Así en septiembre de 1937, el supuestamente ignorante pueblo llano derribó sin dudarlo un minuto la estatua de Antonio López, renombrando la plaza, como plaza del capitán de asalto Maximiliano Biardeau, al decir de aquel entonces un héroe que había perdido la vida unos años antes durante el fracasado levantamiento nacionalista de octubre de 1934, levantamiento que en aquel caso había corrido a cargo de Companys. Prueba fehaciente de que en la Barcelona de 1936, y durante aquellos duros días revolucionarios no se dejó en el olvido la historia, a gran diferencia de lo que está ocurriendo en estos tiempos, al andar todavía discutiendo que nombre concreto se le pone a la plaza.

Agresiones, maltrato, falta de atención médica e incluso muertes que no han sido explicadas conforman la sórdida lista de abusos que se han reportado en el interior de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de España.

Los académicos de toda Europa están pidiendo expresiones de apoyo para sus compañeros en Grecia, donde el gobierno aprobó recientemente una nueva y controvertida ley que introduce una fuerza policial especial para las universidades. La ley, que verá el reclutamiento de más de 1.000 nuevos agentes que no tienen que pasar por los habituales tres años de formación policial, se ha justificado por varios motivos, incluida la falsa afirmación de que existen fuerzas similares en países como el REINO UNIDO.