Novembro 2002

De todas las consecuencias que las políticas neoliberales han tenido sobre el mundo rural, sin duda muchas y muy devastadoras, a veces se suele olvidar una que no por poco llamativa resulta menos catastrófica. Se trata de la desaparición de la comunidad, de la destrucción de todo un tejido de relaciones, de flujos de apoyo y saberes, que tras décadas de sucesiva modernización rural apenas ha quedado reducido a su manifestación más superficial y folclórica.