más ahínco cuando esperar escapar así a las consecuencias más dramáticas de la crisis ecológica un poco más de tiempo que las demás. La estrategia es inmoral, pero relativamente racional, al menos a corto plazo.

Frente a este nivel de conflicto, las alternativas por sí solas son inofensivas. Pero la oposición por sí sola tampoco basta. Es esencial que cada gesto de oposición esté orgánicamente vinculado a una propuesta positiva, al esbozo del mundo que aspiramos a ver surgir en lugar del suyo. Es esencial estratégicamente, pero también para nosotras, si queremos que la lucha sea deseable, llena de afectos gozosos.

La tentativa de construcción mutualista de Rennes

Tras la lucha contra la reforma laboral en 2016, una parte del ambiente autónomo de Rennes empezó a reflexionar sobre cuestiones de autonomía, ya fuera la vivienda, la formación o la alimentación. Esto último llevó a la creación del Cartel des cantines, que más tarde se convirtió en el Réseau de ravitailment des Luttes (R2R). El objetivo de la red en aquel momento era dar una respuesta práctica a la pregunta "¿Cómo alimentar eficazmente las luchas sociales?"[i].

Desde 2016, quisimos darnos los medios para realizar nuestro "plan quinquenal": alimentar a 200 personas dos veces al día, sin dejar de hacer comedores para los acontecimientos activistas importantes (durante los desalojos de la ZAD, en los festivales activistas, etc.). Siguiendo los pasos de la red mutualista de Rennes[ii], la R2R es una herramienta de la retaguardia de los movimientos sociales, que intenta construir bases materiales sólidas para apoyar los frentes de conflicto del movimiento social. Así, desde el principio, pensamos en la subsistencia de nuestras luchas. De nosotras depende no caer en "la contradicción primaria de la autonomía" (Julien Allavena).

Dado que la alimentación es a menudo un requisito previo para que una lucha se prolongue, o incluso para que exista[iii], tuvimos que dotarnos de herramientas y redes capaces de garantizar la recogida o la producción de alimentos, así como los medios para procesarlos, en cantidades significativas. Rápidamente conseguimos el material necesario para organizar comedores para varios miles de personas; nos pusimos en contacto con horticultores locales para organizar redes de solidaridad entre huelguistas y productores; llenamos un contenedor de 18 m3 cada semana con alimentos reciclados de los supermercados; y conseguimos que nos prestaran terrenos en los que cultivamos los alimentos que necesitábamos para nuestros comedores. Nuestra idea fundamental es hacer que las luchas duren o que sean posibles a través de la autonomía alimentaria. La historia del movimiento obrero demuestra que se trata de un requisito previo para lograr grandes victorias[iv].

A lo largo del período de crisis marcado por el confinamiento ligado a la COVID 19, mantuvimos y formalizamos nuestras distribuciones de alimentos. El sistema construido y estructurado a lo largo de los años anteriores nos permitió satisfacer las necesidades semanales de alimentos de 80 hogares, aún más vulnerables a causa de la crisis. Los viernes eran una oportunidad para reunirnos y recuperar el control de nuestras vidas, en un contexto en el que muchas personas sufrían aislamiento y no tenían ningún control sobre los acontecimientos. No era un contexto de lucha, pero la R2R seguía siendo útil, sobre todo desde el punto de vista del sustento y del mantenimiento de los vínculos sociales.

Además de servir de sustento a ciertas luchas sociales, la distribución de alimentos y comidas preparadas nos permitió tender puentes con ciertas organizaciones políticas que parecían lejanas. Al proceder de una tradición autónoma, existía, de hecho, un distanciamiento entre las organizaciones más institucionales (partidos, sindicatos, etc.) y nosotras. A lo largo de los años, a través de los piquetes de huelga y las manifestaciones, hemos establecido una relación de confianza con algunas sindicalistas. La idea detrás de este trabajo de composición era poner en contacto diferentes ámbitos de lucha que no están conectados "naturalmente". Sentíamos, y seguimos sintiendo, que estas reuniones son necesarias para fortalecer nuestro bando y llevar la relación de fuerzas a nuestro favor planificando acciones conjuntas.

Entre otros éxitos, en 2018 abastecimos a las carteras en huelga durante 3 meses. El verano siguiente, vinieron al campo a cosechar cebollas en nuestra parcela. También construyeron una oficina de correos móvil en la ZAD de NDDL durante los desalojos de mayo de 2018, un lugar donde casi ninguna de ellas había estado anteriormente.

