La introducción de la agricultura en los tratados de libre comercio en 1994 ha conducido a una feroz reconversión del campo, arruinando a millones de agricultores en todo el mundo y trasladando el control de la alimentación mundial a las grandes transnacionales agroquímicas y de alimentación, algunas de ellas con un notorio historial de agresiones al medio ambiente y falta de respeto por la salud humana.