En 2023, abastecimos a las ferroviarias en huelga contra la reforma de las pensiones. El vínculo creado durante esta movilización las llevó a apoyar públicamente a los Soulèvements de la terre en una reunión organizada por el comité de Rennes, afirmando su simpatía con Emile Pouget y el sabotaje y Fernand Pelloutier y las bolsas de trabajo.

Creemos que esta hipótesis mutualista de Rennes puede ampliarse y mejorarse. Creemos que sería más eficaz si se inscribiera en una dinámica más amplia como la de los Soulèvements de la terre. La R2R de Rennes, que es a la vez una "herramienta" y un "colectivo", se encuentra a menudo actuando como un proveedor de servicios para las luchas, sin una dirección política clara. En nuestra opinión, si se pusiera al servicio de un movimiento de masas, sería más coherente y, por tanto, más eficaz.

Como contrapartida, creemos que, si el movimiento de los Soulèvements de la terre quiere dotarse de los medios para hacer la revolución, debe dotarse de herramientas de producción, en particular alimentarias, que doten de autonomía a la lucha, faciliten el trabajo de composición y ofrezcan una alternativa deseable al desastre al que nos arrastran los sucesivos gobiernos.

Pensamos que ha llegado el momento de que el mayor número posible de comités locales creen redes de abastecimiento para constituir los graneros de los SDT.

Ambiciones y perspectivas

Eje nº1: Composición y alianzas. El movimiento social tiene que operar su metamorfosis terrestre

“El destino de las luchas sociales está ligado al de la tierra, como "puente político" entre la cuestión del "fin del mundo" y la del llegar a "fin de mes" (Reprendre, démanteler, communiser)”.

Territorializar las luchas ecológicas y sociales: Para nosotras, existe un vínculo muy claro entre la desposesión de nuestros medios de existencia por parte de la economía capitalista y la devastación ecológica del planeta. Aisladas de la tierra, del agua, de los animales y de las estaciones, no siempre hemos sido capaces de comprender que "somos la naturaleza defendiéndose". Construir una relación diferente con lo que llamamos "naturaleza" implicará, de un modo u otro, la inmersión, una relación táctil. Esta dimensión, invisible en las luchas sociales y en su tradición productivista, por desgracia sigue estando a menudo ausente en el movimiento climático, que apenas va más allá de una acción que no esté orientada a pedir a los gobernantes que gobiernen mejor, y se ve de tal manera limitado a confiar en quienes son la causa del problema para resolverlo...

Ocuparse de las cuestiones prácticas de lo que comemos (producción y distribución) nos pone inmediatamente en contacto con las cuestiones medioambientales y sociales que están en juego, permitiéndonos reconstruir una comprensión de las mismas "desde abajo", a la vez que nos da los medios para actuar sobre ellas.

Compartir estas cuestiones relacionadas con la alimentación con otros grupos, asociaciones o colectivos también ayuda a establecer vínculos con ellos. Llevar cajas de alimentos o una gran cantidad de sopa a una manifestación o a un piquete da visibilidad y concretiza el apoyo a la manifestación y al grupo que la organiza. Quitar malas hierbas, plantar o recoger verduras ofrece oportunidades de encuentro fuera de los espacios militantes. Estos gestos nos dan una sensación muy concreta de formar parte de una comunidad.

Para poner en marcha este tipo de dinámicas a nivel de comité, podéis:

-Entrar en contacto con las agricultoras de vuestra zona para ver si quieren implicarse en el apoyo a las luchas.

-Crear una asociación sin ánimo de lucro para poder reciclar [legalmente] en las tiendas de productos ecológicos.

-Conseguir que os presten parcelas para cultivar y almacenar vuestros productos;

-Organizar repartos de alimentos en las ciudades, invitando a las personas beneficiarias a unirse a vuestras acciones.

-Ofrecer cestas de verduras o comedores en eventos activistas locales para establecer vínculos con grupos locales y estrechar lazos con organizaciones políticas.

La participación de la Confédération Paysanne en el movimiento social contra las pensiones es un buen ejemplo de lo que pueden conseguir estos vínculos. Por sí sola, ya ha tenido un impacto político importante, e intenta salir del corporativismo sectorial en el que siempre ha estado sumida la FNSEA [el sindicato campesino amarillista]. Hemos visto muchos tractores a la cabeza de las manifestaciones sindicales. Pero, con la ayuda de comedores militantes o de redes de abastecimiento, las productoras han ido más lejos y se han unido para abastecer a las huelguistas, como en Tours (con la Louche finale, una cantina enfocada en la lucha), Versalles y Rennes .

En respuesta a la llamada de un sindicato, las personas organizadoras del comedor Plat de Résistance, en Deux Sèvres, cocinaron en un piquete frente a la fábrica Heuliez y abastecieron de comida caliente a la fábrica de alimentación Marie Surgelés, en Airvault. Se están forjando vínculos con las trabajadoras de la agroindustria, vínculos que son esenciales si queremos poner patas arriba el sistema agroindustrial.

Podemos imaginar llegar aún más lejos gracias a estos acercamientos

Con la ayuda de los comités locales de los SDT, podríamos imaginar a las sindicalistas aún ancladas en el viejo modelo productivista posicionándose contra los grandes proyectos, inútiles e impuestos. La CGT, por ejemplo, sigue apoyando el enlace del TAV Lyon-Turín.

También podríamos empujar a la Confédération paysanne a que se replantee la cuestión de la propiedad privada de las tierras agrícolas:

No se trata sólo de aumentar el número de candidates a los empleos agrícolas y artesanales, sino de proponer una revolución agraria de gran envergadura que libere el acceso para todes a parcelas importantes de tierra para usos diversos (Reprendre, démanteler, communiser)”.

Eje nº2: Reapropiarse de la construcción colectiva de nuestra subsistencia común

Incluso a pequeña escala, incluso sin lograr una autonomía completa, la reapropiación de técnicas, medios y conocimientos vinculados a la producción alimentaria es siempre una pequeña victoria simbólica sobre el sistema capitalista-industrial, una promesa de que podemos hacer las cosas de otra manera. Es esta promesa la que multiplica el efecto de una cesta de alimentos llevada a unas huelguistas. Es esta promesa la que queremos hacer crecer, porque sabemos muy bien que, si esta dinámica de reapropiación no se lleva siempre más lejos, hasta el punto de entrar en conflicto con el orden establecido, acabará por ser alcanzada y reintegrada. Es esta promesa la que traza el camino entre lo que podríamos poner en marcha mañana -en el seno de los casi doscientos comités de los SDT y en conexión con otras iniciativas del mismo tipo en todo el mundo- y lo que imaginamos para un mundo libre de la explotación capitalista.

Aquí sólo esbozamos algunas ideas, pero podrían ser objeto de debates más profundos en las próximas reuniones entre comités en el verano de 2023.

Dotar de autonomía a las luchas de los SDT:

Objetivo a corto plazo (para los encuentros de los inter-comités del verano de 2024, por ejemplo): hacer que nuestros eventos (movilizaciones a nivel nacional, presentaciones locales, infotours, reuniones internas, etc.) sean autosuficientes desde el punto de vista alimentario: que todo lo que consumamos en esos espacios proceda de nuestra propia producción o de los vínculos establecidos con las agricultoras locales. Establecer graneros en todo el país para que nuestras luchas sean autosuficientes desde el punto de vista alimentario. Esta dimensión podría ir acompañada al mismo tipo de organización respecto a otros aspectos materiales de los eventos (logística, cuidados, radio, etc.).

Crear redes de abastecimiento: inventar circuitos paralelos de distribución. En primer lugar, están las redes existentes: AMAP/ventas directas/mercados de agricultores/grupos de consumo. Lo que hay que hacer es integrarlas en una misma perspectiva política ofensiva, del mismo modo que las bolsas de trabajo del movimiento obrero y sus espacios de autoorganización formaban parte de la dinámica del sindicalismo revolucionario.  Esto pasa principalmente por la forma en que comunicamos el sentido de lo que hacemos: la misma actividad de horticultura a pequeña escala tendrá una naturaleza diferente según se considere como parte de la "transición ecológica", escaparate verde de los poderes políticos o como parte de una toma de tierras junto con los SDT.

También están las soluciones improvisadas que se ensayan en situaciones excepcionales, como el suministro de alimentos durante las largas huelgas, o cubrir las necesidades básicas en momentos de crisis de tipo Cóvid (que, desgraciadamente, se multiplicarán en los próximos años). Los momentos en que los resortes del sistema se agarrotan suelen ser una oportunidad para que se manifieste la creatividad popular. Dicho esto, nada impide ponerse manos a la obra antes de verse obligadas, sobre todo porque en tiempos de crisis es mejor poder contar con ideas existentes que tener que crearlo todo sobre la marcha. Situar la cuestión del abastecimiento en una dinámica territorial más amplia (la de los comités de los SDT) presenta también la ventaja de permitir intercambios de un territorio a otro (aceite de oliva por remolacha, trigo sarraceno por trigo duro).

Recuperar la tierra: arrebatar la tierra a las metrópolis y a la agroindustria. Nos referimos aquí a la propuesta colectiva de "Reprises de Terre”, haciendo nuestra su pregunta: "¿cómo inventar tácticas territoriales, políticas y jurídicas para contrarrestar el acaparamiento de tierras por el productivismo y organizar la vida en torno a bienes comunes que tengan en cuenta a todos los seres que habitan un lugar? Su planteamiento no olvida integrar una perspectiva no intervencionista en la cuestión de la tierra: "También recuperaremos la tierra para desatarla, para dejarla evolucionar libremente, para que puedan desarrollarse en ella dinámicas ecológicas salvajes espontáneas".

Alejarse de la agricultura industrial, no contentarse con agricultura ecológica. Basándonos en el trabajo de L'Atelier paysan, necesitamos desarrollar formas de salir de la estrategia de marketing de nicho:

“La única manera de que [la agricultura ecológica] exista y se desarrolle es tener una estrategia de marketing de nicho, dirigida a un segmento del mercado, las más privilegiadas entre nosotras. Esta estrategia ha alcanzado sus límites, ya que la población es cada vez más precaria. Tenemos que ser capaces de presentar un plan político que garantice el acceso de toda la población a los alimentos producidos en condiciones campesinas”.

- Socializar la alimentación y comunalizar los procesos de toma de decisiones:

Lo que retenemos de la propuesta de un "sistema de seguridad social para la alimentación" contenida en el libro Régime général, es que, al igual que el sistema de seguridad social en sus inicios se basó en estructuras descentralizadas y autogestionadas, prefiguraría las formas de organización que nos gustaría ver surgir a gran escala. Los procesos de toma de decisiones están en consonancia con los ámbitos en los que se abordan los problemas, desde una perspectiva comunalista revolucionaria.

Estos procesos de toma de decisiones también se referirán a los lugares de producción, transformación y distribución. Seamos claras: de la Tierra a la distribución, la propiedad colectiva y el derecho de uso sustituirán a la propiedad privada lucrativa. Y, tal como sostienen Sybille Gollac y Céline Bessière en su libro "Le Genre du Capital", luchar contra la propiedad privada significa también luchar contra el patriarcado. En él, analizan los mecanismos de control y distribución del capital en función de la clase social y demuestran que siempre se traducen en la desposesión de las mujeres.

Esta propuesta tiene el doble mérito de no referirse simplemente a futuros lejanos e hipotéticos y sortea el escollo de la gestión que la convertiría en una simple política redistributiva que lleve a niveles de pobreza “tolerables” Depende de nosotras empezar a construir estas estructuras hoy mismo.

¿Y ahora qué?

Hemos escrito este texto porque estamos deseando recibir vuestras impresiones y debatir todas estas perspectivas, y por qué no, coordinarnos en iniciativas comunes. Podremos hablar de ello en las reuniones inter-comités de julio en la zad (y aprovechar para hablar con las compañeras que viven allí sobre su experiencia en este ámbito). También estamos pensando en organizar una gira por los distintos comités interesados para venir a explicar con más detalle cómo funciona la red de abastecimiento y conocer vuestras iniciativas locales.

 

Firma: Este texto es fruto de discusiones entre miembros de la Red de abastecimiento de las luchas en el territorio de Rennes, miembros del comité SDT de Rennes y compañeras afines.

 

 

[i] Véase al respecto: https://www.briega.org/es/opinion/r2r-red-aprovisionamiento-luchas-terri...

[ii] La red mutualista de Rennes agrupa a varios colectivos de Rennes que favorecen las luchas sociales: una mutualidad de materiales de cocina (La Choutte Cantine), una mutualidad de préstamo de materiales diversos para organizar eventos (La MutMat), una página de contrainformación local (Expansive.info), una red de panaderías móviles (La Pât´Mobile), un colectivo de guardaría de niñes durante las manifestaciones (La Bulle).

[iii]“No surgimos de la nada, nuestras cantinas populares autogestionadas se inscriben en una larga tradición de luchas y resistencias. Si la comuna libre de París puedo aguatar 72 días, fue gracias a las cocineras. También había hombres, por supuesto, pero fueron básicamente las mujeres las que alimentaron las barricadas”. https://paris-luttes.info/l-echarpe-rouge-les-cantineres-de-14900?lang=fr

[iv]“Hubo un tiempo en el que los obreros conseguían aguantar las huelgas. Gracias, especialmente, a sus vínculos con el mundo rural y el campesinado. Su enraizamiento les ofrecía una mejor capacidad de resistencia. Las estadísticas lo atestiguan. De los 16 días hasta los años 1930, la duración media de las huelgas calló a los 2,5 días después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, la cifra no ha dejado de disminuir. https://reporterre.net/Faire-durer-les-greves-les-lecons-de-l-histoire